Víctor Caldee, rebelde del arte – Artista cubano en Arizona

Los paneles de un mural móvil pintado por el artista cubano Víctor Caldee en honor al líder de los trabajadores agrícolas en Estados Unidos César Chávez. Foto: Eduardo Barraza | Barriozona Magazine © 2010
Los paneles de un mural móvil pintado por el artista cubano Víctor Caldee en honor al líder de los trabajadores agrícolas en Estados Unidos César Chávez. Foto: Eduardo Barraza | Barriozona Magazine © 2010

(Phoenix, Arizona) — Mi nombre es Víctor Raúl Calderón Lores, conocido en el mundo del arte como Víctor Caldee. Nací en Puerto Padre, Cuba en 1955, mudándome a La Habana a los siete años de edad. Mi madre era empleada doméstica y mi padre un obrero en una fábrica de azúcar llamada Central Azucarero. Desde muy temprana edad sufrí la separación de mis padres, y desde entonces noté en mí una inclinación por la música y la pintura, demostrando mi talento en diferentes actividades escolares y familiares.

A la edad de doce años mi trabajo plástico era ya notable, y comencé a hacer mis primeras exhibiciones en escuelas primarias y secundarias. Por mi facilidad para el dibujo, ingresé al Servicio Militar en 1973, trabajando todo ese período como dibujante técnico y rotulista, lo cual me dio un entrenamiento práctico excepcional.


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En la música, participé en el Movimiento de Aficionado, y durante un período de tiempo corto me dediqué profesionalmente a la música. Mi primera carrera fue Química Industrial, la cual no terminé por haber sido llamado al Servicio Militar. Al concluir mi servicio en 1977, me incorporé a la vida laboral como profesor de Dibujo Técnico (no titulado) en las escuelas de construcción, donde permanecí por un periodo aproximado de diez años. Durante esos años mi actividad plástica fue destacada y comencé a incursionar en los murales.

De 1978 a 1980 participé en una guerra en África [Guerra Civil Angolana]. Allí seguí mi trabajo plástico. Decoré vainas de cañón que se tiraron en la guerra, para subastarlas y donar el dinero a las escuelas de África. Observé de cerca la hambruna y la desnutrición que existen en ese continente, y pienso que eso creó en mí un sentimiento más fuerte de defensa hacia los desposeídos.

El excepcional muralista comenzó su carrera en las artes en su infancia en su natal Cuba. Foto: Eduardo Barraza | Barriozona Magazine © 2003
El excepcional muralista comenzó su carrera en las artes en su infancia en su natal Cuba. Foto: Eduardo Barraza | Barriozona Magazine © 2003

Mi primera obra la titulé “Oprimidos”, por lo cual me catalogaron como trastornado mental a causa de los efectos de la guerra. Desafortunadamente, esa obra se perdió. Durante el periodo en que trabajé en las escuelas técnicas de la construcción, me interesé por la arquitectura, y en 1982 ingresé al Instituto Superior Politécnico “José Antonio Echavarría” de la escuela de Arquitectura. Ahí estudié de 1982 a 1988. Trabajé en el Departamento de Arquitectura Municipal, revisando proyectos de construcciones particulares. Luego pasé a ser Ejecutor Principal y Proyectista del Departamento General de Incendio. Proyectando y ejecutando grandes obras a mi cargo continué mi carrera, siendo ascendido a jefe del Departamento de Construcciones de la Dirección Nacional del Ministerio Interior, pero por mis ideas liberales, fue removido de ese puesto. También trabajé en la Empresa de Omnibus Habana, el cual fue mi último empleo en Cuba, antes de emigrar a Estados Unidos.

Salí de Cuba en agosto de 1994, en una balsa que construí yo mismo. En ella nos venimos diecinueve personas entre niños, mujeres y hombres. Fui retenido en Guantánamo Bay durante un año y seis días, desde donde comencé mi actividad plástica.

Mi obra se comenzó a exhibir en distintos eventos. Comencé a publicar caricaturas en diferentes periódicos, incluyendo El Nuevo Herald de Miami, Florida y L’Humanité de Francia. Desde mi llegada a Estados Unidos en 1995, me dediqué por completo a las artes visuales, destacándome en la caricatura editorial y el muralismo. Formé mi propia compañía en 1997, “Caldee’s Artistic Design” para ejecutar trabajos decorativos de todo tipo, y fundé un periódico satírico-humorístico llamado Pa’lante Latino, en 2001.

La influencia en mi arte y la forma de expresión se han forjado de mis propias vivencias. Siempre he sido defensor de la libre expresión y crítico severo de las barbaridades que palpamos a diario. Trato por todos los medios de ser objetivo y directo en todas mis acciones, incluyendo mi arte. Trabajo el surrealismo, porque a mi entender puedo llevar así mi mensaje efectivamente. Creo que tenemos que tener un balance en las actividades que realizamos, y así como representamos lo bello y lo bueno, también debemos representar lo feo y lo malo. En mi labor artística, me considero un empedernido admirador de lo bello y un rebelde en mi expresión plástica. Soy obsesionado en el detalle e implacablemente cuidadoso del buen gusto, aunque algunas personas opinen lo contrario.

Mi mensaje social en el arte se basa en tratar temas reales y dentro de contextos actualizados, creando así un arte de denuncia. Es necesario mostrar las cosas ocultas que a simple vista no se ven tan tétricas ni claras. Aunque no siempre todo mi trabajo ha sido tan extremista; he elaborado temas que conllevan implícitos mensajes educativos e históricos. Hay gran parte de la belleza de una obra de arte que se conjuga con el mensaje que queremos enviar.

Uno de los mensajes que le doy a las personas, y principalmente a los jóvenes, es que traten de aprender todo lo que puedan, para saber defender su criterio o proyecto, siempre y cuando estén seguros del mismo. Todo lo que se propone la persona se puede lograr con perseverancia y dedicación, y sólo si estamos seguros de nosotros mismos podremos triunfar en la vida.

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