Álvaro Obregón se postuló como candidato a la presidencia de México el 1 de junio de 1919. Antes de su candidatura, Obregón había combatido como general en importantes batallas de la Revolución mexicana.
Obregón fue aliado de Venustiano Carranza hasta que el Barón de Cuatro Ciénegas buscó para sucederlo en la presidencia de México a un civil, y no a un militar como lo era el Manco de Celaya. Obregón sentía que él debía ser el sucesor natural de Carranza.
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Al momento de lanzar su candidatura, Álvaro Obregón gozaba de popularidad y amplio apoyo debido a su neutralidad. En cambio, su principal rival, el general Pablo González, tenía la oposición del sector agrario por combatir encarnizadamente a Emiliano Zapata y sus seguidores, así como por llevar a cabo el complot para asesinar al Caudillo del Sur en abril de 1919. La plataforma política de Obregón era la de un candidato liberal-centrista que buscaba unificar a México contra los “señores de la guerra” represivos y egoístas. Alejado de la radicalidad, usó su astucia política nata para evitar representar corrientes extremas.
Sin embargo, Carranza evadió designar como candidato a su antiguo general, optando por escoger a Ignacio Bonillas, Embajador de México en Estados Unidos, para sucederlo en la silla presidencial en 1920. Así, Carranza se negó a apoyar a Obregón como candidato, y el 11 de abril de 1920, Carranza trató de detener a Obregón, luego de encarcelar a varios de sus seguidores.
Álvaro Obregón y el Plan de Agua Prieta
El 23 de abril del mismo año, Obregón, Adolfo De la Huerta y otros revolucionarios firmaron el Plan de Agua Prieta a fin de reafirmar la Constitución de 1917, demandar el restablecimiento de la ley y el orden y exigir la renuncia de Carranza, así como la creación de un gobierno provisional hasta que se llevaran a cabo elecciones presidenciales.
Obregón, De la Huerta y Plutarco Elías Calles llegaron a ser conocidos como el Triángulo de Sonora o la Dinastía, ya que los tres eran oriundos de ese estado. Los tres incitaron levantamientos en el norte de México y más tarde obligaron a Carranza a huir de la Ciudad de México rumbo a Veracruz, a principios de mayo de 1920. Carranza nunca llegaría a Veracruz, ya que el 21 de mayo de 1920 fue asesinado a traición.
El 1 de junio, Adolfo De la Huerta asumió de manera interina la presidencia de México y organizó elecciones nacionales. Tras la muerte de Carranza y durante la presidencia interina de de la Huerta, Pancho Villa depuso las armas. Villa recibió de parte del gobierno un rancho en Chihuahua y una guardia personal de 50 hombres. Obregón estuvo de acuerdo con las negociaciones de De la Huerta, ya que estas promovían la paz con Villa, los líderes zapatistas y otros revolucionarios.
Álvaro Obregón ganador de la presidencia
México celebró elecciones el 5 de septiembre de 1920 sin enfrentamientos bélicos, y se dio a conocer que Obregón, candidato del Partido Laborista Mexicano, había obtenido un millón 131 mil 751 votos, superando ampliamente a su oponente, Alfredo Robles Domínguez. Obregón tomó posesión del cargo el 1 de diciembre de 1920.
Durante su mandato, el oriundo de Navojoa buscó consumar el proceso de pacificación nacional que inició De la Huerta, y dio marcha a la repartición de tierras a los campesinos del Estado de México y Morelos, medidas contempladas en su proyecto de reforma social.
Mediante su política agraria, Obregón distribuyó 921,627 hectáreas de tierra a 400 mil ciudadanos, pero grandes latifundios como el de Luis Terrazas, uno de los más grandes terratenientes del país, permanecieron en manos de sus propietarios.
El nuevo presidente se dispuso a dar fin a las rebeliones restantes, y se cree también que habría ordenado el asesinato de Villa en julio de 1923. Obregón también reprimió más tarde la rebelión de De la Huerta en Sonora, que se había manifestado en contra de la candidatura presidencial de Calles en 1923.
Álvaro Obregón y sus reformas
Tras 10 años de conflicto armado, México carecía de suficiente infraestructura y apoyo económico; el país estaba en bancarrota. Ante esta situación, Obregón hizo importantes reformas, entre ellas la reducción del ejército como medida de austeridad económica.
El sonorense se dio a la tarea de establecer la Secretaría de Educación Pública a fin de fomentar una cultura nacional, poner en marcha proyectos de embellecimiento nacional, pintura mural a gran escala y otras reformas educativas, todas destinadas a beneficiar las clases más marginadas de México.
En 1921, la Secretaría de Educación Pública, dirigida por José Vasconcelos, abrió mil nuevas escuelas rurales en todo México. Obregón devolvió la moneda mexicana al estándar del oro e invitó a visitantes y empresas extranjeras a invertir en la infraestructura de México, fortaleció la economía de México e incrementó las exportaciones de petróleo mexicano. A finales de 1921, las exportaciones de petróleo se incrementaron de 77 millones 703 mil 289 barriles en 1919 a 190 millones. El gobierno de Obregón firmó los Acuerdos de Bucareli con Estados Unidos en 1923, lo que normalizó las relaciones entre ambas naciones al otorgar a Obregón concesiones a los estadounidenses.
Obregón también alentó a intelectuales y periodistas estadounidenses y europeos a visitar México y ver de cerca las reformas de su gobierno. En 1921, Obregón comisionó a varios muralistas, entre ellos Diego Rivera, a plasmar las paredes de varios edificios vacíos alrededor de México con grandes murales para reseñar la historia de la Revolución.
Obregón consuma el fin de la Revolución
Obregón permaneció en la presidencia hasta 1924, asegurando que no volvería a reelegirse, en base a lo establecido por la Constitución de 1917, que prohíbe a un presidente gobernar un segundo mandato. Como se apuntó anteriormente, en 1923 De la Huerta, Secretario de Finanzas de Obregón, se rebeló en su contra porque este se había inclinado por Calles como candidato a la presidencia en 1924, y no por él. Obregón sofocó la rebelión y ejecutó a muchos de sus antiguos aliados. Cuando terminó su mandato, Obregón dejó el poder y regresó a Sonora, en lo que representó la primera transición pacífica de la presidencia desde el derrocamiento de Porfirio Díaz, 14 años antes. La Revolución mexicana finalmente había terminado.
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