Plutarco Elías Calles es sinónimo de liderazgo político. Su nombre está intrínsecamente ligado a la creación del que llegaría a ser el partido político mexicano dominante hasta finales del siglo XX.
Elías Calles es, por tanto, uno de los personajes históricos de mayor influencia en México que nacieron en el estado de Sonora. El futuro Jefe Máximo de la Revolución nació el 25 de septiembre de 1877 en la ciudad de Guaymas, en el suroeste de Sonora.
El descendiente de judíos sefardíes ingresó al magisterio, el cual dejó y al que volvió tras desempeñar varios oficios. En algún momento de 1910 o 1911, después del llamado a la Revolución de Francisco I. Madero para terminar con la dictadura de Porfirio Díaz, Elías Calles habría entrado en contacto con maderistas de Sonora.
Consumado el golpe de estado contra Madero en febrero de 1913, el sonorense formó un regimiento y se incorporó al movimiento rebelde del ejército de Sonora, cuyo líder era Álvaro Obregón.
En ese tiempo, Venustiano Carranza y el hombre de Guaymas se conocieron en Sonora. El encuentro resultaría favorable para Elías Calles, cuando el Barón de Cuatro Ciénegas lo nombró gobernador interino del estado en 1915.
Las habilidades de organización y liderazgo de Plutarco Elías Calles lo destinaron a sobresalir en algunas batallas revolucionarias, llegando a dirigir más tarde en la capacidad de general. Nunca igualó a Obregón en el plano militar, pero se perfiló como un administrador político sagaz.
Su intervención en el conflicto civil lo llevó a luchar contra el general, y luego dictador, Victoriano Huerta, y a enfrentarse a las fuerzas del carismático caudillo revolucionario Pancho Villa, a las que derrotó.
En 1917, Elías Calles se consolidó en la política estatal como gobernador constitucional.
Plutarco Elías Calles ingresa al ámbito de la política nacional
La trayectoria política del destacado sonorense lo condujo al plano federal en mayo de 1919 cuando, convocado por el presidente Carranza, fungió como titular de la nueva Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, una dependencia del gobierno federal para crear nexos entre el Estado y los sectores obrero, industrial y empresarial.
Plutarco Elías Calles renunció al cargo en enero de 1920 para incorporarse a la candidatura presidencial de su paisano Obregón, con quien desempeñaría un papel clave en el derrocamiento de Carranza en 1920, lo que representó el éxito del Plan de Agua Prieta.
Previo al ascenso de Obregón al Poder Ejecutivo de México, Elías Calles encabezó brevemente la Secretaría de Relaciones Exteriores bajo la presidencia provisional de Adolfo de la Huerta en 1920.
De la Huerta, Obregón y Elías Calles formaron un terceto clave de hombres de Sonora que forjó la transición de México a la posrevolución A ellos se les conoció como el Triángulo sonorense.
El oriundo de Guaymas fue designado Secretario de Gobernación en el gabinete del presidente Obregón. El Manco de Celaya guió el destino del México posrevolucionario de 1920 a 1924, con Elías Calles como uno de los funcionarios claves de su mandato, y heredero natural de la presidencia.
En 1924, Plutarco Elías Calles fue elegido presidente de México. Su gobierno impulsó reformas agrarias, laborales y educativas, al tiempo que disminuyó el poder de las fuerzas armadas como una forma de evitar los golpes militares.
Su campaña contra la Iglesia Católica Romana de México
Una característica distintiva de la administración de Elías Calles consistió en las drásticas medidas en contra del poder de la Iglesia Católica Romana en México, para lo que aplicó leyes muy rígidas con ese fin.
El sonorense se valió de la Constitución de 1917 para hacer cumplir disposiciones destinadas a prohibir las escuelas eclesiásticas y limitar el número de clérigos. Tales restricciones provocaron la suspensión de los servicios religiosos públicos administrados por la Iglesia durante un lapso de tres años.
El guaymense consideraba al clero católico como un grupo de enorme influencia política en el país, y sus acciones contra su dominio le valieron los sobrenombres de Anticristo y Comecuras por parte del pueblo.
