(Brownsville, Texas) — Desde el mes de julio de 2021, algunas familias centroamericanas han sido sometidas a una política de deportación acelerada conocida como “deportación expedita”, que permite a los agentes fronterizos estadounidenses repatriar a los migrantes sin permitirles comparecer ante un juez de inmigración.
Las autoridades estadounidenses también comenzaron a transportar migrantes centroamericanos al sur de México en virtud del edicto de salud pública del Título 42, que les prohíbe solicitar asilo.
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Centenares de personas que cruzaron la frontera han sido enviados en estos vuelos de expulsión.
Según las autoridades, los vuelos de expulsión buscan frenar a personas que intentan cruzar la frontera repetidamente, señalando que este tipo de cruces constituyeron el 27 por ciento de las detenciones de migrantes en julio de 2021.
Algunos migrantes se están repatriando a través del puerto de entrada directo a ciudades fronterizas con México, pero otras están siendo transportadas aún más al sur, más cerca de su país de origen.
Los vuelos de expulsión y el programa de deportación acelerada para familias han provocado críticas de los defensores de los solicitantes de asilo, incluyendo la agencia de refugiados de la Organización de las Naciones Unidas, que afirma que la práctica de trasladar a centroamericanos al sur de México podría afectar la “capacidad de respuesta humanitaria” en la región.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP por sus siglas en inglés) llevó a cabo 212 mil detenciones de migrantes en julio, un máximo en 21 años.
Más de 110 mil migrantes adultos solteros fueron detenidos, la mayoría de los cuales fueron expulsados a México bajo una autoridad de salud pública invocada por primera vez por el gobierno de Donald Trump.
Sin embargo, casi el 88 por ciento de los más de 83 mil padres e hijos migrantes que fueron puestos bajo custodia como familias en julio fueron procesados bajo la ley de inmigración de Estados Unidos y se les permitió solicitar asilo.
Los agentes fronterizos de Estados Unidos también encontraron una cifra récord histórica de 19 mil niños no acompañados, a quienes la administración del presidente Joe Biden ha protegido categóricamente de la política de expulsión.
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