(México) — Las teorías clásicas y tradicionales de la educación se conformaban con la simple transmisión de contenidos por parte del maestro, suponiendo que la mente de los alumnos no estaba dotada de capacidades y funciones que le permitieran desarrollar habilidades más allá de memorizar y repetir información, y esto bajo la condición de estímulos que provocaran ciertas respuestas y conductas deseadas.
Esta concepción de aprendizaje reducía al sujeto a un simple objeto que de manera mecánica es llenado de información que ha de reproducir como se le solicita.
Con el paso de los años, y a partir de nuevas búsquedas, ideas e investigaciones que objetaron las señaladas arriba, se abrieron otras posibilidades de ver y entender el aprendizaje, la enseñanza y sobre todo, de saber qué hay en el interior de esa persona que aprende y de la que enseña, y no sólo cómo y qué ha de aprenderse, sino dicho de otra manera, se propone que la educación reconozca el valor del alumno en tanto que es un ser humano…
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