Esto causó el estallido de la llamada Guerra Cristera (1926-1929), una rebelión en respuesta a la “Ley Calles”, un decreto ejecutivo para hacer cumplir el artículo 130 de la Constitución, que restringía el poder y la autoridad de la Iglesia Católica.
El mandatario no solo dispuso normas en la esfera eclesiástica sino también autorizó leyes que limitaban la propiedad extranjera de la tierra, así como aprobó legislación que imponía reglas en materia de petróleo. Tales medidas causaron la ira de Estados Unidos.
Tras concluir la presidencia de Elías Calles en 1928, el ex presidente Obregón decidió volverse a postular al Poder Ejecutivo, logrando ser electo. Sus planes terminaron cuando fue asesinado el 17 de julio de 1928, a casi tres meses de tomar posesión del cargo. Muerto el también apodado Quince Uñas, el camino quedó abierto para que Elías Calles dominara la política nacional hasta 1936, cuando fue expulsado de México.
Plutarco Elías Calles, el Jefe Máximo de la Revolución
Tras el magnicidio de Álvaro Obregón, Elías Calles se mantuvo en la cima de la estructura del poder, aunque no siempre de manera visible.
El 4 de marzo de 1929, Elías Calles y un grupo de militares y caudillos de la Revolución mexicana, fundaron el Partido Nacional Revolucionario (PNR), mismo que se transformaría en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) con el tiempo.
En 1938, el PNR pasó a llamarse Partido de la Revolución Mexicana (PRM).
A través del PNR, el apoyo de Elías Calles a un candidato del partido a la presidencia de México significaba su elección segura.
Los gobiernos de los presidentes Emilio Portes Gil (1928–1930), Pascual Ortiz Rubio (1930–1932) y Abelardo L. Rodríguez (1932–1934) tuvieron a Elías Calles como su propulsor. A este periodo se le conoce como Maximato (1928–1934), con base al sobrenombre de Jefe Máximo.
Durante el periodo de seis años del Maximato, Plutarco Calles continuó virtualmente influyendo en el poder sin ser presidente. Ese sexenio habría sido el que Obregón debía de haber gobernado si no hubiera sido asesinado.
Al no poder ser presidente por segunda vez sin un intervalo fuera, el también apodado Turco, siguió siendo la figura política de máxima autoridad durante este tiempo de sucesión presidencial en México.
Lázaro Cárdenas del Río, y el fin del Maximato
La situación comenzaría a cambiar en 1934, cuando grupos de izquierda tomaron control del PNR. Elías Calles no tuvo otra alternativa más que apoyar al candidato de su partido a la presidencia, el ex general revolucionario Lázaro Cárdenas del Río, quien viendo la injerencia en la política del Jefe Máximo y ya instalado en la silla presidencial, purgó su gabinete de hombres asociados a Elías Calles.
En 1935, el sonorense decidió retirarse de la política y se autoexilió en Estados Unidos. No obstante, al final de ese año volvió a México, y en 1936 surgió un conflicto entre los partidarios del presidente Cárdenas y del ex Jefe Máximo llevó a enfrentamientos violentos en las calles.
Finalmente, Cárdenas impuso el peso y la autoridad de su cargo ordenando que Plutarco Elías Calles fuera detenido en su domicilio, puesto en un avión y expulsado de México con destino inicial a la ciudad fronteriza de Brownsville, Texas.
Elías Calles vivió en el exilio forzado en San Diego, California hasta 1941, cuando se le permitió regresar a México, después que Cárdenas había concluido su sexenio presidencial.
Cinco años después, en 1946, el PRM pasaría a convertirse en el actual PRI, partido que mantuvo el poder por 54 años más.
La vida de Plutarco Elías Calles llegó a su fin el 19 de octubre de 1945 en la Ciudad de México.
No obstante, su influencia política estuvo presente en el sistema de gobierno que dominó México hasta el año 2000, cuando el PRI vio el fin de su hegemonía en el poder ejecutivo por más de medio siglo con la victoria de un partido de oposición.
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