(México) — El telón sociopolítico en México se ha abierto a una nueva era este primero de diciembre cuando Andrés Manuel López Obrador toma posesión como Presidente de México, y teóricamente ha comenzado su llamada “cuarta transformación”.
López Obrador llega al poder tras postularse como candidato por tercera vez en las elecciones presidenciales de 2018, representando a Juntos Haremos Historia, una coalición del Partido del Trabajo (de izquierda), el Partido Encuentro Social (de derecha) y su partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). En su tercer intento emergió con una victoria aplastante, obteniendo el 53 por ciento de los votos.
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Con el triunfo de López Obrador (conocido también como AMLO, por sus iniciales), la vida política de México continúa experimentando una transformación cuyo inicio se puede trazar a partir del 2000, cuando por primera vez un candidato de oposición llega a la presidencia de México.
La elección de Vicente Fox Quesada el 2 de julio de 2000 fue históricamente significativa, ya que lo convirtió en el primer presidente electo de un partido de la oposición desde Francisco I. Madero en 1910. Fox ―un populista de derecha y candidato del Partido Acción Nacional― terminó en primer lugar con el 42 por ciento de los votos, convirtiéndose así en el primer candidato presidencial en 71 años en derrotar al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Con la victoria electoral del partido Morena para la presidencia del país el primero de julio de 2018, el Poder Ejecutivo de México en los primeros 18 años del siglo XXI ha estado en las manos de tres partidos políticos: PAN, PRI y, a partir de hoy, Morena.
El Movimiento de Regeneración Nacional se fundó como una organización sin fines de lucro en 2011, convirtiéndose en partido político en 2014. Este hecho añade otro factor de cambio a la transformación política que se observa en México, ya que se trata de un nuevo partido que obtiene la presidencia en un lapso de sólo cuatro años tras la obtención de su registro como partido político nacional ante el Instituto Nacional Electoral.
La transformación de López Obrador
López Obrador no emerge de un gabinete presidencial, gubernatura o cargo político oficial para ocupar la presidencia de 2018 a 2024. El cargo político más reciente y de mayor importancia lo ocupó hasta 2005 como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
A partir de su derrota electoral en la elección presidencial de 2006 ante Felipe Calderón Hinojosa, la vida pública de AMLO comienza a transformarse y desarrollarse en la arena social, donde su trabajo político se torna en organización social y liderazgo popular.
Tras negarse a aceptar su derrota en las urnas en la elección de 2006, AMLO y sus seguidores paralizaron el distrito comercial del centro de la Ciudad de México mediante un plantón permanente que bloqueaba las principales calles y avenidas.
Posteriormente, el 20 de noviembre de 2006, López Obrador instauró un supuesto gobierno paralelo, tomando juramento como presidente “legítimo” de México en protesta al supuesto fraude electoral, y para tratar de socavar la presidencia de Calderón Hinojosa.
No obstante, sin ocupar un cargo real en la política oficial, su “gobierno paralelo” se volvió una cruzada nacional de protesta social durante los siguientes seis años. Esta táctica transmuta a López Obrador mismo de un actor político a un actor social, y de “presidente legítimo” a líder de un movimiento nacional de base.
Tras su derrota en 2006, y en su búsqueda por la presidencia en las elecciones de 2012 y 2018, López Obrador permaneció en campaña viajando por todo el país durante 12 años, y conociendo de cerca la problemática de muchos sectores marginados del país. Este trabajo proselitista lo puso en un escenario nacional de amplia visibilidad permanente, el cual pudiera ser un factor importante que pudiera explicar el alto porcentaje con el que ganó la presidencia.
Hoy inicia un nuevo capítulo en la historia de México: a partir de ahora recuperaremos nuestra Patria.
Haremos posibles los sueños de libertad, justicia y democracia por los que hemos luchado tantos años.
¡Que viva la #4taTransformación!#GobiernoDeMéxico pic.twitter.com/dRjegH8fia
— Gobierno de México (@GobiernoMX) December 1, 2018
¿La Cuarta Transformación de México?
López Obrador ha hablado de forma recurrente sobre su promesa de forjar una cuarta transformación histórica para el país, partiendo de tres transformaciones nacionales en la historia de México: el movimiento de Independencia en 1810, la Reforma de 1867 y la Revolución de 1910. Estas tres metamorfosis sociopolíticas en la vida del país lograron romper con el orden establecido del periodo histórico en el que ocurrieron, además de redefinir la identidad nacional de México.
“Dijimos que se habían llevado a cabo en la historia de nuestro país tres transformaciones: la Independencia, la Reforma, la Revolución, y que nosotros íbamos a llevar a cabo la Cuarta Transformación de la vida pública de México”, dijo López Obrador en Mexicali, Baja California el 20 de septiembre.
“Dijimos también que íbamos a lograr esta transformación sin violencia, de manera pacífica. Dijimos que iba a ser una transformación ordenada, pero profunda y radical”, añadió el ahora nuevo presidente de México.
Es importante recordar que cada una de estas tres transformaciones registradas en la historia de México tuvo aspectos muy negativos, un alto costo en vidas humanas, crisis económicas y polarización política, además de que el nuevo orden que reemplazó a cada régimen previo a aquellas transformaciones no siempre fue para bien de la nación.
Sin embargo, la cuarta transformación que López Obrador pudiera encajar más adecuadamente dentro de un contexto más amplio, así como a la vida política de México.
Como se mencionó anteriormente, la política mexicana ha venido presenciando una transformación a partir de la elección de Vicente Fox cuando la hegemonía del PRI fue interrumpida con una presidencia del PAN.
Aunque es prematuro afirmar que estos cambios representan una transformación histórica profunda, este periodo de transición política en México se puede fundamentar en el hecho de que en los últimos 18 años, la silla presidencial ha sido ocupada por tres partidos diferentes, contando la incipiente presidencia de López Obrador.
Sin duda, la victoria electoral de AMLO constituye un elemento más de esta transformación al derrotar apabullantemente al PRI y al PAN, especialmente tratándose de un partido nuevo como Morena.
México tendrá por primera vez un presidente de izquierda, y los cambios proyectados por la presidencia de Morena bajo el lema de la Cuarta Transformación conllevan el poder latente de transformar al país.
El punto fundamental para López Obrador es que le ha llegado la hora de comenzar a demostrar que la Cuarta Transformación es más que un slogan de campaña y un proyecto de gobierno. El tiempo y una perspectiva histórica a posteriori darán la dimensión verdadera a su presidencia.
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