(México) — El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México culmina el año 2023 destacando un “año sin precedentes de descubrimientos en el área maya mexicana”, enfatizando el impacto del controvertido Tren Maya en la riqueza arqueológica de la región.
La primera sección de este megaproyecto de transporte inició operaciones el 15 de diciembre. El plan fue diseñado para potenciar el turismo en los estados del sureste mexicano, desencadenando una intensa labor de salvamento arqueológico bajo el Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), según información del INAH.
Entre los hallazgos arqueológicos más notables, destacan la imagen tallada en piedra de un personaje con un faldón decorado con huesos en Ek’ Balam, un espacio funerario en Palenque, y dos vasijas con representaciones del dios K’awiil.
Estos descubrimientos, fruto de la colaboración entre el INAH, la Secretaría de Defensa Nacional, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo y estudiantes universitarios, han enriquecido la comprensión de las antiguas poblaciones mayas.
El Tren Maya, con sus siete tramos que sumarán 1,554 kilómetros de vías, tiene como objetivo fomentar el turismo hacia sitios arqueológicos a lo largo de su ruta. Según el gobierno, el proyecto fue aprobado después de un riguroso plan de investigación arqueológica y conservación del patrimonio cultural, siendo una iniciativa sin precedentes en el país.
Desafíos ambientales del Tren Maya
Sin embargo, no todo son elogios para el Tren Maya. Informes de organizaciones ambientales y expertos señalan preocupaciones sobre la deforestación significativa causada por la construcción del proyecto.
Un análisis de imágenes satelitales de la ONG CartoCrítica revela que el 61 por ciento de las 10,831 hectáreas destinadas al Tren Maya están deforestadas, y el 87 por ciento de esta tala se realizó sin la aprobación requerida.
A pesar de que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México (SEMARNAT) publicó un comunicado cuestionando las cifras, las organizaciones ambientales sostienen que sus datos están respaldados por evidencia satelital.
La deforestación, que contradice la promesa inicial del presidente Andrés Manuel López Obrador de no talar un solo árbol, ha generado preocupación en la sociedad.
El análisis de CartoCrítica también señala que el Bosque Maya ha disminuido en 6,000 hectáreas, con áreas deforestadas que incluyen tierras bajas, selva media, bosque caducifolio, manglares y peten. Esto representa la pérdida de millones de árboles, según estimaciones basadas en el Inventario Forestal Nacional.
Al cerrar el año, el INAH tiene motivos de sobra para celebrar los descubrimientos arqueológicos que han ampliado el conocimiento sobre las antiguas poblaciones mayas. A su vez, la sociedad reflexiona sobre los desafíos ambientales vinculados al progreso y la necesidad de equilibrar el impulso económico con la preservación del entorno natural.
En última instancia, este complejo escenario da lugar a una dualidad: la valiosa riqueza arqueológica que ha emergido gracias al Tren Maya se yuxtapone con la sombra ominosa de la deforestación y otras inquietudes medioambientales.
Este contraste entre la revelación de antiguos tesoros culturales y los desafíos contemporáneos del impacto ambiental invita a la reflexión profunda sobre el delicado equilibrio entre el progreso cultural y la preservación consciente del entorno natural.
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