Teatro Wirrárika: tragicomedia del inmigrante en Estados Unidos

Una escena de la obra "No identificado", presentada por Teatro Wirrárika. Foto: Cortesía
Una escena de la obra "No identificado", presentada por Teatro Wirrárika. Foto: Cortesía

(Phoenix, Arizona) –– Entrevista exclusiva con José Antonio Ocegueda, fundador de Teatro Wirrárika, una compañía teatral de base comunitaria que se abre paso en español en los foros de Arizona.

Ocegueda es un dramaturgo, actor, director, cineasta y pintor que a través de su trabajo representa una de las alternativas artísticas multidisciplinarias más destacadas en la escena de Arizona. Sumada a sus diversos talentos, la filosofía artística y sociocultural de Ocegueda plantea, entre otros desafíos, la situación entre el teatro mexicano y el chicano en la búsqueda de una verdadera fusión que cierre una brecha que, en su opinión, se agranda día con día.


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¿Cómo se forma el Teatro Wirrárika y quiénes lo integran?

Teatro Wirrárika es creado en el año 2007, pero yo he formado y dirigido otros dos grupos de teatro anteriores a este desde 1995, Teatro Mitote y Teatro Grandes Raíces. Por estos grupos han pasado varias generaciones de actores. Los que están actualmente en Teatro Wirrárika fueron integrantes de Teatro Mitote, y algunos también de Grandes Raíces. Actualmente los miembros son Felipa Lerma, Juan Cuevas, Samuel Ruvalcaba, Enrique Vázquez, Chris Marder y yo.

¿Qué obras han representado, y quién las escribe y dirige?

Las escribo y dirijo yo. Entre algunas están Los recuerdos y nostalgia de paloma, La pastorela, Persecución y muerte de Jesucristo, Los hombres de maíz, Los de en medio, Los Perea de Peralvillo, El grito de una máscara y Cada quien su mexicano.

En esencia, ¿qué es lo que está tratando de proyectar Teatro Wirrárika?

Demuestra una realidad poco abordada tanto en el teatro como en los medios de comunicación, de lo que es, en verdad, el comportamiento cotidiano de una cultura latinoamericana en su constante intento por adaptarse a una nueva sociedad. Teatro Wirrárika aborda la extensa diversidad étnica y retrata diversos conflictos sociales y choques culturales de los inmigrantes en este país. Expone, desde una perspectiva divertida y fácil de digerir, historias de varios personajes en la vida común, pero también contiene en ella profunda sabiduría indígena de nuestros pueblos ancestrales, la riqueza de las danzas rituales y el misticismo de la música tradicional autóctona de las Américas, aunado al constante intento del rescate de nuestras tradiciones, costumbres y cultura. Por otro lado, proporciona esa inspiración natural para reflejarnos y retratar en el interior de su trabajo escénico, de una forma profunda y sencilla, a la familia, la historia, la idiosincrasia, la educación y, por supuesto, el complejo dilema del idioma. Dejar entrever a través de la magia del teatro, una raza que lucha a diario por preservar su identidad.

¿Qué significa la palabra “wirrárika”?

Significa “Huichol”. Es el nombre verdadero y natural de los indígenas huicholes. Es así como se llaman a sí mismos. Wirrárika es huichol en singular mientras que Wirraritári es el plural, o sea huicholes, o pueblo huichol.

¿Cuál es el enfoque principal de las obras que escribes y diriges?

La educación, la superación, la invitación a aniquilar de una vez por todas nuestros malos hábitos que equivocadamente llamamos “parte de nuestra cultura”, a romper esa cadena viciosa de prejuicios y valemadrismos, el complejo de inferioridad, el conformismo, el machismo, etcétera. Hacer ver al espectador que unos de nuestros talones de Aquiles, uno de tantos, es la maldita desidia. A entender y aceptar que tenemos que comulgar con otro país, otra gente, otra atmósfera. Enfatizar a través del teatro la importancia de regresar a nosotros, a los que fuimos, ya no somos y soñamos volver a ser.

