(México) — Una maqueta de Tenochtitlan se ha dado a conocer como resultado de trabajos de arqueología urbana, que es una subdisciplina de la arqueología que se especializa en el pasado material de pueblos y ciudades donde usualmente la habitación humana a largo plazo ha dejado un rico registro del pasado.
Pueblos y ciudades como Tenochtitlan, cuyos vestigios yacen bajo la actual Ciudad de México, en donde un programa de este tipo dedicado al rescate arqueológico de las ruinas de la gran urbe de los mexicas ha sacado a la luz admirables hallazgos, que continúan añadiendo segmentos al gran mosaico roto de la civilización azteca.
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El concepto de arqueología urbana no nos transporta a sitios remotos y desérticos en donde los arqueólogos realizan excavaciones, aislados del resto del mundo y en parajes desconocidos para la mayoría. El paisaje de la arqueología en zonas urbanas es uno en que estos científicos que estudian la historia humana y la prehistoria a través de la excavación de sitios se enfrentan al tráfico peatonal y automovilístico, además de los retos físicos que representan los edificios y estructuras sobre y alrededor de una zona urbana.
Escombros del pasado
Las principales ciudades de nuestro tiempo casi siempre encierran una rica historia debajo del concreto, secretos que buscan ser revelados mediante el análisis de artefactos y otros restos físicos dejados por los habitantes de zonas pobladas como Tenochtitlan.
En países como México, Estados Unidos o Inglaterra, existen ciudades con grandes posibilidades de descubrimientos arqueológicos en el trazado urbano, en donde reliquias de su historia yacen bajo escombros de su pasado. Muchas de ellas ya se encuentran a la vista o son expuestas en museos.
En 2012, los restos del Rey Ricardo III de Inglaterra fueron encontrados, 527 años después de su muerte, bajo la manta de asfalto de un estacionamiento de autos, en el sitio de la antigua Iglesia de los Frailes Grises, en un área completamente poblada de la actual ciudad de Leicester.
Arqueología urbana en la Ciudad de México
Trabajos de investigación científica bajo esta subdisciplina en el núcleo donde se alzaba Tenochtitlan han producido por igual descubrimientos extraordinarios durante los últimos 10 años, los cuales han contribuido a obtener una mejor imagen de lo que fue el recinto sagrado de los mexicas, en donde la estructura de mayor importancia y altura era el Templo Mayor. Las ruinas del Huey Teocalli fueron excavadas entre 1978 y 1982, tras el hallazgo del monolito de Coyolxauhqui.
Las obras de salvamento arqueológico en pleno Centro Histórico de la Ciudad de México se realizan por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través de su Programa de Arqueología Urbana (PAU), dirigido por el arqueólogo Raúl Barrera Rodríguez. El PAU fue formado hace 17 años.
Es partir de estos trabajos en una zona que comprende siete cuadras del centro de la ciudad que los expertos están haciendo una reconstrucción tridimensional de algunas estructuras del antiguo recinto religioso que se han ubicado de manera parcial, precisamente porque se trata de una zona urbana donde los edificios actuales representan un gran obstáculo. Entre estos antiguos edificios semi-destruidos se encuentran algunos que forman parte de la lista de descubrimientos recientes acreditados al PAU: el Huei Tzompantli, el Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl, el Juego de Pelota y el Calmécac.
Maqueta de Tenochtitlan recrea centro ceremonial
Entre las metas del PAU está dejar al descubierto las estructuras mexicas encontradas pero cuando esto no es posible, como en este caso, se está empleando tecnología de reconstrucción tridimensional digital, la cual proporcionará una mejor idea del recinto sagrado de Tenochtitlan, que en el pasado tuvo un buena aproximación a través de una maqueta construida con material analógico por el arquitecto Ignacio Marquina.
Es a partir de las crónicas mexicas y coloniales, y con la colaboración de la escultora Carmen Carrillo de Antúnez, Marquina creó la primera maqueta de este centro religioso, incluyendo el Templo Mayor, la cual proporcionó durante muchos años quizá el mejor cuadro visual tridimensional de aquel recinto.
Las excavaciones arqueológicas más recientes han hecho posible una mayor precisión en la ubicación y las características de ciertas edificaciones, no obstante que, según Barrera, no son muchas las estructuras del recinto sagrado de las que se conocen sus dimensiones originales.
Mosaico inconcluso
Como en muchos otros casos en este mosaico arqueológico incompleto, los recientes hallazgos han podido ratificar algunas descripciones de cronistas coloniales como las el fraile dominico Diego Durán y el fraile franciscano Juan de Torquemada, quienes detallaron uno de los edificios más emblemáticos del recinto sagrado: el Templo de Ehécatl, deidad mexica del viento.
La arqueología actual ha confirmado la alineación de dicha estructura con el adoratorio de Tláloc en el Templo Mayor, como lo apuntaron los frailes. Datos del INAH describen este templo como una “plataforma rectangular de dos cuerpos de aproximadamente 34 metros de norte a sur, con un adosamiento circular en su parte posterior de 18 metros de diámetro”.
Además del Templo de Ehécatl, otras edificaciones (o fragmentos de ellas) que se han podido identificar en esta área que los mexicas destinaron para fines religiosos incluyen:
• El Cuauhxicalco o “Recipiente del águila”, un edificio circular vinculada al adoratorio del dios mexica de la guerra, Huitzilopochtli
• El Huei Tzompantli, o muro de cráneos
• El Calmécac, escuela para los hijos de los tlatoanis mexicas
Logros y retos en zonas arqueológicas urbanas
Sin duda el PAU ha conseguido logros muy importantes si se tienen en cuenta los obstáculos inherentes de la arqueología urbana, ya que las excavaciones simplemente no se pueden hacer en cualquier calle o edificio de la ciudad.
Asimismo, previo a la excavación de un sitio urbano, se deben llevar a cabo una serie de investigaciones sobre el área. En algunos casos es la falta de espacio lo que impide que los arqueólogos lleguen a excavar totalmente una estructura.
Una maqueta digital del recinto ceremonial de los mexicas como la que el PAU está desarrollando puede ser en este terreno urbano la mejor opción para hacer resurgir un importante cuadro del mosaico del imperio azteca, destruido a partir de 1521.
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