Teatro Meshico: propuesta teatral de simbolismo y conciencia social

Escena de la obra teatral "Gracias a la Vida", parte de la trilogía de "Imágenes del Viento", y puesta en escena por Teatro Meshico. Foto: Eduardo Barraza | Barriozona Magazine © 2010
Escena de la obra teatral "Gracias a la vida", parte de la trilogía de "Imágenes del viento", y puesta en escena por Teatro Meshico. Foto: Eduardo Barraza | Barriozona Magazine © 2010

(Phoenix, Arizona) –– A partir de su primera influencia pictórica durante su niñez y a través de tres décadas, el dramaturgo, director teatral, actor y fundador de Teatro Meshico, Mario Zapién, concibe, desarrolla y madura una visión escénica cimentada en una problemática social fuertemente arraigada en la cultura latinoamericana y al empleo de sólidos elementos simbólicos socioculturales.

Zapién es un hombre de teatro fogueado en los rudimentos escénicos tradicionales que han emanado en un teatro netamente popular, de alto contenido comunitario y gran relevancia temática contemporánea. No obstante, el papel de este dramaturgo radicado en Arizona se extiende —en base a la formación y disciplina del taller teatral— al de un promotor de nuevas generaciones de actores y actrices de extracto popular. Dentro del contexto teatral latinoamericano en español, el trabajo de Zapién y su Teatro Meshico ofrecen una de las alternativas escénicas más representativas y serias de nuestro pueblos y culturas en Estados Unidos. La siguiente es una entrevista con Mario Zapién.


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¿Cómo nace la vocación teatral en Mario Zapién?

Mi vocación surgió cuando uno de mis hermanos mayores me llevó —del rancho donde vivíamos al pueblo— al cine, y vi la primera película a la edad de seis años. Cuando vi esa película supe que yo quería hacer eso. Y empecé a hacer mis pininos (en las celebraciones escolares: día de las madres, día del maestro, etc).

¿Cómo nace el nombre de Teatro Meshico?

El nombre surgió buscando algo que nos identificara —de manera directa, y muy concreta— con nuestra cultura. Meshico es el nombre original de México, y significa “en el ombligo de la luna”, en lengua náhuatl.

¿Cómo era el teatro en español en Estados Unidos hace un par de décadas y cómo ha evolucionado?

Precisamente, desde hace unos veinte años para acá, el teatro (específicamente latinoamericano y hablado en español) ha crecido de manera considerable. Esto es debido a que existen festivales que proyectan no sólo a grupos u organizaciones locales en diferentes ciudades de la Unión Americana, sino que también se traen grupos muy importantes de distintos lugares de Latinoamérica. Diría que eso ha producido un gran apoyo a niveles profesionales bastante distintivos.

¿Y cómo ha evolucionado como actor y dramaturgo Mario Zapién?

La evolución en un artista se da de acuerdo a su madurez. Después de hacer teatro por 30 años, puedo decir que actualmente estoy disfrutando esa madurez que cada vez se vuelve un gozo más interno. Cada proyecto nuevo lo disfruto con la creación —ya sea actuando, dirigiendo, o escribiendo— y, sobre todo, poder expresar lo que yo soy a través del poco conocimiento que tengo de nuestra cultura.

¿Se siente satisfecho Mario Zapién de su vida teatral o hay mucha tela que cortar todavía?

La satisfacción es algo pasajero. Después de terminar un proyecto estoy satisfecho, pero inmediatamente surge una insatisfacción, porque uno cree que siempre puede superar lo que ha hecho. En general, creo que puedo hacer mucho más, pero, obviamente, es necesario que varios elementos cuajen y confluyan para construir algo grande.

¿Dónde encuentras a los actores de Teatro Meshico?

Impartí algunos talleres y llegaron varias personas. De esas personas surgieron unas que estaban inclinadas por hacer algo más serio. Eso sería un grupo o compañía teatral que representara ciertas obras con un sentido social comunitario. La idea era construir una compañía estable, con gente que quisiera prepararse. Así se construyó el grupo. Tenemos clases y montamos las obras. Es importante decir que el grupo siempre está abierto para recibir nuevos miembros (con o sin experiencia).

¿Cuáles son los requisitos para alguien que quiera participar en Teatro Meshico?

Muchas ganas. Un compromiso, a veces estoico. Todas las personas tienen talento y sensibilidad. Lo difícil es desarrollar al máximo esas preciadas virtudes.

¿Cuánto tiempo dura más o menos el aprendizaje de alguien que pretende ser actor?

