Parte de esta entrevista hecha por Eduardo Barraza, editor de Barriozona Magazine, al organizador comunitario Salvador Reza se realizó durante un vuelo de avión de la ciudad de Phoenix, Arizona a la Ciudad de México el 8 de mayo de 2007, y otra parte en las oficinas de la organización Tonatierra, en Phoenix, el 12 de junio de 2007. En esta segunda parte, Reza enfatiza sobre la necesidad de los organizadores de aprender de la gente en vez de presentarles una fórmula.
PRIMERA PARTE → Organizador de taqueros, jornaleros e inmigrantes
TERCERA PARTE → Una lucha prolongada
Aquí en el ambiente social de Arizona, y en muchos lugares, se oyen las palabras “activista” y “activismo”, pero no se ve que exista la misma efectividad en todos los que dicen hacer activismo. En tu opinión, habiendo trabajado ya en varios lugares, y en diferentes circunstancias y problemas, ¿cuáles elementos consideras que realmente traen éxito a cualquier acción que se le llame “activismo”?
Bueno, te voy a decir lo que me dice un amigo mío, Wing Lam10, del Chinatown [de Nueva York] cada vez que usa uno la palabra “activista”, dice: “Yo no quiero activistas, porque los activistas nomás se activan por un tema y luego se pasa el tema y ya ‘se mueren’ y ya no están ahí”. Él dice que prefiere “organizadores”, gente que organice. Yo pienso que el organizar, a la larga, implica trabajar y no necesariamente estar en la vista pública todo el tiempo, sino que tienes que trabajar en el “trabajo de hormiga”, como quien dice. Tienes que estar yendo a diario a los centros de trabajo, a las esquinas, con los taqueros, viendo cuál es su problema, de algo que está pasando, tratando de no nomás ser alguien de pasada. Yo hablé con Ernesto Galarza11 antes de que se muriera, cuando yo todavía estaba en la universidad en los setentas, y una de las cosas que Ernesto Galarza nos dijo es que, si quieres organizar un lugar, mínimo, mínimo, tienes que durar diez años para que la comunidad te tenga confianza. No es cosa de que nomás surges y luego te vas, tienes que estar ahí en los barrios. Yo pienso que la organización tiene que ser no una organización política o de barrio, tiene que ser organización de familias en diferentes barrios en donde, por ejemplo, en el barrio del Distrito Murphy, ya hay ahí toda una actividad, todo un tipo de defensa. No va uno a inventarlo de nuevo, sino simple y sencillamente a estar ahí para contribuir con lo que uno puede. Con lo que uno puede contribuir es con lo que uno conoce de los gobiernos, con lo que uno conoce de cómo se trabaja la política al nivel estatal, al nivel federal, y no necesariamente nomás ir para que de pronto uno llegue a decir, “Bueno, mira, yo represento a esta gente”, pero en realidad ni los representas ni nada porque nomás los sacaste a una marcha y después de la marcha nunca los volviste a ver hasta la siguiente marcha, pero no bregaste con que si necesitan pavimento, con que si necesitan banquetas, que si necesitan maestros que nos los abusen en las escuelas; todo lo que implica una comunidad en el barrio, y eso viene de las familias, y si no trabajas con las familias no sabes lo que está pasando. Es como yo lo miro. Yo he estado en organizaciones gigantes, jerárquicas, que al final de cuentas dicen que vienen de abajo para arriba, de grassroots [de base], pero en realidad más bien son organizaciones que traen la mentalidad de misioneros; en otras palabras, ellos tienen la fórmula y van a ir con su fórmula para liberar a “los pobrecitos”. El otro día estaba hablando sobre Pablo Freire12 en la educación popular, y me preguntaron qué pensaba yo. Les dije que el error que yo veía en Pablo Freire, es que no iban a aprender de las comunidades que supuestamente iban a liberar, y en realidad nomás iban a ver cómo trabajaban, cómo funcionaban para poder llevarlos, para cumplir con sus fines como ellos los veían. Y ese es el error que pasó con [el Subcomandante] Marcos cuando entró a Chiapas; él creía que iba a organizar a los pueblos mayas zapatistas, y en realidad ellos lo organizaron a él. Le enseñaron cómo ser de veras socialista o colectivo, porque ellos ya lo hacen colectivamente. Uno puede aprender mucho del pueblo, si va uno a aprender con el pueblo, no necesariamente a tratar de decirles con tu fórmula, estilo misionero: “Yo te voy a salvar porque tú no sabes cómo salvarte a ti mismo”.
