(Ciudad de México) — El área contigua al Templo Mayor continúa siendo excavada en una búsqueda constante de las ruinas del poderoso imperio mexica.
Bajo el Programa de Arqueología Urbana, especialistas mexicanos han encontrado una importante pieza de la cultura mexica, una plataforma circular localizada en donde estuvo el recinto sagrado, y donde se cree fueron depositados los restos de los tlatoanis aztecas.
Los aztecas continuamente expandieron su más importante estructura religiosa, y el nuevo hallazgo en el corazón de la Ciudad de México está en un área que fue desmantelada para dar lugar a dicha expansión. Mucho de lo que fue Tenochtitlán fue destruido por los conquistadores españoles, pero mucho yace ahí esperando ser excavado.
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El hallazgo de la plataforma circular
Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dieron a conocer el hallazgo de una plataforma circular de grandes dimensiones que se estima tiene 500 años de antigüedad. La estructura mide 15 metros en diámetro y está decorada con esculturas en forma de cabeza de serpiente de piedra. Arqueólogos consideran que la plataforma encontrada pudiera ser parte de un cuauhxicalco o edificio ceremonial.
El hallazgo se ubica en el área contigua al Templo Mayor, en donde se encontraba el recinto sagrado, y en donde se cree algunos de los tlatoanis o gobernantes habrían sido sepultados.
La plataforma fue hallada en un predio justo enfrente de las ruinas del Templo Mayor, en un área en donde se ha estado excavando por un tiempo.
El predio es un espacio llamado Plaza Manuel Gamio, y está circundado por la Catedral Metropolitana, las ruinas del Templo Mayor y varios edificios de la época colonial.
De acuerdo al Director General del INAH, Alfonso María y Campos, las dimensiones de la estructura excavada son de 15 metros de diámetro y 1.5 de altura. La pieza se encontraba a cinco metros de profundidad.
La plataforma fue hecha en la etapa constructiva del Templo Mayor llamada IV B, que comprendió entre los años 1469 y 1481. Debido a las continuas obras de expansión del Templo Mayor, se cree que la estructura fue desmantelada posteriormente.
El hallazgo fue catalogado de gran relevancia, ya que según María y Campos, dará la oportunidad a los expertos de trazar lo que llamó una nueva “radiografía” más precisa de lo que fuera Tenochtitlan.
En base al trabajo de investigación de cronistas como fray Bernardino de Sahagún, se sostiene que 78 edificios formaban el recinto sagrado. Se cree que el nuevo descubrimiento proporcionaría nuevos datos en torno a aspectos históricos, arquitectónicos y ceremoniales de la antigua cultura mexica.
Raúl Barrera, quien está a cargo del Programa de Arqueología Urbana (PAU) del INAH, describió el hallazgo como una plataforma construida a base de piedras de tezontle, unidas con lodo, y con recubrimiento de estuco.
Alrededor de la plataforma se aprecian una serie de esculturas con la forma de cabezas de serpiente empotradas a manera de clavos arquitectónicos, de acuerdo a la descripción de los arqueólogos. Hasta la etapa en que se encuentra el hallazgo, indicó Barrera, se han contabilizado 19 cabezas de serpiente hechas en toba y las de mayor tamaño —de entre 40 y 45 centímetros— en basalto.
Por su parte, el prominente arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma, investigador emérito del INAH y fundador del PAU, citó fuentes documentales que datan del siglo XVI, y fueron proporcionadas por cronistas como Diego Durán, Tomás de Torquemada, Hernando Alvarado Tezozómoc, y principalmente Bernardino de Sahagún, que establecen la existencia de cinco cuauhxicalco (lugar del recipiente de águila) o edificios ceremoniales en lo que era el recinto sagrado de Tenochtitlan.
Se supone que en ese lugar pudieran estar los restos de algunos tlatoanis o gobernantes mexicas. La estructura encontrada podría tratarse de uno de esos cinco cuauhxicalco, debido a su ubicación directa con el Templo Mayor, pues fue localizado justo frente a él.
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