Esta entrevista se actualizó el 23 de julio de 2023 para actualizar el título provisional de l la novela Lala, photodrama, por el título final de Murmullos de La Barbarie.
(Phoenix, Arizona) — El escritor mexicano Saúl Holguín Cuevas, quien próximamente alcanzará cinco décadas en la literatura, anuncia su nueva novela, Murmullos de La Barbarie (cuyo título provisional era “Lala, photodrama”), así como otros proyectos editoriales en los que trabaja con miras a 2023.
El también Doctor en Literatura Latinoamericana por la Universidad Estatal de Arizona, y autor de la novela Barrioztlán, recibirá el próximo otoño un reconocimiento por su obra y trayectoria en las letras, que incluye la docencia y el trabajo comunitario.
En esta entrevista con Barriozona Magazine, el autor nacido en Durango, México, y emigrado a California, Estados Unidos, durante su adolescencia, nos comparte además impresiones acerca de su carrera literaria, su afición por el cine, la música y la gastronomía, así como sobre otros temas de interés.
Saúl, háblanos de tu nueva novela próxima a publicarse.
Murmullos de La Barbarie(anteriormente Lala, photodrama) son reflexiones acerca del cine mudo, los tangos y los boleros. Para hilvanar la historia me inventé dos mundillos post apocalípticos: el subterráneo es todo lucrar, tecnología, luces, pantallas; el de la superficie es miseria atenuada por la amistad, la caridad, la música en directo, la comida callejera y el cine silente (mudo).
¿Qué quieres reflejar con en esta novela?
Primero, es un homenaje a mi hermana menor, Horalia, ‘Lala’, que se me adelantó. Segundo, espero reflejar los ocho años que viví de esclavo de una corporación –sueldo aceptable–, pero como trabajador no tenía derecho alguno; me podían despedir por mirar mal a un superior, nos retacaban Cocas, azúcares y harinas para mantenernos despiertos y produciendo, y lo más importante, vendiendo. Nos incentivaban con chácharas, nos enredaban diciéndonos que nuestra opinión era muy importante, pero nunca la tomaron en cuenta. A menudo hacían cambios protocolarios –edictos del jerarca– que sin tener noción de lo que se necesitaba para mejorar, dictaba desde la matriz.
¿Qué extracto de Murmullos en La Barbarie, nos quisieras compartir?
[Una superior le da un consejo a un empleado consentido]:
«Mira hijo, te voy a sugerir algo, quizá te parezca un tanto weird, tú sabes. No tienes que salir a La Barbarie pa–ra–na–da. Aquí tenemos más que todo: Mill-granos (cafetería), Sol (Casa del Deporte), Virtualia (Sala para experimentar con los últimos Videovidas), Taberna (La mayor colección de destilados). ¿Quieres ir al Cinex?, estás a unos pasos de los últimos estrenos de Konzortium Chinawood, del Konzortium Bollywood, y del mayor konsortium de todos, el EW, las últimas versiones, aún calientitas, de: Viaje a las estrellas, Aventuras del Ratón Viejo; El Agente Secreto; El Invencible. ¿Te gusta el satélite?, tenemos todos los canales del mundo con programación personalizada para todos los gustos: deportes, espectaculares espectáculos, teleteatro, trivia, nostalgia, juegos, diversión… ¿Tienes hambre?: una comida rapidísima en Central, una usiaensalada en Arcadia, una pizza en el Forno, una usiaçai, un usiacoffee, un usiachai, tangoti, usiakhat, usiaguaraná en Mill-granos; además, si ha sido tu sueño tener un perfil griego, en la Klinik, cortesía de la casa, te esculpen el cuerpo perfecto, mírame—me acerca el seno a las narices; sin olvidar el infinito par, la Boutika y el Bazaar Segundo Hogar. Ya conoces el estribillo: Lo que no tiene la Boutika lo encuentra en el Bazaar y, lo que no hay en el Bazaar, le sobra a la Boutika».
Además de esta nueva nivela, ¿qué otros proyectos literarios tienes en puerta?
Aparte de los tres proyectos que colaboro con HISI –la reimpresión de la novela Barrioztlán, una colección de cuentos y la primera impresión de la novela Murmullos en La Barbarie– estoy corrigiendo [mi libro] 150 libritos, un paseo por las letras escritas antes de 1808; la primera edición tiene muchos errores. Mira lo que son las cosas, cometí el mismo pecado que tanto recomiendo a mis colegas evitar; me apresuré. Creo que hay una expresión en latín que significa el ansia de verse impreso. Por ahí ronda a medias otra novela, El canto del chencho, tejida alrededor de las playlists de las cien horas de programación radial que forjé y salieron al aire en la estación comunitaria Radio Ollin, de San Fernando, California. No deseo adentrarme en la escritura de una quinta novela, no me alcanzaría el tiempo, pues escribo muy lento y tardo años en redondearlas. No olvides que el arte es largo y la vida corta¹.