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En los últimos años, todos estos brotes de racismo y de rechazo, específicamente en contra de la comunidad inmigrante, y como ya lo mencionaste —los problemas de los estudiantes en las escuelas, los taqueros, los jornaleros—, se llegó a lo que estamos viviendo, que ya se puede considerar un movimiento más enérgico. Sin embargo, se ha visto que parte del mismo movimiento ha sido inefectivo. En tu opinión, ¿qué es lo que le falta a este despertar que la gente inmigrante está buscando, cuáles son los elementos para que pudiera encaminarse a algo más efectivo?
Lo que pasa —y es como yo lo miro—, es que toda la gente sabe que quiere papeles y que quieren trabajar a gusto, pero lo que no saben es por qué están marchando, porque nosotros no estamos dictando las leyes; estamos reaccionado a leyes que dicta la ultraderecha. [El grupo de] los Minutemen —que nunca fueron autónomos ni un movimiento que salió de la nada, sino que fue un movimiento bien financiado, bien orquestado desde las altas esferas—, ahorita ya, por ejemplo, han penetrado sectores fuertes de la legislatura estatal, que son los que están saliendo con las leyes anti-inmigrantes. A la misma vez, penetraron el Partido Republicano a nivel federal, en donde las propuestas [de ley] federales las están empujando ellos. Sin embargo, nosotros no hemos logrado llegar a poner nuestras propias propuestas ni empujar nuestros propios intereses, porque no sabemos ni lo que queremos. Lo que quiero decir con esto es —nomás en Phoenix— tienes legisladores de descendencia mexicana que salen como que están encabezando las marchas, sin embargo, cuando toman los votos ahí en la Legislatura, votan por sanciones a los empleadores [que contratan indocumentados], supuestamente para castigar a los empleadores por el maltrato que le dan al [trabajador] migrante, sin embargo, muy bien saben que lo que están haciendo es jugándole el juego a la ultraderecha, porque el que va a recibir los malos tratos, los abusos y todo lo demás, es el migrante, que va a ser abusado aún más por los patrones. De todos modos lo van a ocupar [en un empleo], pero le van a pagar menos, no le van a pagar o lo van a utilizar. Al no saber a dónde vamos ni qué queremos, llegan gentes que les dicen, “No, nosotros lo que queremos es un permiso de trabajo”. Bueno, a un jornalero recién llegado [a Estados Unidos], que lo anda persiguiendo la policía por la [Avenida] 36 y la Thomas o en [la ciudad] de Chandler o por donde sea, y que lo andan hostigando, para él un permiso de trabajo es magnífico, pero lo que no le dicen es que él no va a calificar para un permiso de trabajo porque él no tiene un patrón estable. De acuerdo a la propuesta —como se propone la ley— es que tiene que estar atado a un patrón estable y que viene desde los Think Tanks [organizaciones o institutos de investigación y defensa social] de la derecha, que pone lo que vas a aceptar y no es aceptable. Nosotros nomás reaccionamos a eso y reaccionamos diciendo, “Sí, nos conformamos con esto”. Ahora, no hay un análisis profundo de qué es lo que podemos o no podemos hacer, y hasta qué punto podemos nosotros —con o sin papeles— influenciar, si no directamente por el voto, indirectamente. Muchas de las veces se hacen movimientos de marchas y todo eso, pero en realidad son marchas que llevan dos mensajes: lleva un mensaje de unos de que queremos ciudadanía y otros que nomás queremos permiso de trabajo. Y los que llevan el mensaje que son los que quieren nomás el permiso de trabajo, son los que van a ser escuchados por la ultraderecha, y probablemente son los que se van a llevar su capital político en ese nivel. Pero el [resto] del pueblo se va a quedar peor, porque lo que entra con eso va a ser la criminalización de miles y miles de personas, que si creen que ahorita estamos perseguidos con “la migra”, espérense que pase esa [propuesta] de la ley STRIVE Act.13 Vamos a ser súper perseguidos, veinte veces más, en donde te van a levantar de las paradas de camión, te van a levantar de las calles, te van a levantar de las esquinas, te van levantar del lugar del trabajo, todo por mantener siempre el miedo en contra de nosotros. Por eso, para mí, lo que falta es