En el afán de proponer un cambio en nuestra historia, es no sólo mi deber y responsabilidad como estudiante de ciencias políticas y ciudadana de un país con una historia asediada por cambios y retos cada vez más fuertes, como es México, proponer soluciones que vayan más allá de lo ordinario y conocido por los responsables y diseñadores de nuestro sistema político mexicano. Estas propuestas, como yo las llamo, que son sólo pensamientos e ideas influidas por una visión comparativa entre democracias establecidas, consolidadas y avanzadas y entre un sistema político latinoamericano, el cual hasta hace apenas unos años logró a través de las primeras elecciones presidenciales limpias y competitivas catalogarse como “democrático”.
Según Tocqueville, uno de los pensadores políticos y filósofos más renombrados y respetados de la historia, y cuyos textos siguen siendo las bases de muchos pensadores y filósofos modernos, hay dos motivos que llevan a la comparación: el primero apunta a analizar sistemáticamente las diferencias e igualdades entre mínimo dos casos (me refiero a sistemas políticos); el segundo se ocupa de la transmisión de experiencias; esto significa de qué modo se pueden transportar soluciones de problemas exitosamente de un sistema a otro.
Pero ¿por qué comparar? Para poder juzgar hay que comparar y analizar. Durante los años que llevo radicando en Alemania, y observando su sistema de vida, político y social, no me deja en paz la pregunta: ¿por qué sigue siendo así en México, si se podría hacer de otra manera? ¿O es que no estamos aún preparados para una evolución, por la que ya han pasado tantas sociedades? ¿O es nuestra cultura y nuestra manera de ser, la que nos impide avanzar? ¿O son sólo (o eran) un grupo de políticos que preferían enriquecerse a costa de la miseria de nuestro país? Cambiar la manera de ver, de pensar y de abandonar la mentalidad limitada y miserable es doloroso y lleva tiempo.
En mi intento por responder a estas preguntas de una manera “vista desde afuera”, espero poder contribuir a la increíble y respetable tarea que desempeña el Instituto Hispano de Asuntos Sociales y su revista en línea Barriozona, así como a la educación e información política de sus lectores hispanohablantes.
El siguiente ensayo lo elaboré dentro de un seminario, el cual fue parte del área “Comparación de sistemas políticos” durante mis estudios en la Universidad Tecnológica en Darmstadt, Alemania.
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