México como modelo de mayoría presidencial, ordenamiento de las dimensiones ejecutivas de partido y federales de México hasta el 2000
El sistema de partidos mexicano: Unipartidista
Como ya se ha mencionado anteriormente, el Partido Nacional Revolucionario (PNR) fue fundado originalmente en 1929, y en 1938 fue cambiado a Partido de la Revolución Mexicana (PRM). En el año de 1946 el partido fue bautizado nuevamente bajo el nombre de Partido Revolucionario Institucional (PRI). El partido que hoy conocemos existe desde 1946.
México ha sido concebido de 1929 a 1997 como un estado unipartidista En 1997, el PRI perdió su mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y dos tercios de la mayoría en el Senado. El parlamento o el Congreso de la Unión se compone de dos cámaras: La Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores. La Cámara de Diputados se integra por 500 diputados, cuya duración consiste de tres años. La Cámara de Senadores estaba compuesta hasta 1997 por dos representantes de cada uno de los 31 estados federales más un distrito, o sea 64 senadores, los cuales son elegidos cada seis años sin posibilidad de ser reelegidos.
Desde 1994 se elevaron a cuatro los representantes por estado, sin importar el tamaño o la proporción del estado, o sea 128 senadores. Hasta antes de 1997, los partidos PAN y PRD no jugaban un papel importante en la vida política de México. El desarrollo político de ambos partidos se puede observar claramente en la siguiente gráfica.
A partir de este desarrollo, se puede deducir que a partir de 1988 México ha dejado se ser un sistema unipartidista, a pesar de que en ese año el PRI controla el Congreso con más de la mitad de sus 500 miembros. De acuerdo al método de Lijphart, el sistema de partidos mexicano puede ser catalogado a partir de este año como un sistema bipartidista. A partir del año 2000, con la consolidación de los dos partidos opositores, el sistema de partidos se concibe como un sistema tripartidista con un partido dominante. Otros pequeños partidos integrantes del Congreso desde 1997 son: Partido del Trabajo (PT), fundado en 1980 y con tendencia de izquierda; Partido Verde Ecologista de México (PVEM), fundado en 1986. Hay ocho partidos más dentro de la plataforma política mexicana; seis de ellos fueron fundados en 1999.
La concentración del poder ejecutivo en el presidente
En la Constitución de 1917, México fue definido y concebido como “Estados Unidos Mexicanos”, así como un “sistema presidencial”. Como ya lo he mencionado en la segunda parte, Venustiano Carranza fue quien reforzó y marcó el poder y el dominio del presidente. El presidente, como figura máxima, representa el poder absoluto, su mandato dura seis años, es elegido directamente por el pueblo, y no puede ser reelegido.
El presidente no sólo funge como jefe de estado, sino como jefe de partido. Es el jefe de la policía federal, tiene la facultad de proponer y cambiar leyes, es el jefe máximo de las fuerzas armadas, puede nombrar y despedir a la fiscalía federal, a los secretarios de estado, a los secretarios del gabinete, a los integrantes de la Suprema Corte de Justicia y a los representantes diplomáticos, y hasta 1996, él nombraba al gobernador de la Ciudad de México. Además, el presidente podía decidir quién sería su sucesor (este procedimiento, el cual se volvió regla al paso de los años, y fue institucionalizado por el presidente Manual Ávila Camacho (1940-1946).
El régimen mexicano se ha caracterizado sobre todo por un presidencialismo autoritario, el cual durante 71 años se alimentó de fraudes electorales, y de la opresión de grupos de oposición. El presidencialismo mexicano se basa principalmente en tres elementos: El presidente, el Partido-Estado (se le denomina Partido-Estado, puesto que no es posible diferenciar entre el estado y el partido), y el corporativismo. Lo que el presidente es y de lo que posee facultad, ya lo he mencionado arriba.
Ahora hemos arribado al segundo pilar del presidencialismo mexicano: El Partido-Estado PRI. El estado apoya al PRI de diferentes maneras: controla innumerables (o casi todo tipo de) sindicatos y organizaciones masivas a través de medidas dictatoriales. Uno de los casos más famosos, es el de los sindicatos de taxistas, en los cuales sus miembros poco antes de las elecciones están obligados a entregar sus identificaciones (si no, no pueden trabajar) con el fin de que los jefes de los sindicatos puedan llevar a cabo votaciones colectivas a favor del partido (PRI). Para favorecer estos procedimientos, una afiliación a muchos sindicatos, se ha vuelto más que la excepción, una regla. Esto conllevó a que la manipulación de votos pueda ser perfectamente consumada en su totalidad.
