El Triángulo del Norte es el nombre que se le da a la zona de Centroamérica formada por los países de Guatemala, Honduras y El Salvador. La metáfora del triángulo geográfico imaginario integra a estas tres naciones con base a su problemática social y económica común.
Durante los últimos años, miles de habitantes de estos tres países han salido en masa buscando llegar a la frontera sur de Estados Unidos en busca de asilo y de una vida mejor.
El fenómeno de la migración del Triángulo del Norte hacia Estados Unidos ha sido constante durante las últimas décadas pero a partir de octubre de 2018, miles de habitantes de estos países han abandonado Centroamericana en caravanas o éxodos multitudinarios recorriendo el territorio de México con ruta a la frontera de Estados Unidos.
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Previamente, en 2014, se registró un incremento en las solicitudes de asilo de menores no acompañados por un adulto que ingresaron a Estados Unidos.
¿Por qué abandonan sus habitantes el Triángulo del Norte?
La migración desde El Salvador, Guatemala y Honduras es provocada por factores como el alto nivel de pobreza, los gobiernos corruptos, la violencia y el crimen. A estos factores se suman los desastres naturales como fuertes huracanes que han azotado la zona del Triángulo del Norte, dejando a su paso un panorama de devastación social y económica.
La declaración de la pandemia del COVID-19 en marzo de 2020 y su propagación empeoró la situación ya de por sí precaria en estas tres naciones, limitando más el tránsito de migrantes por parte del gobierno de México, a fin de tratar de contrarrestar la emergencia sanitaria y reducir contagios del virus.
A esto hay que añadir medidas más restrictivas en contra del flujo de migrantes sin documentos aplicadas por la Guardia Nacional y el ejército de México en el contexto de los éxodos masivos de años anteriores.
Miles de migrantes centroamericanos en busca de asilo que lograron arribar a la frontera sur de Estados Unidos se toparon con una política de rechazo durante el gobierno del presidente Donald Trump, cuya postura en el tema de inmigración fue una de las más estrictas impuestas por Estados Unidos en tiempos recientes.
Durante la presidencia de Barack Obama, su gobierno abordó los problemas comunes en el Triángulo del Norte e incrementó la ayuda económica a $750 millones de dólares en respuesta a la crisis de los menores no acompañados.
En este contexto, la situación en El Salvador, Guatemala y Honduras mejoraba con menores índices de criminalidad y una lucha en contra de la corrupción gubernamental que daba buenos resultados.
El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en su cargo de vicepresidente en el gobierno de Obama, estuvo al frente de la Estrategia de Estados Unidos para Centroamérica, un programa plurianual que promovió reformas institucionales, así como abordó los desafíos del desarrollo en la zona de los tres países.
El gobierno de Trump congeló esa asistencia en 2019 por los supuestos fracasos de los gobiernos centroamericanos para frenar la migración en vista de los éxodos multitudinarios de centroamericanos, deteniendo así el avance de la estrategia estadounidense en el Triángulo del Norte.
Los planes del presidente Biden para El Salvador, Guatemala y Honduras
La política del actual presidente Biden busca restaurar la estrategia implementada durante la presidencia de Obama, dar fluidez al proceso de asilo atendiendo las solicitudes de menores no acompañados y de algunas familias y migrantes que esperan en México, así como reiniciar el Programa de Menores Centroamericanos a fin de que jóvenes en situación de riesgo puedan solicitar asilo en Estados Unidos desde sus países de origen y así evitar la peligrosa migración terrestre.
Asimismo, Biden buscará volver a poner en marcha el trabajo para promover la seguridad y el desarrollo, así como combatir la corrupción de los gobiernos centroamericanos. Mediante una ayuda de $4 mil millones de dólares —que estaría condicionada a la lucha anticorrupción— Biden buscará reducir la pobreza y la violencia que afecta a las naciones del Triángulo del Norte.
El 24 de marzo, Biden designó a la vicepresidenta Kamala Harris para dirigir los esfuerzos de Estados Unidos para detener la migración centroamericana. Harris actualmente se encuentra trabajando con los líderes de México, Honduras, Guatemala y El Salvador para establecer una relación que atienda desde sus raíces el complejo fenómeno de la migración de estos países.
“Ella es la persona más calificada para hacerlo, que lidere nuestros esfuerzos con México y el Triángulo Norte y los países que van a necesitar ayuda para detener el movimiento de tanta gente, para detener la migración a nuestra frontera sur”, declaró el presidente Biden al designar a Harris como encargada de esta situación.
La vicepresidenta tiene agendadas visitas a México y Centroamérica en junio, pero se ha reunido de forma virtual con algunos de los presidentes de estas cuatro naciones.
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