La sociedad Frankenstein: una advertencia para nuestros tiempos

La figura de Frankenstein encapsula de manera asombrosa nuestra vertiginosa danza con la tecnología, donde hemos forjado inteligencia artificial que susurra en nuestros oídos, algoritmos que moldean nuestra realidad y herramientas de edición genética que reescriben la esencia misma de la vida. Ilustración: Barriozona Magazine © 2023
La figura de Frankenstein encapsula de manera asombrosa nuestra vertiginosa danza con la tecnología, donde hemos forjado inteligencia artificial que susurra en nuestros oídos, algoritmos que moldean nuestra realidad y herramientas de edición genética que reescriben la esencia misma de la vida. Ilustración: Barriozona Magazine © 2023

(Estados Unidos) — En la escalofriante obra maestra gótica de Mary Shelley, “Frankenstein”, un científico brillante pero imprudente une una criatura a partir de un mosaico impío de partes del cuerpo. El resultado es un ser corpulento y grotesco condenado al ostracismo por su apariencia monstruosa y rechazado por el mismo creador que lo dio a luz.

Dos siglos después de su concepción, la escalofriante historia de Víctor Frankenstein no es sólo una advertencia sobre los peligros de la arrogancia científica. Es un reflejo inquietantemente profético de nuestras propias ansiedades y triunfos en el siglo XXI.

Los retoques obsesivos de Frankenstein en su laboratorio lleno de telarañas reflejan nuestra propia danza frenética con la tecnología. Hemos creado inteligencia artificial que nos susurra al oído, algoritmos que curan nuestra realidad y herramientas de edición genética que reescriben el plano mismo de la vida.

Al igual que Frankenstein, estamos asombrados por nuestras creaciones, pero lidiamos con las pesadillas éticas que desencadenan. ¿Estamos jugando a ser Dios o simplemente nos estamos poniendo al día con la inevitable marcha del progreso?

Desentrañando la sociedad Frankenstein

El monstruo condenado al ostracismo, que anhela conexión y amor, encarna las ansiedades de la “otredad” que plagan nuestro propio mundo. La xenofobia, el racismo y la discriminación asoman sus feas cabezas, proyectando sombras de miedo y prejuicio.

Lo vemos en la demonización de los inmigrantes, el uso de chivos expiatorios para las minorías y el acoso implacable a aquellos que no encajan en el molde. La monstruosidad del monstruo no está solo en su carne cosida, sino en la forma en que la sociedad refleja su propia fealdad en él.

En un mundo hiperconectado por pantallas brillantes, florece una paradoja de soledad. La criatura de Frankenstein anhela compañía, un anhelo que resuena en los millones de personas que luchan contra el aislamiento y problemas de salud mental en nuestra sociedad hiperconectada, pero profundamente dividida.

La ironía es palpable: cuantos más dispositivos utilizamos, menos conectados nos sentimos. Quizás, como el monstruo, necesitemos liberarnos de las pantallas y buscar consuelo en el contacto humano genuino.

En una sociedad donde las pantallas brillantes nos conectan con el mundo entero, pero también nos aíslan de nuestros seres queridos, la soledad se ha convertido en una epidemia. Al igual que la criatura de Frankenstein, que ansía el amor y la aceptación, millones de personas se sienten excluidas y marginadas. Ilustración: Barriozona Magazine © 2023
En una sociedad donde las pantallas brillantes nos conectan con el mundo entero, pero también nos aíslan de nuestros seres queridos, la soledad se ha convertido en una epidemia. Al igual que la criatura de Frankenstein, que ansía el amor y la aceptación, millones de personas se sienten excluidas y marginadas. Ilustración: Barriozona Magazine © 2023

Lecciones para la sociedad actual

La búsqueda de Frankenstein de un ser ideal refleja nuestra propia búsqueda incesante de la perfección. Las imágenes retocadas y los personajes en línea seleccionados alimentan la ansiedad sobre nuestras propias insuficiencias.

La presión de ser perfectos, en nuestros cuerpos, nuestras carreras, nuestras vidas, se ha convertido en una carga monstruosa. Pero ¿qué pasaría si, como el monstruo que aprende a abrazar sus cicatrices, pudiéramos encontrar belleza en nuestras imperfecciones? Quizás ahí esté la clave para desbloquear la verdadera aceptación, tanto para nosotros como para los demás.

“Frankenstein” no es solo una reliquia gótica; es una advertencia viva y respirable para nuestros tiempos. Es un espejo que refleja nuestras maravillas tecnológicas, nuestros dilemas éticos y nuestras ansiedades sociales más profundas.

Al mirar a los ojos del monstruo, podemos vislumbrarnos a nosotros mismos y a las decisiones que debemos tomar para construir un mundo donde la aceptación, no el rechazo, sea la fuerza guía.

ENLACE EXTERNO → Lee más sobre la novela Frankenstein

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