Desde 1940 hasta los años 80, México pudo disfrutar de una política y economía sorprendentemente estable, gracias a estos procesos electorales, los cuales fueron aprovechados y usados por el estado para así asegurar el imperio priísta, al mismo tiempo que esto bloqueaba todos y cualquier intento por parte de grupos opositores para ganar militantes.
El tercer pilar del presidencialismo mexicano es el llamado Corporativismo. Esta práctica consiste en manipular fuertemente a las organizaciones masivas dentro de la sociedad. Una de las principales funciones de los líderes de las organizaciones masivas es oprimir a los sectores de oposición que se encuentran dentro de los sindicatos, con el fin de evitar huelgas o levantamientos. Estos fungen como un tipo de intermediarios entre el gobierno y los sindicatos.
El poder usurpador del presidente sobre el Congreso
Una de las principales características del presidencialismo mexicano durante la era priísta, fue sin duda la debilidad del órgano legislador, lo cual se puede y pudo percibir en los ámbitos políticos y sociales. Hasta las elecciones de 1997 todas las decisiones de la Cámara de diputados y del senado eran controladas por el PRI. Los derechos y obligaciones del presidente están estipulados en el artículo 89 de la Constitución mexicana. Durante la época priísta, el presidente se excedía de sus facultades.
Este sobre uso de sus facultades lo hacía cada vez más poderoso, ya que ni siquiera el Congreso se atrevía a oponerle resistencia, puesto que el Congreso era dominado por la mayoría priísta. La superioridad en el número de los miembros priístas dentro de ambas cámaras impedía la realización de la supuesta función de control, así como la función de “balance of power” del ejecutivo. Esta mayoría dominante por parte de los integrantes de ambas cámaras, le permitía al presidente, entre otras cosas, hacer cambios en la Constitución sin ninguna dificultad.
La Constitución mexicana dictamina la clásica separación de poderes: Legislativo, Ejecutivo y Federal. Esta separación de poderes se repite de igual manera a nivel estatal y regional. Estos poderes son oficialmente independientes unos de los otros.
Poder Legislativo
Este poder yace en el llamado Congreso de la Unión, el cual se divide en dos cámaras: la Cámara Baja o Cámara de Diputados, y la Cámara Alta o Senado. La reelección está prohibida en ambas cámaras.
La Cámara de Diputados está integrada por 500 miembros, los cuales son elegidos cada tres años. Trescientos de los 500 diputados son elegidos según el principio de votación mayoritaria relativa. Ningún estado puede denominar menos de dos diputados, que vayan a ser elegidos a través de este procedimiento. Los 200 diputados restantes serán elegidos según el principio de representación proporcional.
La Cámara de Senadores se compone por 128 senadores, los cuales serán elegidos en su totalidad cada seis años. De los 128 senadores, 32 de ellos, o sea uno por cada estado, serán elegidos a través del principio de representación proporcional (este procedimiento fue implantado por primera vez en 1996). Sesenta y cuatro senadores, o sea dos por estado (de los cuatro en total) son elegidos según el principio de votación mayoritaria relativa, y uno es asignado a la primera minoría.
El Poder Judicial en México es la Suprema Corte de Justicia de la Nación
México como Estado Federal
La administración de México se estructura de acuerdo a la Constitución de la siguiente manera: Existen 31 estados federales y un distrito federal. Todos los estados disponen de una constitución propia, la cual se basa en la constitución federal. Los estados son independientes y son gobernados por un gobernador estatal, el cual igualmente es elegido cada seis años sin posibilidad de reelección.
Los estados dependen de forma financiera del gobierno central. Hasta antes de 1996, el presidente de la república nombraba al gobernador del distrito federal, hecho que como ya he mencionado antes, había contribuido a acrecentar su poder. En 1996 por primera vez, el gobernador del Distrito Federal fue elegido de forma directa, gracias a la presión ejercida por los habitantes de esa ciudad sobre el presidente.
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