Medio siglo en la literatura, ¿cómo lo resumirías?
Entusiasta inicié, por largo tiempo confuso me arrastré por senda desconocida, rocé la desesperación, la depre, el alcoholismo. Un día me dije, ‘soy escritor’, y de ahí como que se alivió la carga. Llegaron modestas publicaciones, pequeños reconocimientos, flores de algunos lectores, pedradas de otros: «ese güey no sabe escribir»; «no me gustó tu libro»; «está muy enredado, difícil de entender». Un día, algunos siete años atrás, en una presentación de una de mis obritas en una iglesia liberal –velada amenizada con un acto teatral y una pianista–, pasé al frente de algunas setenta personas; el aplauso me supo como si me vitorearan multitudes. Pude creerme extraordinario, pavorreal; preferí asumir la enorme responsabilidad de ser un modelo para una comunidad con hambre de cultivarse, pobre y, en buena parte, indocumentada. Por fin, mi labor de tantos años –misma que un día llegué a maldecir–, me permitía colaborar al bien común.
Inicié como lector casual, me torné serio en 1970 cuando primero fui a la universidad. En 1975 arranco como escritor serio, eso es, escribiendo poco y leyendo mucho todos los días, o al menos cinco o seis días por semana.
Es triste cuando uno vive fuera del presupuesto y de las mafias literarias. Los paladines de las letras chicanas, Bilingual Press y Arte Público Press, se han negado a prensar mi trabajo. Entonces decido publicar por mi cuenta. He perdido cobres, pero he ganado en otros aspectos. La literatura me ha brindado muchos amigos y colegas, me siento respetado por escritores locales, y de vez en cuando me llegan flores de personas anónimas alabando mis escritos. Desde luego que me pude comercializar, pude enfocar y dirigir mi trabajo al lector casual. Pero este camino tomé y aquí estoy, a veces con un poco de estrechez económica, pero no me ha faltado para disfrutar pequeñas golosinas, sorbos de buenos caldos y viajar un poco.
Como escritor, ¿qué metas has alcanzado, cuáles estás aún por alcanzar?
Un reconocimiento a mi novela Verde. El próximo otoño (2023) se me honrará como escritor invitado al Encuentro de Escritores Iberoamericanos [en Arizona], que mi nunca olvidado amigo David Muñoz fundó en 2007. Será el decimosexto encuentro. Entre los homenajeados [anteriores] están escritores que admiro: Luis Valdez, Miguel Méndez, Rolando Hinojoza, Sandra Cisneros, Laura Esquivel; muy buena, excelente compañía, ¿no lo crees?
El reconocimiento para el escritor, ¿es indispensable, lo has obtenido?
Sí, el reconocimiento es crucial, en particular en lo económico, pues no vivo de mis rentas. Quizá el mayor reconocimiento público es que HISI anuncia que pondrá al alcance de todos varios de mis trabajos. Esto me honra y lo agradezco, me sirve de incentivo para continuar hasta que el cuerpo aguante.
¿Qué te atrae de la literatura actual?
El desparpajo, el desorden, la revoltura. Además, la cosa se ha democratizado un tanto; ahora prácticamente cualquier persona puede publicar un libro en Amazon. Lo malo es que los novatos o corren prisa o no están bien asesorados por un editor exigente, capaz y ético. Veo alrededor mío que se publican muchas cosas al vapor. Lástima, con una manita de gato y sacándoles un poco de brillo, serían mejores.
Adéntranos a tus facetas de cinéfilo, melómano y gastrónomo.
Gracias por la flor. No he estudiado estos temas a fondo, soy un novato enchufado. Me adentré en el cine mudo gracias a mi novela. Antes disfruté, medité y leí las obras de Buñuel, Kurosawa, Tarkovski, Dreyer, inclusive escribí algunos artículos sobre sus cintas; aparte me adentré en breves exploraciones del cine mexicano, del japonés y del italiano.
