Los magnicidios de la Revolución mexicana terminaron violentamente con la vida de algunos de los caudillos más populares de esta guerra civil sangrienta y prolongada entre bandos contrarios.
Esta lucha armada involucró a hombres de diversos ámbitos de la sociedad mexicana que por sus dotes de mando, ambiciones políticas o intención de justicia social ascendieron a posiciones de liderazgo que llegaron a representar esperanza para muchos y una amenaza para otros.
El asesinato de estos caudillos se considera un magnicidio en virtud del alto cargo o poder que ostentaban, ya sea político o militar.
Entre los peores magnicidios de la Revolución mexicana están el de los presidentes Francisco I. Madero y Venustiano Carranza, y el de los líderes revolucionarios Emiliano Zapata y Francisco Villa.
Otro magnicidio fue el de Álvaro Obregón, militar revolucionario que llegó a la presidencia, aunque este asesinato sucedió años después del fin del periodo de los conflictos armados que sacudieron los cimientos sociales y políticos de México entre 1910 y 1920.
El asesinato de líderes en la Revolución fue común y constante e incluyó a otros jefes militares, revolucionarios o aspirantes políticos como el general Bernardo Reyes, muerto durante el periodo conocido como la Decena Trágica
El líder revolucionario Pascual Orozco fue asesinado en 1915 en Texas por guardas forestales (rangers) mientras trataba de regresar a México en alianza con el general Victoriano Huerta. Huerta murió de causas naturales en 1916, también en Texas.
Felipe Ángeles, el general del ejército federal que se unió a la causa revolucionaria fue sometido a un consejo de guerra, condenado a muerte y ejecutado.
Por qué estalló la Revolución mexicana
El germen de la Revolución mexicana fue el descontento del pueblo y de grupos opositores con las políticas elitistas y oligárquicas del presidente Porfirio Díaz, que beneficiaban a los ricos terratenientes e industriales, así como a los inversionistas extranjeros.
A raíz de una entrevista en 1908 publicada en la revista Pearson’s en la que Díaz hablaba de la democratización de la vida política en México, y en la que parecía dar a entender que no buscaría la reelección en 1910, Francisco I. Madero apareció en la esfera política como candidato a la presidencia.
No obstante, Díaz se declaró presidente por séptima vez tras las elecciones, lo que provocó el llamado a una revuelta por parte de Madero para derrocar al dictador y llamar a nuevas elecciones.
Lo que vendría a raíz de esto fue una década de violencia y muerte que forjó una de las etapas más convulsas de la historia de México.
Este artículo se enfoca en los magnicidios de cinco de los dirigentes revolucionarios más destacados del conflicto armado.
Magnicidios de la Revolución Mexicana
FRANCISCO I. MADERO
Asesinado a balazos el 22 de febrero de 1913 en la Ciudad de México
(39 años)
Después de ser obligado a renunciar a la presidencia, Francisco I, Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez, estuvieron bajo arresto en Palacio Nacional. Ambos fueron trasladados a la penitenciaría en dos autos por el mayor Francisco Cárdenas. Un corresponsal extranjero que se acercaba a la prisión escuchó varios disparos. Más tarde, Cárdenas informó que un grupo había disparado contra los autos y su escolta cuando se acercaban a la penitenciaría. Según el reporte, Madero y Pino Suárez habían tratado de huir saliendo de los vehículos. y habían muerto en el fuego cruzado.
→ Francisco I. Madero y su idea democrática para México
EMILIANO ZAPATA
Asesinado a balazos el 10 de abril de 1919 en Chinameca, Morelos, Mexico
(39 años)
Emiliano Zapata fue asesinado en una emboscada planeada por el general Pablo González y uno de sus subordinados, Jesús Guajardo. Creyendo que Guajardo estaba dispuesto a cambiarse a su bando, Zapata accedió a reunirse con él. El 10 de abril de 1919, Zapata llegó a la Hacienda de San Juan, en Chinameca, en donde los hombres de Guajardo lo acribillaron a balazos.
→ A cien años de la muerte de Emiliano Zapata
VENUSTIANO CARRANZA
Asesinado a balazos el 21 de mayo de 1920 en Tlaxcalantongo, Puebla, México
(60 años)
A principios del mes de abril de 1920, el presidente Venustiano Carranza sobrevivió a un atentado contra su vida perpetrado por gente del general Álvaro Obregón. Posteriormente, Obregón llevó su ejército a la Ciudad de México y expulsó a Carranza de la ciudad, quien se propuso instalar su gobierno en Veracruz. Mientras dormía en Tlaxcalantongo, en el estado de Puebla, fue traicionado y asesinado a balazos.
→ Venustiano Carranza, promotor de la Constitución de 1917
FRANCISCO VILLA
Asesinado a balazos el 20 de julio de 1923 en Parral, Chihuahua, México
(45 años)
El asesinato del líder revolucionario Francisco “Pancho” Villa fue uno de los más brutales magnicidios de la Revolución mexicana. Villa fue acribillado en una emboscada perpetrada por siete francotiradores que dispararon más de 40 balas. Se cree que el asesinato fue probablemente ordenado por sus enemigos políticos Plutarco Elías Calles y el presidente Álvaro Obregón.
→ México conmemora centenario del magnicidio Pancho Villa
→ Exhiben en EE.UU. camisa que vestía Pancho Villa al ser acribillado
ÁLVARO OBREGÓN
Asesinado a balazos el 17 de julio de 1928 en Ciudad de México, México
(48 años)
Después de haber sido presidente de México de 1920 a 1924, el general Álvaro Obregón se postuló de nueva cuenta al cargo y ganó las elecciones presidenciales de 1928. Meses antes de asumir la presidencia fue asesinado a balazos en el restaurante La Bombilla el 17 de julio de 1928 en la Ciudad de México. Su asesino fue José de León Toral, un católico romano opuesto a las políticas anticatólicas del gobierno.
→ Álvaro Obregón y el fin de la Revolución mexicana
ENLACE EXTERNO → Revolución Mexicana, el gran movimiento social del siglo XX
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