Expedición punitiva de Estados Unidos contra Pancho Villa – 1ra. Parte

Soldados de la Octava Caballería de Armas del Ejército de Estados Unidos llevando a cabo prácticas durante la expedición punitiva en México en 1916. Foto: Biblioteca del Congreso de EE.UU.
Soldados de la Octava Caballería de Armas del Ejército de Estados Unidos llevando a cabo prácticas durante la expedición punitiva en México en 1916. Foto: Biblioteca del Congreso de EE.UU.

Nota del Editor: Este artículo se publicó originalmente en inglés en 1997 en Prologue Magazine, órgano informativo del Departamento de Estado de Estados Unidos. El título original del artículo en español es “Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y la Expedición Punitiva Mexicana”. El autor del artículo es Mitchell Yockelson, archivista de referencia en la rama de Registros Militares Modernos, de la Administración Nacional de Archivos y Registros de EE.UU. Se especializa en registros del ejército estadounidense durante el período comprendido entre la Guerra Hispanoamericana y la Segunda Guerra Mundial.

P R I M E R A   P A R T E
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En febrero de 1917, las últimas tropas estadounidenses de la Expedición Punitiva en México cruzaron la frontera desde Palomas, Chihuahua, México, hacia Columbus, Nuevo México. Once meses antes el bandido Francisco “Pancho” Villa había invadido Columbus. Con aproximadamente 485 hombres, conocidos como villistas, Villa había atacado la ciudad fronteriza el 9 de marzo de 1916. Según informes del Departamento de Guerra [de EE.UU.], diez oficiales y soldados estadounidenses resultaron muertos, dos oficiales y cinco soldados heridos, ocho civiles muertos y dos heridos. Las pérdidas de los irregulares mexicanos ascendieron a aproximadamente cien muertos, con siete heridos y capturados.

Desde el 16 de marzo de 1916 hasta el 14 de febrero de 1917, una fuerza expedicionaria de más de 14 mil soldados regulares bajo el mando del General Brigadier John J. “Black Jack” Pershing operaba en el norte de México “en persecución de Villa con el único objetivo de capturarlo y poner fin a sus invasiones”. Otros 140 mil soldados regulares y tropas de la Guardia Nacional patrullaron la vasta frontera entre México y Estados Unidos para desalentar nuevas invasiones.

La expedición punitiva y la Revolución mexicana

Aunque la expedición punitiva en México se considera un evento de menor importancia en la historia de EE.UU., fue un acontecimiento lleno de aventura, intriga y confusión. Los orígenes de la expedición están enraizados en la Revolución mexicana de 1910, cuando una facción rebelde liderada por Francisco I. Madero intentó derrocar al presidente Porfirio Díaz, el dictador de México por más de treinta años. A Estados Unidos le preocupaba que el conflicto perjudicara sus intereses comerciales en México y a sus ciudadanos que vivían a lo largo de la frontera. Como resultado, el presidente William H. Taft envió alrededor de dieciséis mil soldados a Texas para los “juegos de guerra” en abril de 1911. Las tropas, que consistían en elementos de varios regimientos, fueron designadas como la División de Maniobras. Aunque oficialmente se les envió a la frontera para realizar ejercicios de entrenamiento, extraoficialmente la división se preparaba para una posible invasión en México. Para junio, la revolución había tenido éxito, y Madero fue electo presidente. La División de Maniobras se disolvió el 7 de agosto de 1911.

La victoria de Madero fue efímera. El 19 de febrero de 1913, el general Victoriano Huerta detuvo a Madero y lo obligó a dimitir. El 22 de febrero Madero fue asesinado por orden de Huerta. Una guerra civil estalló unos días después entre las fuerzas de Huerta y los partidarios de Madero, que fueron dirigidos por el gobernador Venustiano Carranza y Pancho Villa. Con un contingente de varios miles de hombres, Villa formó una fuerza militar conocida como la División del Norte, que operó en las montañas del norte de México.