En esto de apreciar la música, me aventé de forma sistemática allá en el ‘81. Tuve un encuentro desafortunado con una compañera universitaria donde quedó al descubierto mi ignorancia. Me impuse la tarea de documentarme sobre música clásica. Recuerdo que lo primero que oí fueron los Conciertos de Brandenburgo de Bach; pasé al jazz, a la música mexicana, entonces a la cubana. Por lo general, en reuniones de amigos y familia se me asignaba elegir la música. En los programas de radio cavé un poco más hondo para saber más del tema. Conste, no soy músico y lo único que toco es la puerta.
En cuanto a la glotonería, fue por culpa de mi madre; a tontas y a locas disfrutamos dispares platillos de varias culturas. Después conocí a tres cocineros a quien debo todo: Bonifacio, André y mi hijo Saúl; me torné insaciable. No me inclino por los restaurantes caros scottsdaleros², busco los modestos que ofrecen platillos provocativos, hechos con ingredientes locales, frescos. Con André intentamos recrear un par de platillos, acompañados con vinos, que se sirvieron en la corte de Ferrara en 1526, de acuerdo con el libro de Messisbugo. Con mi hijo preparamos un cochinillo entero asado, porchetta, y experimentamos con la potjiekos, una olla de acero de tres patas; se usa leña o carbón.
Tú espíritu viajero te ha llevado por varias ciudades del mundo. Estuviste en Paraguay en 1980. ¿Qué memorias sobresalen de ese viaje?
Me traje todo el valor de la amistad y la esencia de la selva, del Chaco, del lago, del río y de los asados al carbón. Lo negativo, la prepotencia del dictador [Alfredo Stroessner] y sus secuaces, los milicos.
La pandemia del COVID-19, ¿qué te ha traído, qué se ha llevado?
Me trajo el terror, tiempo para leer, ver películas, reflexionar cómo enfrentar la muerte, luto y un pequeño milagro. Un amigo de siempre, de mi edad, estuvo entubado por dos semanas, hoy por ahí anda vivito y coleando.
[El COVID-19] se llevó dos de los tres gramos que tenía de cerebro.
En lo familiar, tú y tu esposa ahora tienen tres nietos, cómo ha sido esta etapa, cuéntanos.
Tener nietos, a riesgo de que me tilden de cursi e irracional, viene acompañado de un sentimiento de inmortalidad. Este cuerpo decrépito e inútil se fragmenta, pero algo se queda de mí. Ayudarlos a comer y crecer, asearlos, jugar, compartir mis pasiones como los libros, la música y las mamuncias dan sentido a esta vida irracional.
Una anécdota poco conocida de tu infancia en México para tus nietos.
En el rancho teníamos una vaca llamada La Mariposa, mi madre la ordeñaba, yo llegaba con mi vasito y me lo llenaba, bien espumosa me la tomaba. También teníamos el elegante caballo El Pajarito, borregas, gallinas, gallos de pelea y dos perros, El Chato y El Cuete. Con la sequía del ‘57 lo perdimos todo y nos fuimos a vivir a una vecindad miseria en Torreón.
Si tuvieras que estar solo en una isla por tres meses y solamente puedes llevar siete libros, ¿cuáles se van en tu maleta?
Los de siempre: El libro de buen amor, La Celestina, Platero y yo, Don Quijote de la Mancha, Los miserables, el Diccionario de Corominas y la New Oxford Annotated Bible [La Nueva Biblia Anotada de Oxford].
Un comentario libre, pero dínoslo usando el caló que empleas en tu novela Barrioztlán.
El Lalo de Nogytown me invitó un refín ATM. Le quise pasar una lana y el bato se curó, ‘Ah chingao homie, clávatela, yo invité, atáscate ora que hay zoquete’. Le caí al toledo, tiré el agua, me lavé las baisas, salí, me parkié en la mesa y refiné de aquellitas mientras el loco me tiró un rollo de la vida loca antes de arranarse, de su jale, de su jefita, de sus morros y de su ruca: el bato tiene perico. Ya bien tripón me borré por la Main en mi carrucha. Iba happy contento orejeando unas rolitas, cerca de mi chante un tira me guachó bien gacho, segurolas que no les cai la música firme; esos chotas son kool aids, queman a mis homeboys y les vale.
La novela Murmullos en La Barbarie (título anterior era “Lala, photodrama”, se publicará en el otoño de 2023 y estará a la venta en librerías de internet de todo el mundo.
¹ El autor se refiere y parafrasea la cita de Hipócrates “Ars longa vita brevis” («El arte es largo pero la vida es breve»), el médico griego del período Clásico considerado una de las personalidades más destacadas de la historia de la medicina.
² De la ciudad de Scottsdale, Arizona.
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