Nota del Editor: Este artículo se publicó originalmente en inglés en 1997 en Prologue Magazine, órgano informativo del Departamento de Estado de Estados Unidos. El título original del artículo en español es “Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y la Expedición Punitiva Mexicana”. El autor del artículo es Mitchell Yockelson, archivista de referencia en la rama de Registros Militares Modernos, de la Administración Nacional de Archivos y Registros de EE.UU. Se especializa en registros del ejército estadounidense durante el período comprendido entre la Guerra Hispanoamericana y la Segunda Guerra Mundial.
T E R C E RA P A R T E
El enfoque de la expedición punitiva en México ahora cambió de buscar activamente a Pancho Villa a una posición más defensiva para proteger a las tropas de las fuerzas de Carranza. Un nuevo enemigo, el aburrimiento, atormentaba a las tropas durante esa etapa. Durante los meses más cálidos, las tropas se enfrentaron a una dosis casi diaria de tormentas de polvo y enjambres de moscas. La recreación organizada era virtualmente inexistente para la milicia en México. En ausencia de centros recreativos como la YMCA, los soldados organizaron juegos de béisbol, peleas de box y expediciones de caza. El juego de azahar también era otra distracción para las tropas, ya que no tenían dónde gastar su sueldo del ejército. Mientras no se produjeran peleas por el juego, Pershing y su personal no hicieron un gran esfuerzo para desalentarlo.
Otra característica del campamento en la Colonia Dublán fueron las numerosas prostitutas mexicanas que siguieron a las tropas. Para evitar que los hombres abandonaran el campamento, Pershing arrestó a las prostitutas y las puso bajo custodia en una estacada de alambre de púas especialmente construida. Los soldados que desearan visitar el área debían mostrar al vigilante que tenían la tarifa necesaria que estaba regulada por el jefe de la policía militar. Después de finalizar su visita con una de las mujeres, se requería que un soldado tomara un profiláctico proporcionado por el ejército. El resultado de esta estricta medida sanitaria fue una de las tasas más bajas de enfermedades venéreas que un ejército haya conocido.
La expedición punitiva en México alista la retirada
El 18 de enero de 1917, el general Funston informó a Pershing “que la intención del gobierno era retirarse de México en una fecha temprana”. Pershing “recomendó que la fecha del inicio del movimiento desde Dublán, Chihuahua, México, fuera a más tardar el 28 de enero de 1917, que la retirada se realice por completo y el comando debe reunirse en Palomas, Chihuahua y cruzar la frontera juntos”. La recomendación fue aprobada y la expedición punitiva finalizó oficialmente en la tarde del 5 de febrero de 1917. Poco después de la retirada, varias unidades de la Guardia Nacional también fueron enviadas a sus hogares. Se mantuvieron fuerzas pequeñas en Texas, Arizona y Nuevo México para “evitar más problemas de bandas dispersas de forajidos”.
Como muestra de agradecimiento, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la emisión de la Insignia de Servicio Mexicana, y luego la Medalla del Servicio Fronterizo Mexicano. La elegibilidad para la Insignia de Servicio de México, según la Orden General del Departamento de Guerra de diciembre de 1917, fue autorizada por el Presidente para su emisión “a todos los oficiales y hombres enlistados que están ahora, o pueden estar más adelante, en el servicio militar… en México como miembros de la expedición Vera Cruz… en México como miembros de la expedición punitiva u otras expediciones autorizadas… aquellos que participaron en un enfrentamiento contra mexicanos… y aquellos que estaban presentes como miembros de la patrulla fronteriza mexicana”. Los individuos que no fueran elegibles para la Insignia de Servicio Mexicano fueron autorizados por el Congreso el 9 de julio de 1918 para recibir la Medalla de Servicio Fronterizo Mexicano. Su propósito era reconocer a los miembros de la Guardia Nacional y las tropas del ejército regular movilizadas para patrullar la frontera mexicana entre 1916 y 1917.
La represalia contra Pancho Villa fracasa
A pesar de su fracaso en capturar Pancho Villa, la expedición punitiva en México puede considerarse un éxito para Estados Unidos. El Secretario de Guerra [de EE.UU.] Baker elogió los esfuerzos de Pershing y sus hombres al afirmar que “su objetivo, por supuesto, era la captura de Villa, si se podía lograr, pero su verdadero propósito era una demostración del poder de los Estados Unidos en un país trastornado más allá del control de las autoridades constituidas de la República de México como un medio para controlar las agregaciones ilegales de bandidos y prevenir ataques por parte de ellos a través de la frontera internacional. Este propósito se completa y finalmente se cumple”.
Lo más importante es que la expedición punitiva en México proporcionó experiencia de entrenamiento militar a los once mil soldados regulares que conformaron la expedición. La experiencia de Pershing durante la expedición punitiva, asi como la muerte de Funston el 19 de febrero de 1917, lo convirtió en la elección obvia como comandante de las Fuerzas Expedicionarias de Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial. Muchos de los mismos hombres que trabajaron con Pershing en México lo acompañaron a Francia.
Las hostilidades en México continuaron por más tiempo después de que los estadounidenses se retiraran. El 11 de marzo de 1917, Carranza fue elegido oficialmente como el nuevo presidente de México, pero continuó luchando contra los intentos de derrocamiento de Villa y Emiliano Zapata. El 10 de abril de 1919, Carranza había asesinado a Zapata. Un año después, el propio Carranza fue asesinado después de huir de la Ciudad de México durante una rebelión. Pancho Villa tuvo un destino similar el 20 de julio de 1923. Casi al mismo tiempo, el ejército disolvió las tropas apostadas a lo largo de la frontera con México, lo que cerró un período turbulento en las relaciones entre México y Estados Unidos.
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