En el corazón de Usme, una localidad de Bogotá, Colombia, se ha producido una transformación notable. Imagínate entrar en el recién creado Parque Arqueológico de Bogotá, donde la historia cobra vida a través de las reliquias del pasado.
En el corazón de este parque se erige una representación totémica, un guardián que simboliza la esencia rural de Usme. Este tesoro totémico no es un hallazgo ordinario; se trata de una réplica de un sonajero infantil (que se estima data entre 700 d.C. y 1000 d.C.), descubierto allá por 2008 en la tumba antigua de una niña de unos diez años.
En 2023, se elaboró una réplica de tres metros, y este artefacto aparentemente simple ha adquirido un profundo significado para las comunidades campesinas, que significa tanto la defensa del territorio como el reconocimiento de la sabiduría rural milenaria.
Usme, una vez un municipio separado, se convirtió en parte de Bogotá en 1954. El nombre “Usme” lleva la memoria de una mujer muisca llamada Usminia, que amaba a su gente y la tierra que luego se convertiría en Bacatá, la actual Bogotá.
El corazón de esta zona es Hacienda El Carmen, donde el Parque Arqueológico de Bogotá ha florecido en aproximadamente 30 hectáreas. En el 2008, mientras tomaba forma el complejo de apartamentos “Usme Ciudad del Futuro”, surgió una historia inesperada.
Se descubrieron alrededor de 135 restos humanos y cerca de 300 mil fragmentos de cerámica de la cultura muisca. Este tesoro dio lugar a intervenciones para proteger estos valiosos hallazgos arqueológicos.
El entonces alcalde Gustavo Petro (actual presidente de Colombia) defendió la causa de la preservación, pidió que se detuviera el proyecto de apartamentos y sugirió esfuerzos culturales y museísticos en su lugar.
Un avance rápido hasta el 12 de julio de 2023, cuando la alcaldesa Claudia López dio a conocer la fase inicial del Parque Arqueológico y del Patrimonio Cultural de Usme, estrechamente vinculado a la visión de desarrollo de la ciudad.
Este proyecto visionario ha convertido a Hacienda El Carmen en un parque arqueológico, uniendo ingeniosamente los hilos urbanos y rurales de la historia de Bogotá. El parque está adornado con carteles informativos, herramientas interactivas y cúpulas distintivas que albergan espacios de exhibición y laboratorios.
En su corazón se encuentra la réplica de cerámica del sonajero infantil, un símbolo cautivador. Este sonajero, encontrado durante la excavación de 2008, resuena simbólicamente a través del tiempo, representando la defensa de las tierras ancestrales y la profunda sabiduría arraigada en las tradiciones rurales. Cada fragmento ofrece una ventana a los antiguos rituales del pueblo muisca.
Este parque, rico en tumbas que datan de siglos, ahonda en la contemplación milenaria de la humanidad sobre la mortalidad. Más de 2500 tumbas antiguas revelan historias de costumbres y conexiones ancestrales, remodelando nuestra comprensión del legado muisca. La presencia del parque en medio de casas rústicas y la cultura local ofrece un espacio contemplativo para discusiones sobre la vida y la muerte.
En tanto que Colombia explora sus tesoros, sus habitantes se pueden adentrar en el corazón de la historia de Bogotá, y celebrar su rico pasado mientras visualizan las posibilidades de su vibrante futuro.
El parque sirve como un recordatorio de que la historia no se trata solo del pasado: es una fuerza viva que da forma a nuestro presente y al legado que dejamos para las generaciones venideras.
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