En Estados Unidos, el nuevo presidente, Woodrow Wilson, tomo posesión del cargo. Al igual que su predecesor, Wilson ahora se enfrentó a la tarea de elegir un bando en la Revolución mexicana. El gobierno de Wilson se negó a reconocer a Huerta debido a la forma corrupta en que él había tomado el poder, e instituyó un embargo de armas a ambos bandos de la guerra civil.

Soldados del Ejército de EE.UU. descargan de un tren mexicano proveniente de Ciudad Juárez durante la expedición punitiva contra Pancho Villa en 1916. Los militares usaron la Colonia Dublán como sus cuarteles generales. Lámina fotográfica por William Fox.
Soldados del Ejército de EE.UU. descargan de un tren mexicano proveniente de Ciudad Juárez durante la expedición punitiva contra Pancho Villa en 1916. Los militares usaron la Colonia Dublán como sus cuarteles generales. Lámina fotográfica por William Fox.

Carranza al mando y conflictos con Estados Unidos

Cuando las fuerzas de Huerta parecían estar ganando la guerra civil a principios de 1914, Wilson levantó el embargo de armas, ofreciéndose a ayudar a Carranza. Esta acción tuvo consecuencias volátiles. Durante varios meses, los buques de guerra de la Armada de EE.UU. habían estado situados en los puertos de Tampico (bajo el mando del Contralmirante Henry T. Mayo) y Veracruz (bajo el mando del Contralmirante Frank R. Fletcher) para proteger intereses estadounidenses y extranjeros relacionados con los ricos yacimientos de petróleo en la zona. El 9 de abril, un grupo de marineros del buque USS Dolphin desembarcó en Tampico para recuperar suministros. Las tropas de Huerta arrestaron y detuvieron a dos de ellos. Los marineros fueron liberados poco tiempo después, y el presidente Huerta ofreció una disculpa a Estados Unidos por el incidente. En última instancia, el Almirante Mayo exigió un saludo de 21 armas a la bandera de Estados Unidos, además de la disculpa. Huerta estuvo de acuerdo solo si los estadounidenses le devolverían el honor. Al enterarse del incidente, el presidente Wilson rechazó con enojo la solicitud de Huerta. En vez de esto, ordenó a la Flota del Atlántico de la Marina de Estados Unidos posicionarse en la costa del Golfo de México para que fortalecieran las fuerzas bajo el mando de Mayo y Fletcher, y para que ocuparan Tampico. Sin embargo, otra crisis en la costa de Veracruz impidió que las tropas estadounidenses ocuparan la ciudad, y el incidente de Tampico llegó a su fin sin una conclusión definitiva.

El consulado de Estados Unidos en Veracruz había sido advertido de que se esperaba un buque alemán que entregaría armas a Huerta en el puerto el 21 de abril de 1914. El presidente Wilson ordenó a las fuerzas de EE.UU. destacadas el área que tomaran la aduana de la ciudad y que capturaran las armas. En la tarde del 21 de abril, un contingente de 787 infantes de marina y marineros rápidamente desembarcó y tomó la aduana. Para el mediodía del 22 de abril, las tropas de Estados Unidos habían ocupado la ciudad. Aunque esperaban evitar el derramamiento de sangre, las fuerzas estadounidenses fueron atacadas por soldados mexicanos, y se produjo una violenta batalla en las calles. Las pérdidas estadounidenses fueron cuatro muertos y 20 heridos el 21 de abril, y 13 muertos y 41 heridos el 22 de abril. Se desconoce la cifra precisa de víctimas de las tropas mexicanas, pero se informó que entre 152 y 172 fueron muertos y entre 195 y 250 heridos.