En enero de 2010,
 José Antonio Ocegueda y su Teatro Wirrárika teatral
 presentaron "El pelao berijón", una
 adaptación teatral de la novela "Barrioztlán",
 del escritor Saúl Cuevas.
 Foto: Jon Hernández | Barriozona Magazine © 2010
En enero de 2010,
 José Antonio Ocegueda y su Teatro Wirrárika teatral
 presentaron “El pelao berijón”, una
 adaptación teatral de la novela “Barrioztlán”,
 del escritor Saúl Cuevas.
 Foto: Jon Hernández | Barriozona Magazine © 2010

¿Cuáles son algunos de los retos u obstáculos para un grupo de teatro que presenta obras en español en Estados Unidos?

Para principio de cuentas la barrera del lenguaje, para obtener ayuda, apoyo o de pérdida consideración de organizaciones o instituciones —incluyendo los propios teatros— siempre ha sido un obstáculo difícil de vencer. El solo hecho que no sea un “teatro chicano” en donde la propuesta y la negociación se hagan bajo esos esquemas y el proyecto teatral, el tema, no sea uno desde el punto de vista anglo-achicanado, entonces las posibilidades se aminoran, se desvanecen, porque al momento de nosotros explicar la naturaleza del proyecto, con sus propios conflictos, puntos de vista, necesidades, y autonomía, que dista mucho de una propuesta chicana o mexicoamericana, terminamos por confundir, o en su defecto, desinteresar a las posibles organizaciones y lugares que pudieran ser candidatos a apoyarnos. Es importante recalcar que yo como autor, director o actor, no es que esté en contra del teatro chicano o el teatro en inglés, como se puede mal entender. Al contrario, mi postura al respecto es del verdadero interés por una integración sociocultural entre el mexicano de primera generación, y el mexicoamericano o chicano. De hecho es una de mis verdaderas preocupaciones fundamentales como escritor, y que conforme pasa el tiempo se agudiza. Estoy a favor de propuestas culturales y artísticas que ayuden a comulgar entre estas dos corrientes sociales donde se demuestre con profundo sentido, las grandes similitudes y las enormes diferencias que existen entre la comunidad emigrante mexicana y la comunidad mexicoamericana. Tratar de proponer un posible acercamiento y verdadera convivencia entre estos dos mundos tan lejanos, para poder ser una mejor sociedad. Contrario a lo que se dice en encuestas, estudios y estadísticas, estas dos comunidades están ahora, más que nunca, distantes una de la otra, divididas por un abismo generacional, histórico, cultural e ideológico. No hay una preocupación verdadera ni de un lado ni del otro, que contenga bases para acortar esa brecha que cada vez se hace más larga y áspera de transitar. En mi opinión muy personal, no es cierto que pensamos igual, ni sentimos igual, ni nos alimentamos igual, no participamos de las mismas necesidades y gustos, nos comunicamos en diferentes parámetros, nuestra visión política es diferente, hablamos diferente, convivimos diferente, festejamos en formas diferentes, planeamos y educamos a nuestras familias de formas opuestas, peleamos y nos enojamos diferente. Contamos posiblemente con la misma sangre, pero el tiempo, el idioma, la modernización y lo más importante, la brecha generacional, ha hecho estragos en nuestros lazos, lengua, tradiciones y arraigos que teníamos en común, en lo que algún día fue una sola raza, un solo pensar y sentir. El segundo punto es el de nuestra propia gente. Vivimos en un lugar en donde, la mayoría de la comunidad, no conoce el teatro y ni le interesa conocerlo. No hay una cultura del teatro. Y eso se debe a lo que ya se sabe, se habla de ello siempre pero no se hace nada, se debe a la falta de educación. La mayoría de la población mexicana por mencionar alguna, que reside en Phoenix y sus alrededores, viene de las áreas rurales de los estados del norte del país, en donde el nivel educativo por obvias razones es mucho más precario, y por consiguiente, ese tipo de población ha tenido una muy escasa convivencia con el arte o en su defecto nunca ha tenido un acercamiento al teatro o algún otro tipo de expresión cultural.

