La renuncia de Porfirio Diaz, cómo dejó el poder tras 30 años de gobierno

Fotografía tomada seis años antes de la renuncia de Porfirio Díaz en una de sus reuniones con empresarios y militares en 1905. Foto: Cassasola / © Instituto Nacional de Antropología e Historia, México (Creative Commons)
Fotografía tomada seis años antes de la renuncia de Porfirio Díaz en una de sus reuniones con empresarios y militares en 1905. Foto: Cassasola / © Instituto Nacional de Antropología e Historia, México (Creative Commons)

En la primavera de 1911, el espectro de la renuncia de Porfirio Díaz se cernía sobre la sociedad mexicana, pero el viejo dictador no tenía en realidad intenciones de dejar la presidencia, y trataría de aferrarse más tiempo al poder valiéndose de nuevas artimañas.

En varias partes del territorio mexicano se registraban brotes de violencia que representarían el estallido de la Revolución mexicana, pero Díaz intentaba minimizar la lucha a las miradas del extranjero, buscando restarle importancia al movimiento armado.

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Sus esfuerzos serían en vano ya que el 17 de marzo de 1911 se vería obligado a decretar la ley marcial en el país. Al hacerlo, el presidente Díaz suspendía algunas garantías constitucionales a fin de que se sometiera a un consejo de guerra ―un procedimiento judicial militar de carácter sumario― a “los infractores, bandoleros, destructores de ferrocarriles, teléfonos y telégrafos y líneas de transmisión eléctrica, ladrones, asaltantes de villas y plagiarios”. A todos ellos, se advertía, les esperaba la pena de muerte.

El anciano general también haría uso de otras maniobras para mantenerse en el poder, y solo la presión de la creciente lucha revolucionaria lo obligaría a dimitir.

El 16 de marzo de 1911, Díaz anunciaba su intención de repartir tierras y hacer cambios radicales en su gabinete presidencial.

Esto llevó a que los secretarios de relaciones exteriores, gobernación, fomento, instrucción pública, comunicaciones, y justicia presentaran su renuncia ante el presidente.

El Secretario de Hacienda y Crédito Público, José Yves Limantour, y el Secretario de Guerra, Manuel González Cosío Díaz, serían los únicos funcionarios de alto rango que pasarían a formar parte del nuevo gabinete.

La fotografía muestra el gabinete designado por el presidente mexicano Porfirio Díaz en 1911, durante la Revolución mexicana. De izquierda a derecha: Norberto Domínguez (comunicaciones), Jorge Vera (instrucción pública), Demetrio Sodi (justicia) y Manuel Marroquín (fomento). (Foto: Proyecto Flickr Commons, 2011).
La fotografía muestra a los nuevos miembros del gabinete designado por el presidente mexicano Porfirio Díaz en 1911, durante la Revolución mexicana. De izquierda a derecha: Norberto Domínguez (comunicaciones), Jorge Vera (instrucción pública), Demetrio Sodi (justicia) y Manuel Marroquín (fomento). (Foto: Proyecto Flickr Commons, 2011).

Díaz también otorgaba una licencia al vicepresidente Ramón Corral Verdugo para separarse de sus funciones. Según Corral, “la renuncia del gabinete del general Díaz había sido bien recibida” a fin de facilitar las supuestas reformas que el dictador proponía para intentar el restablecimiento de la paz en el país.

Era obvio que con estas maniobras políticas, Díaz buscaba aparentar el inicio de una renovación social del pueblo de México, y a fin de frustrar la lucha revolucionaria. La renuncia de Porfirio Díaz aún parecía imposible, pero el engranaje de la lucha armada transmitía la potencia necesaria para hacer avanzar la revolución, que finalmente levantaría un cerco  definitivo alrededor del dictador.

Intentos de frenar el movimiento armado

Díaz comparecería ante el Congreso de la Unión el primero de abril de 1911, y desde esa tribuna lanzaría su promesa de decretar reformas a la Constitución y a las leyes laborales. En teoría, el presidente prometía garantizar el voto, y se atrevía a decir que la carencia de tales reformas era la causa de la larga permanencia de un individuo en el poder.

Estas maniobras desesperadas de Díaz no causarían el efecto deseado, ya que manifestaciones públicas en contra de su dictadura se llevaban a cabo, al tiempo que el Congreso aprobaba ―el 8 de abril― la suma de ocho millones de pesos para tratar de pacificar los brotes de violencia revolucionaria.