El 30 de abril de 1914, la Quinta Brigada de Infantería del Ejército de EE.UU., bajo el mando del General Brigadier Frederick Funston, llegó a Veracruz. La brigada tomó la ocupación de manos de la armada y también organizó un gobierno militar para restablecer el orden en la ciudad. El presidente Huerta nunca reconoció oficialmente a las fuerzas ocupantes de Estados Unidos, pero tampoco hizo ningún intento serio para resistir su poder. El 15 de julio de 1914, Huerta renunció a la presidencia y se trasladó a España. La Quinta Brigada de Infantería abandonó Veracruz el 23 de noviembre, y el gobierno de Estados Unidos acordó que Carranza y su gobierno de facto podrían usar la ciudad como su capital.

Estados Unidos y seis naciones latinoamericanas reconocieron oficialmente el gobierno de Carranza el 19 de octubre de 1915, lo que representó un insulto directo a Pancho Villa y sus seguidores, quienes anteriormente se habían separado de Carranza. Sintiéndose traicionados, los villistas iniciaron una acción de represalia dirigida principalmente a los estadounidenses. En una de estas acciones, los irregulares de Villa asesinaron a diecisiete ciudadanos de Estados Unidos a bordo de un tren que viajaba desde la ciudad de Chihuahua hasta la mina Cusi en Santa Isabel, Chihuahua. Aunque este acto enfureció al público estadounidense, fue el siguiente ataque de los villistas, la invasión en Columbus, Nuevo México, lo que provocó que el gobierno de Estados Unidos buscara venganza.

El General Brigadier John H. Pershing (cuarto de izq. a der.) acompañado de otros militares en la sede central del Ejército de Estados Unidos cerca de Casas Grandes, Chihuahua, durante la expedición punitiva contra Pancho Villa. Foto: Biblioteca del Congreso de EE.UU.
El General Brigadier John H. Pershing (cuarto de izq. a der.) acompañado de otros militares en la sede central del Ejército de Estados Unidos cerca de Casas Grandes, Chihuahua, durante la expedición punitiva contra Pancho Villa. Foto: Biblioteca del Congreso de EE.UU.

Reacción de EE.UU. tras el ataque de Villa a Columbus

No está claro por qué Villa eligió Columbus como objetivo de su invasión más audaz. La pequeña ciudad tenía solo un hotel, algunas tiendas, pocas casas de adobe y una población de 350 estadounidenses y mexicanos. Lo más probable es que Villa decidió atacar Columbus porque era donde estaba el Campamento Militar Furlong y el Decimotercer Regimiento de Caballería de Estados Unidos, bajo el mando del Coronel Herbert J. Slocum. El Decimotercer Regimiento había sido guarnecido en Columbus desde septiembre de 1912. En el momento del ataque, el regimiento estaba compuesto por 500 oficiales y soldados, pero sólo unos 350 hombres estaban en el campamento. Un ciudadano local advirtió a Slocum que Villa estaba cerca. Como precaución, Slocum reforzó el patrullaje y los puestos de avanzada del campamento con destacamentos del regimiento. Como Villa tenía numerosos simpatizantes viviendo en Columbus y sus alrededores, no tuvo problemas para obtener información sobre la fuerza de tropas del Campamento Furlong y otros elementos de inteligencia.

Aunque el razonamiento de Villa para atacar Columbus nunca ha sido explicado, el resultado está claramente documentado. El Secretario de Guerra [de EE.UU.] informó que “las fuerzas de Villa cruzaron la frontera en pequeñas unidades a unos cinco kilómetros al oeste del punto de entrada fronterizo, se concentraron e hicieron el ataque durante horas de oscuridad extrema después de que la luna se pusiera y antes del amanecer”. Después de una sangrienta confrontación en la que murieron dieciocho estadounidenses, dos soldados de la 13ª Caballería bajo la dirección del Mayor Frank Tompkins persiguieron a los bandidos. Las tropas persiguieron a los mexicanos al sur de la frontera durante 20 kilómetros hasta que sus municiones y sus suministros se agotaron. Sin embargo, la invasión difícilmente podría considerarse una victoria para Villa y sus hombres. Más allá de matar a un pequeño número de soldados y civiles, sus hombres salieron con pocos caballos y una escasa cantidad de botín de las tiendas y casas de la ciudad.