que no nomás se pelee por lo que se puede lograr, sino que se pelee por lo que de veras la gente quiere. Cuando salen millones y millones de gente como lo hicieron [en varias ciudades del país a las marchas] el año pasado [2006], nunca se le preguntó a esa gente qué es lo que quiere. Se le dijo lo que se podía agarrar, pero nunca se le preguntó lo que quiere. En esta marcha que acaba de pasar [1 de mayo de 2007], a nadie se le preguntó qué es lo que quiere; se le dijo que es lo que se estaba buscando, pero no se le preguntó qué es lo que quiere. Y si no tenemos una consulta en donde de verdad estamos representando lo que el pueblo quiere, pues entonces estamos mal. Ahora, si la gente dice, “Bueno, si queremos un permiso de trabajo”, estoy seguro que van a decir, “Queremos un permiso de trabajo, pero sin estar atados a un patrón”, ya esa es una ganancia. Y si podemos lograr que los legisladores acepten eso, ya es una ganancia. Yo casi nunca pierdo en las batallas políticas; de vez en cuando pierdo, pero casi nunca —perdí con la gobernadora [Janet Napolitano] el año pasado [2006]. Lo que uno tiene que analizar primero es qué quiere la gente y después empujarlo hasta donde se pueda, pero no comenzar desde, “No, pues nomás voy a pedir esto porque es todo lo que quiero; es el único pedacito de pastel que me van a dar y es todo lo que voy a agarrar”. Eso es fácil de hacer cuando en realidad no tienes una consulta con la gente, cara a cara, a diario.
Por ejemplo, cualquier cosa que yo haga, de una manera u otra afecta directamente a los jornaleros en el Centro de Trabajo [Macehualli] pero también [a los que están] en las esquinas, y tiene uno que estar consciente de eso todo el tiempo, porque es muy fácil decir, “Sabes qué, sí, pues está bien, un permiso de trabajo estaría bien”, pero en el proceso estás eliminando de por si a 118 mil jornaleros que están en la calle diariamente, pero en realidad se traduce en quizás 500 mil jornaleros. No nomás a ellos, estás afectando a toda esa gente que se va a quedar entre trabajos, estás afectando a toda esa gente que de una manera o de otra va a estar buscada, perseguida con nuevas leyes que van a ser a los policías “migras”. Para uno aceptar eso, tiene que estar consciente que el pueblo sabe las consecuencias de lo que uno está aceptando. Y no creo que haya esa consulta, es como proselitismo, es como que ellos son los intelectuales, los inteligentes, y [que] el pueblo no sabe nada, entonces van a decir al pueblo lo que es mejor para ellos. Desafortunadamente eso es lo que pasa, y como no tenemos ni los medios de comunicación controlados, ni nada controlado, ellos sí; los ultraderechistas pueden manipular el mensaje, mandar el mensaje, mandar el mensaje, mandar el mensaje, hasta que de pronto cualquier norteamericano ve a un mexicano en la calle pidiendo trabajo y va a decir, “Ese es un cochino, ese viene a robarme mi casa, ese viene a vender drogas”. Y el mensaje lo mandan a diario, a diario, a diario, a diario, diario, diario. Nosotros no tenemos la manera de contrarrestarlo, y cuando tenemos programas para contrarrestarlo, en lugar de contrarrestarlo le seguimos el juego a la misma gente que nos está tirando el mismo mensaje en los canales norteamericanos.
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NOTAS
10 Wing Lam, Director Ejecutivo de la Chinese Staff and Workers Association [Asociación de Personal y Trabajadores Chinos, en Nueva York]. Inmigrante chino él mismo, ha estado involucrado con sindicatos de trabajadores desde finales de la década de los setenta, y ha peleado en contra de la discriminación de trabajadores chinos.
11 Ernesto Galarza [1905-1984]. Hijo de inmigrantes mexicanos que llegó a ser un destacado organizador laboral, historiador, profesor y activista comunitario en Estados Unidos.
12 Pablo [Paulo] Freire [1921-1997], educador brasileño, famoso por su controversial método para enseñar a leer y a escribir a través de materiales visuales y enseñando acerca de la autopercepción y los problemas comunitarios.
13 STRIVE Act [Ley de Seguridad a través de una Inmigración Regularizada y una Economía Vibrante de 2007], que se abrevió como “STRIVE Act of 2007“.
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