(Madrid, España) — La Real Academia Española (RAE) ha presentado la última actualización del Diccionario de la lengua española (DLE), destacando la inclusión de una sección de sinónimos y antónimos que complementa el significado de cada palabra. Este referente dinámico del español, editado por la RAE y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), se adapta a los tiempos al incorporar nuevos recursos lingüísticos, agregar términos inéditos y redefinir los antiguos.
Los diccionarios, como el Diccionario de la lengua española, desempeñan un papel esencial para enriquecer y precisar nuestra comunicación diaria. Más allá de simples recursos lingüísticos, estos diccionarios se convierten en compañeros indispensables, proporcionando las herramientas necesarias para expresar ideas con eficacia, comprender significados matizados y navegar por el panorama lingüístico en constante evolución. Más allá de las estanterías académicas, el diccionario late en cada conversación, texto y publicación en redes sociales.
La actualización, anunciada por Santiago Muñoz Machado, director de la RAE y presidente de ASALE, marca un hito en los casi 300 años de historia del diccionario académico y abre las puertas a la consulta de sinónimos y antónimos, enriqueciendo aún más el vasto repertorio del español.
Para aquellos que siempre buscan el término preciso, esta herramienta representa un recurso con innumerables posibilidades. Ahora, con un simple clic en la página web del Diccionario de la lengua española, los usuarios pueden explorarlo con sinónimos y antónimos vinculados a acepciones específicas o buscar en diccionarios especializados.
Pero eso no es todo. La RAE ha inyectado nueva vida al DLE con la incorporación de 4,381 novedades, incluyendo términos que reflejan la diversidad de la ciencia, las nuevas tecnologías, la gastronomía, el deporte y el derecho. Palabras como “alien”, “chundachunda”, “georradar”, “oscarizar”, “regañá”, “supervillano“, “tecnociencia” y “videoarbitraje” ahora forman parte del rico vocabulario.
El mundo de las formas complejas también se actualiza con incorporaciones como “fila cero”, “línea roja”, “masa madre” y “pobreza energética”. Además, la RAE da la bienvenida a extranjerismos que han conquistado nuestra lengua, como “big data”, “cookie”, “banner”, “aquaplaning”, “bracket” y “bulldog”, términos inseparables de la era de la información.
El medio ambiente también reclama su espacio con la adición de palabras como “biocapacidad” o “descarbonizar”, así como formas complejas como “corredor ecológico”, “huella de carbono” y “huella hídrica”.
La actualización no se limita a la introducción de nuevos términos; también se añaden significados adicionales a palabras ya existentes. El término “porsiacaso”, antes vinculado a Argentina y Venezuela, ahora abarca el sentido de “cualquier cosa que se tiene o se lleva en previsión de necesitarla”. Del mismo modo, “tóxico” ya no se limita a sustancias, sino que ahora se aplica a cualquier cosa “que tiene una influencia nociva o perniciosa sobre alguien”.
La gastronomía también se ve enriquecida, con “viudo” adquiriendo una acepción que se refiere a un alimento “que se guisa o se toma sin ingredientes que le den sustancia”. Incluso la palabra “pico” adquiere una nueva acepción culinaria, utilizada en el habla de España para referirse a un “colín de pan pequeño”.
El Diccionario de la lengua española es una obra que cuenta con la colaboración de las 23 academias de la lengua española en todo el mundo, convirtiéndola en una referencia panhispánica. La riqueza de las distintas variedades lingüísticas enriquece esta obra lexicográfica, donde algunos términos antes marcados como americanismos prescinden de su marca geográfica.
El español evoluciona, se expande y se reinventa con cada actualización del Diccionario de la lengua española. Para los amantes del idioma, esta última versión es un tesoro lingüístico que promete hacer que cada palabra cuente.
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