(Sásabe, Arizona) –– El guía del grupo de caminantes avanza rápido por las estrechas veredas de ésta área remota junto a la frontera Estados Unidos-México, cerca de Sásabe, Arizona.
Atrás del experimentado “coyote” le sigue un grupo de aproximadamente 20 personas — hombres y mujeres— cargando mochilas y botellas de agua bajo el ardiente sol del mediodía.
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El terreno es áspero, rocoso, lleno de vegetación desértica típica en esta área de Arizona, situada en el suroeste de Estados Unidos. Lo mismo baja que sube y en algunos puntos de esta vereda clandestina, las ramas espinosas de algunas plantas demandan su espacio como si trataran de bloquear a los intrusos que invaden su hábitat.
El guía, vestido todo con ropa de color verde olivo, avanza fácilmente por este sendero del Desierto Oeste, como se le conoce a esta zona. Él conoce el camino y sus peligros. Pero el calor pesa sobre algunos de los caminantes que beben agua de sus botellas y tratan de esquivar ramas y piedras, mientras se esfuerzan por mantener el ritmo apurado de quien los conduce.
En un punto de la caminata, una mujer del grupo rompe el silencio natural de esta región remota alzando su voz como protesta.
—¡Van muy rápido! —demanda al guía y a quienes van delante de ella, al darse cuenta de que se va quedando atrás.
El guía y los caminantes detienen su paso apurado y voltean hacia atrás. Algunos aprovechan la pausa para buscar la sombra de un árbol y beber agua. Le recuerda al grupo que para avanzar y llegar al destino final tienen que seguir caminando.
—Los “coyotes” no esperan a nadie, y al que ya no puede caminar lo dejan abandonado… — advierte.
Así sucede en la realidad cuando los verdaderos contrabandistas de personas encaminan su cargamento humano por esta misma región donde este grupo de caminantes trata de “entrar ilegalmente” a Estados Unidos, llevados por este supuesto “coyote”.
Pero el hombre que guía a este grupo no es en realidad un “coyote”, sino el agente fronterizo Andy B. Adame, de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (U. S. Customs and Border Protection, o CBP, por sus siglas en inglés). Y las personas tratando de “cruzar el desierto” no son migrantes sino un grupo de periodistas de Estados Unidos, México y El Salvador que fueron invitados a un evento de la Campaña de Seguridad Fronteriza, organizado por la Patrulla Fronteriza.
Poniéndose en el lugar del migrante en Sásabe, Arizona
La caminata tuvo el propósito de dar a los representantes de los medios de comunicación, una oportunidad real de ver y sentir por sí mismos algunas de las dificultades y condiciones a las que se exponen las personas que entran ilegalmente a Estados Unidos por áreas remotas.
Las altas temperaturas, lo áspero del terreno y la vegetación, el camino desigual que lo mismo cambia de una superficie rocosa a una arenosa, así como el desconocimiento de ésta área, son sólo algunos de los factores que contribuyen al cansancio y la deshidratación — por ejemplo— que han resultado mortales para incontables personas en esta vasta región.
El área escogida por la Patrulla Fronteriza para el trayecto recorrido por los periodistas se localiza aproximadamente a unas dos millas al oeste de la estación aduanal en Sásabe, y sobre una zona elevada contigua al muro fronterizo que marca la línea divisoria entre México y Estados Unidos, y que recuerda a cualquier persona en donde termina un país y en donde comienza otro.
Los periodistas —incluyendo al autor de este reportaje— fueron trasladados hasta Sásabe desde los cuarteles generales del Sector Tucson de la Patrulla Fronteriza por la carretera Arizona 286, un recorrido de aproximadamente 70 millas (112 kilómetros) de distancia por un tramo mayormente desértico.
De la estación aduanal en Sásabe, los reporteros fueron transportados en los mismos vehículos de la Patrulla Fronteriza a través de un tramo de terracería hasta un punto en donde terminan el cerco fronterizo y el camino, sitio que sirvió como punto de partida para la caminata.
Mapa de Sásabe, Arizona
Distancia corta, peligro grande
La distancia del recorrido a pie hecho por los periodistas fue solamente de 1.3 millas (2 kilómetros), a través de una ruta usada frecuentemente por los “coyotes” para pasar a personas sin documentos del estado de Sonora, México a Arizona, Estados Unidos.
Sin embargo, tratándose de una distancia corta como ésta, muchos de los retos y riesgos de la caminata fueron los mismos a los que se enfrentan quienes contratan a un “coyote” para tratar de entrar a Estados Unidos en esta zona.
Pero para quienes se adentran a territorio estadounidense de manera clandestina, los peligros son aún mayores ya que la mayoría tiene que caminar largas distancias durante varios días bajo un clima adverso. Además, se enfrentan a la posibilidad de ser abandonados cuando ya no pueden continuar caminando y de terminar completamente perdidos y desorientados.
Los periodistas que participaron en este simulacro atestiguaron de primera mano que inclusive con el apoyo de los agentes de la Patrulla Fronteriza, quienes les proveyeron guía, agua y cualquier tipo ayuda, un recorrido tan corto como este representa un duro reto, especialmente por la alta temperatura y la rudeza del camino.
Después de este recorrido, la advertencia para quienes quieran entrar a Estados Unidos de esta manera es que no lo intenten pues su integridad física y su vida corren serios peligros. El calor de Arizona, la dureza del terreno, y el tamaño del desierto son amenazas verdaderas que los “coyotes” ocultan y los migrantes tienden a desestimar.
Muchos descubren la trágica realidad cuando ya es demasiado tarde.
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