Se organiza la expedición punitiva contra Villa

Tanto la protesta pública como la presión del ejército llevaron al presidente Wilson a ordenar a los militares que persiguieran a Villa y lo castigaran. El General Funston, ahora al mando del Departamento del Sur, telegrafió al Departamento de Guerra al día siguiente de la invasión: “Recomiendo urgentemente que a las tropas estadounidenses se les dé autoridad para perseguir a los bandidos mexicanos hostiles dentro del territorio mexicano que asaltan territorio estadounidense. Mientras la frontera sea un refugio para ellos, continuarán hostigando nuestros ranchos y ciudades a nuestro disgusto”. Wilson respondió ordenando al Secretario de Guerra Newton Baker a organizar una expedición punitiva.

El ejército de EE.UU. rápidamente hizo los preparativos para conducir la expedición. Tropas y suministros se proveyeron en el comando base recién establecido en Columbus, que todavía se estaba recuperando de la invasión. El General Hugh Scott, jefe de personal del ejército, seleccionó al General Brigadier John J. Pershing para dirigir la expedición. El historial militar de Pershing era admirable. Había servido en la frontera de las guerras indias, la insurrección filipina, y como observador en la guerra ruso-japonesa. Mientras estaba en la frontera occidental, había comandado una tropa en el Décimo Regimiento de Caballería de Estados Unidos compuesto plenamente de soldados afroamericanos, por lo cual se había ganado el sobrenombre de “Black Jack”. Al momento del ataque, él estaba al mando del Distrito de El Paso [Texas]. No fue el historial de lucha de Pershing, sin embargo, lo que impresionó a Scott, sino la habilidad diplomática que había demostrado durante su servicio en Filipinas y China, una habilidad necesaria para la próxima expedición.

El General Brigadier John H. Pershing fue convocado por el gobierno de EE.UU. para llevar a cabo la expedición punitiva contra Pancho Villa en territorio mexicano.
El General Brigadier John H. Pershing fue convocado por el gobierno de EE.UU. para llevar a cabo la expedición punitiva contra Pancho Villa en territorio mexicano.

El General Funston tuvo envidia ya que codiciaba el comando de la expedición punitiva, y cuando Scott no lo eligió, exhibió una fuerte hostilidad hacia Pershing que persistió durante toda la expedición. Pershing seguía subordinado e informaba directamente a Funston, quien tenía la intención de gestionar casi todos los detalles de la expedición, pero Funston sí le permitió al comandante de la Expedición Punitiva el control total sobre las asignaciones de las tropas. Un oficial que Pershing eligió para servir en su equipo fue un joven teniente llamado George S. Patton, Jr., quien más tarde lograría la gloria como comandante del ejército durante la Segunda Guerra Mundial.

La negociación diplomática entre el Departamento de Estado de Estados Unidos y Carranza habilitó a Pershing para que completara la preparación para la expedición. Sus órdenes, dirigidas por el general Funston, eran encabezar dos columnas que incluían la infantería, la caballería, la artillería de campaña, los ingenieros, el Primer Escuadrón Aéreo con ocho aviones, hospitales de campaña, compañías de vagones y ambulancias y destacamentos de señales. Una columna saldría de Columbus y la otra de Hachita, a través del Rancho Culberson. Desde las guarniciones a lo largo de la frontera, las tropas abordaron trenes hacia Columbus y lograron fortalecer la expedición.

En los próximos meses avanzaron 644 kilómetros dentro del territorio mexicano, adaptando sus maniobras a un terreno hostil, mientras experimentaban con nuevas tecnologías tales como el transporte en automóviles y el reconocimiento de aeronaves.

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