Escultura de guerrero maya emerge en Chichén Itzá

El rostro de la escultura de guerrero maya que surgió a la luz en Chichén Itzá, México. Foto: Centro INAH Yucatán
El rostro de la escultura de guerrero maya que surgió a la luz en Chichén Itzá, México. Foto: Centro INAH Yucatán

(México) — En el corazón de Yucatán, en medio de los vestigios de civilizaciones antiguas, las ruinas de Chichén Itzá han vuelto a revelar un secreto cautivador. Una escultura de guerrero maya, vestida con un rostro con casco de serpiente, mandíbulas abiertas y un tocado de plumas, ha surgido durante las últimas excavaciones en el famoso Templo 6 de Maudslay, parte del conjunto de la Casa Colorada.

De acuerdo con información divulgada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el hallazgo se registró cuando los arqueólogos del Programa para el Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), profundizaron su trabajo en este sitio histórico.

Chichén Itzá, a menudo denominada “la ciudad al borde del pozo de los Itzáes” en lengua maya, es un tesoro escondido de maravillas antiguas. Yucatán es un estado ubicado en el sureste de México, en la parte norte de la Península de Yucatán y es conocido por su rico patrimonio cultural, sitios históricos y maravillas arqueológicas.

El rostro antropomórfico recientemente desenterrado, que se cree que alguna vez fue parte integral de un diseño escultórico mayor, surgió del relleno constructivo en el lado este del Templo 6 de Maudslay.

Este templo, que lleva el nombre del explorador británico Alfred Maudslay, alberga un testimonio silencioso de los eones que han pasado, susurrando historias de una época pasada. Maudslay llevó a cabo seis expediciones para explorar las ruinas mayas.

En 1902 , después de 13 años de trabajo, publicó sus descubrimientos a través de una completa recopilación de cinco volúmenes titulada Biologia Centrali-Americana. Su obra continúa sirviendo como una importante obra de referencia para el estudio de la cultura maya.

Cómo se efectuó el hallazgo de la escultura el rostro de un guerrero

Liderados por el proyecto arqueológico de Chichén Itzá, los minuciosos esfuerzos dieron como resultado la recuperación del rostro esculpido de un guerrero, un artefacto con dimensiones de 33 cm de alto, 28 cm de ancho y 22 cm de profundidad

A pesar de tener indicios de fracturas, la escultura de guerrero mantiene notablemente un estado de conservación digno de elogio. Estas dimensiones, según los expertos, se alinean perfectamente con los parámetros escultóricos de las primeras épocas de Chichén Itzá, proporcionando un vínculo tangible con la antigüedad de la ciudad.

La importancia de este descubrimiento trasciende el mero descubrimiento de un artefacto antiguo, puesto que también sirve como un puente que conecta a los mayas contemporáneos con su pasado histórico.

El rostro del guerrero, con sus intrincados detalles, insinúa la artesanía de un pasado remoto, una época en la que Chichén Itzá prosperó como centro de la civilización maya. La meticulosa atención al detalle y el robusto estado de conservación nos permiten vislumbrar los matices artísticos y culturales de esta antigua sociedad.

Cada capítulo de la historia de Chichén Itzá revela una capa de su rica narrativa. Desde su apogeo como puerto principal del reino de Cobá durante el período Clásico Temprano (250-600 d.C.), marcado por opulentos palacios adornados con murales que representan influencias teotihuacanas, hasta su eventual declive y abandono tras la llegada de los conquistadores españoles, la ciudad La historia es de resiliencia y transformación.

Mientras el sitio se prepara para recibir al público, la escultura del rostro del guerrero maya se erige como un centinela silencioso, un guardián del enigmático pasado de Chichén Itzá, esperando a que ojos curiosos desentrañen sus misterios.

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