¿Cómo se financian las puestas teatrales de Wirrárika?

Siempre lo hemos hecho de los bolsillos de los miembros del grupo. No dependemos de ninguna institución, ni somos ni seremos rehenes de ningún grupo u organización que rija nuestro compromiso artístico–socio-cultural. Al contrario, creo que en algunos teatros en donde nos hemos presentado son los que se han beneficiado de nuestro trabajo, porque al presentarnos ahí, con éxito y llenos totales, terminamos pagando las estratosféricas cantidades que cobran como renta y uso del recinto, impuestos, y “overtime”, y misceláneas y extras —aún siendo organizaciones sin fines de lucro— terminando nosotros de nuevo como empezamos, sin nada.

¿Qué respuesta ha tenido el Teatro Wirrárika de parte de la comunidad?

Muy positiva. Han transcurrido ya 15 años desde que empecé esta aventura, y ha cambiado el panorama, ha aumentado la población, se ha diversificado y por consiguiente eso también ha beneficiado al ejercicio del teatro en español. Creo que el estilo y la propuesta del teatro que he expuesto a través de los diferentes grupos que he dirigido, han formado ya un público fiel y que aprecia nuestra manera de llevar a cabo una puesta en escena.

¿Qué hace a Wirrárika diferente a otros grupos teatrales del área de Phoenix, Arizona?

Muestra una realidad, sin tapujos, ni prejuicios, sin miedo al “qué dirán”, sin temor al público ni a la crítica, no tratar de quedar bien con nadie. No está atado a subsidios que lo amordazan y terminan subyugándolo en sus ideales. Teatro Wirrárika entrega en sus obras una realidad cruda, incómoda, verdadera, divertida, pero sobre todo actual, porque nuestra obligación es retratar lo inmediato, lo que está a nuestro alrededor, eso que nos afecta para bien o para mal, temas cotidianos en donde el espectador se vea reflejado en todo momento, sin confundirlo o presentarle obras de teatro clásicas fuera de su realidad, que no le proponen un acercamiento o diálogo consigo mismo, obras que no logra digerirlas por lo mismo, porque primero tiene que entender su entorno, su día a día, sus necesidades, su identidad.

¿Qué planes o proyectos tiene tu compañía teatral a corto y largo plazo?

Próximamente presentaremos una vez más la obra de teatro Cada quien su mexicano, en marzo de 2010, en el marco del festival de teatro titulado “Phoenix Fringe Theater Festival”, en donde se estarán presentando más de treinta grupos teatrales de Estados Unidos y Europa. Están tres obras pendientes que estamos preparando para el futuro: Los susurros del ombligo, Los ojos del perro (monólogo) y Los mojados blancos. Teatro Wirrarika también está en el ejercicio del cine independiente. Bajo una productora creada por nosotros mismos [llamada] Producciones La Línea. Actualmente estamos filmando un cortometraje titulado El salvavidas con el fin de enviarlo al Sundance Film Festival y a muchos otros festivales de cine, nacionales e internacionales. Estamos también en postproducción de otro cortometraje que ya filmamos [titulado] La historia de Juanito.

¿Cómo puede apoyar la comunidad el trabajo de Wirrárika?

Asistiendo a sus funciones, es la parte primordial. También ofreciendo lugares, teatros, galerías, auditorios, lugares de performance donde se puedan presentar nuestras obras. También proveyendo material para la escenografía, vestuario, etcétera. Siempre y cuando no intenten regular nuestro trabajo, interferir en la naturaleza de nuestras puestas en escena, o nos pongan reglas de cómo es que debemos hacerlo según sus criterios o conveniencias.

Para terminar, comparto un pensamiento indígena mixteco no muy conocido que adopté y en cada trabajo siempre lo llevo adjunto: “Agua soy, flor soy, humo de copal soy, como el fuego soy, diario soy así, soy como el pensamiento de las gentes”.

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