Esta imagen tomada el 25 de mayo de 1911 muestra a un grupo de manifestantes en la Ciudad de México que demandan la renuncia de Porfirio Díaz. Díaz renunciaría ese mismo día. Foto: Heliodoro J. Gutiérrez / © Instituto Nacional de Antropología e Historia (Creative Commons)
Esta imagen tomada el 25 de mayo de 1911 muestra a un grupo de manifestantes en la Ciudad de México que demandan la renuncia de Porfirio Díaz. Díaz renunciaría ese mismo día. Foto: Heliodoro J. Gutiérrez / © Instituto Nacional de Antropología e Historia (Creative Commons)

Los fondos se utilizarían para adquirir vagones de ferrocarril blindados, 50 mil rifles Mauser y cinco millones de cartuchos.

Asimismo, el Congreso mexicano otorgaba a Corral una licencia para ausentarse del país, al tiempo que al General Bernardo Reyes se le ordenaba regresar de Europa para encargarse de sofocar la revolución.

Las piezas de este ajedrez político de Díaz se colocaban en dirección de asegurar su permanencia en el poder, pero la lucha revolucionaria representaría el jaque mate que amenazaría al “rey” y pondría fin a su gobierno.

Porfirio Díaz continuaba buscando aferrarse al poder pero su renuncia era inminente.

La renuncia de Porfirio Díaz se consuma

Los Tratados de Ciudad Juárez fueron un acuerdo de paz firmado entre Díaz y Francisco I. Madero, el cual fue firmado el 21 de mayo de 1911. Esto puso fin a la lucha entre las fuerzas que apoyaban a Madero y las de Díaz, lo que llevó a la conclusión de la fase inicial de la Revolución mexicana.

Los tratados estipulaban que Díaz y el vicepresidente Corral dimitirían a fines de mayo, y que Francisco León de la Barra sería designado presidente interino mientras se celebraban elecciones presidenciales.

Cuatro días después de la firma del acuerdo, el 25 de mayo, Limantour se presentaría ante el dictador ―quien se aproximaba a cumplir 81 años de edad― para que este firmara su renuncia.

El 31 de mayo Díaz partiría con su familia desde Veracruz hacia Europa en el buque SS Ypiranga, y así terminaba su larga dictadura.

Reacciones a la renuncia de Porfirio Díaz

La noticia sobre la renuncia de Díaz hizo eco en medios de información nacionales e internacionales.

La edición del 26 de mayo de 1911 del diario estadounidense El Paso Morning Times publicó la noticia, transmitida por la agencia de noticias The Associated Press.

«México cambió presidentes hoy sin ninguna de esas manifestaciones de anarquía de las que el gobierno de Díaz ha expresado su temor. Miles de ciudadanos se agolparon en las calles marchando hasta altas horas de la noche, pero fue una manifestación de alegría, una celebración sin indicios de malicia», informaba la agencia.

La primera plana del diario estadounidense El Paso Morning Times dedica todo el espacio a la noticia de la renuncia de Porfirio Díaz.
La primera plana del diario estadounidense El Paso Morning Times destaca la noticia de la renuncia de Porfirio Díaz, incluyendo la fotografía del nuevo presidente interino Francisco León de la Barra.

La noticia indica que mediante una carta leída por el presidente de la Cámara de Diputados, el presidente Díaz renunciaba a la presidencia de México, y que su dimisión había sido aceptada por los diputados.

El reporte señala que tras el anuncio de la retirada del presidente, las calles del centro de la Ciudad de México estaban llenas de gente, y que la noticia de que Díaz ya no era presidente había sido causa de fuertes gritos y manifestaciones pacíficas.

La información publicada destaca que el diputado José Aspe expresó un dramático discurso al presentar la carta de renuncia de Díaz, diciendo “El presidente Porfirio Díaz ha muerto. Viva el ciudadano Porfirio.”

Según la noticia, Aspe declaró que «El general Díaz había sido llamado a rendir cuentas de sus errores por un pueblo que había progresado más rápido de lo que el autor de ese progreso se había dado cuenta», añadiendo que «el bien que el General Díaz hizo viviría para siempre en la historia y superaría sus errores».

Irónicamente, la noticia de la agencia afirma que «La renuncia de Díaz y su gabinete señala el triunfo completo de la revolución».

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