Cuatro, cinco, o más años. Depende del aprendiz. Lo que mencioné anteriormente.

¿Cómo enfrentan los costos de producción? ¿Ha tratado Teatro Meshico de conseguir apoyo oficial o subsidios?

Por ahora los costos los solventamos nosotros mismos. Estamos en proceso de obtener el estatus de “no-lucrativo”. Lleva tiempo. Con los recortes presupuestales que ha hecho el gobierno de Arizona le ha pegado directo al corazón de las artes. Lo veo difícil, pero no imposible. Trataremos de obtener alguna ayuda para desarrollarnos mejor.

Escena de la obra teatral "La carta", parte de la trilogía de "Imágenes del viento', y puesta en escena por Teatro Meshico. Foto: Eduardo Barraza | Barriozona Magazine © 2010
Escena de la obra teatral “La carta”, parte de la trilogía de “Imágenes del viento’, y puesta en escena por Teatro Meshico. Foto: Eduardo Barraza | Barriozona Magazine © 2010

Háblanos de la temática de las obras de Teatro Meshico

Todas tienen un sentido profundamente social. Creo que las sociedades se forman mejor cuando tienen una conciencia clara de su cultura. Las comunidades se forman en el convivio con los demás: nos reconocemos de una manera general; pero debemos conocernos de manera particular. En el caso específico de [la obra] Imágenes del viento, son tres obras de un acto. La máscara, es una obra que trata sobre el incesto, la violación y sus consecuencias inevitables. La carta, es más una indagación, una búsqueda, que trata sobre la muerte —de manera universal. Y Gracias a la vida, trata sobre el aborto, pero el estilo aunque es realista, le puse tintes de simbología.

¿Por qué empleas el uso de fuertes símbolos de identidad cultural en tus obras?

Toda cultura está formada de símbolos que se usan —de una manera u otra— en la vida. Toda forma escrita —por ejemplo— está formada de símbolos. Un saludo, un abrazo, las ofensas, despedidas o amoríos, con señales físicas, conllevan una simbología que aprendimos viendo a los mayores. Nuestra cultura tiene una fuerte simbología que puede penetrar la sensibilidad, el espíritu y el alma, si se saben manejar. Ahí está el Calendario Azteca [Piedra del Sol], por sólo decir un ejemplo mayor. Pero existen cosas que hacemos cotidianamente (a veces sin darnos cuenta) que están preñadas de simbología que nutren nuestra identidad: tradiciones, costumbres, comida… Es un punto del que se puede hablar extensamente.

¿Cómo ha reaccionado el público antes algunas obras como Hijos del arcoiris?

Según comentarios, la gente tenía preguntas de entendimiento. El tema, llevado de la manera que se hizo, estaba claro; más bien era en la forma que se presentaron un par de escenas, crearon dudas. La muerte es un personaje que está cerca de los enfermos siempre; a algunas personas les dolió ese detalle. A otros les pareció una buena idea. Eso es lo importante, escarbar en la conciencia de la gente. Al fin de cuentas, cada uno decide y toma o rechaza lo que siente en el momento.

¿Cómo se diferencia tu compañía teatral de otras que operan en Arizona?

Tenemos clases. No audicionamos buscando actores o actrices. Llevamos una disciplina de taller teatral, luego empleamos lo que se estudió en la siguiente obra. Principalmente esos puntos. Lo demás; calidad, profesionalismo, ese tipo de cosas, no me corresponde a mí decirlo, sino más bien a los medios de comunicación.

¿Qué nos puedes decir acerca de la obra Vuelos de papel?

Es la obra que más se ha representado entre Arizona y California: más de mil representaciones. Habla de las pandillas, la desintegración familiar, la violencia doméstica, la globalización que trata de excluir a ciertas gentes. Obra simple en su planteamiento, pero muy profunda en su mensaje. Sobre todo por el personaje El abuelo —un anciano indígena—que con su conocimiento de la cultura, hace pensar a su nieto —radicado acá en Estados Unidos— y le enseña a comprender mejor las cosas.

¿Cómo puede la comunidad apoyar el trabajo de Teatro Meshico?

Asistiendo a nuestras representaciones. Invitando a gente que no haya visto teatro antes. La gente que tenga las posibilidades de ser voluntarios, pueden ayudar en luces, sonido, o que tengan telas o pintura, madera. Estas cosas principalmente.

¿Algo que quieras agregar para concluir esta entrevista?

Entender que la cultura es primordial; tenerla, compartirla, y hacerla parte de nuestras vidas. Y agradecerle a los medios de comunicación por el apoyo.

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