Crítica y comentario sobre la novela El hombre de la situación.
(Phoenix, Arizona) — Con un entusiasmo que intento moderar en mi senectud —ver y callar, no resbalar—, confieso haber leído un libro que me ha hecho reír, algo que no sucedía desde hace tiempo. No tanto reír, al menos sonreír, como cuando Manuel Payno, autor del libro en cuestión El hombre de la situación, novela de costumbres, afirma que los manuales de leyes son, Un gran recurso para llenar los bolsas de abogados y curiales y dejar vacías la de menores, viudas, herederos y acreedores.
El pasaje pronto me transportó a la cara sonriente greca de las comedias de Aristófanes, al inglés Jonathan Swift y su devastadora burla de la sociedad de su tiempo y al francés François Rebeláis, así como al mexicano José Rubén Romero y su pícaro personaje Pito Pérez.
Relacionado → Los bandidos de Río Frío, una inmersión en la novela mexicana del siglo XIX
La novela inconclusa de Manuel Payno, El hombre de la situación, alcanza menos de 200 páginas[1]; la terminé de leer en un par de ratos. Fue publicada inicialmente en 1861 como folletín en 19 entregas en el efímero diario político El Independiente, y más tarde ese mismo año en formato de libro. Hasta la fecha, la novela se ha rehusado a desaparecer, con nueve ediciones publicadas.
Destaco dos de ellas: la edición de 2008 de la Universidad Veracruzana (ed. Manuel Sol), y la primera que leí, de Penguin de 2017 (ed. Yliana Rodríguez González). No es por capricho que insisto en disfrutar estas ediciones, cuyas anotaciones enriquecen la lectura.
La novelita contiene muchas voces hoy en desuso. En las abundantes notas de pie, los editores descifran voces como: azafate (canasta), papolón (holgazán), cotonada (tela de algodón), caracas (chocolate) y chocolate (sangre).
De qué trata El hombre de la situación de Manuel Payno
La trama sigue a tres generaciones de pícaros de una humilde familia andaluza que presume de descender de Julio César, el político y militar romano. El mísero terreno donde está la casa de la familia del protagonista es Un cortijo, cuyos linderos podía medir con la vista un miope.
El primer Fulgencio García, llega a México como polizón, prácticamente desnudo. Se pierde en el camino de Veracruz a México y no muere de hambre gracias a unos arrieros. Ya en la Capital, el buscafortunas encuentra su primer trabajo: El nobilísimo Fulgencio García… comenzó el desempeño de sus funciones, algunas de ellas muy delicadas y comprometidas, como la de barrer la tienda y la calle.
El pícaro se desempeña en la tienda de telas Aguirrevengurren hermanos, la mejor de México, El Parián[2]: Romero [el empleado de confianza] se bañaba cada año el día de san Juan; el propietario, Pascacio José decía que, No había, en el curso de su vida, recibido en la cabeza más agua que la del bautismo.
Tras la muerte del patrón, Fulgencio hereda y despilfarra una fortuna. Su hijo, Fulgencio el chico, gracias a su ignorancia (su única lectura era el Calendario de Galván), escala en la política. Por su parte, Fulgencio “tercero” se vuelve un Dandi que rechaza todo lo mexicano y adopta costumbres británicas, rechazando el español en favor del inglés y el francés. Y hasta aquí la novela.
Se trata de un libro curioso que se refiere, por ejemplo, a los diarios chismosos así: La multitud de noticias falsas y ciertas, de chismes, de difamaciones injustas y de injustos elogios de que se compone ese pozo sin fondo, esa vorágine que se traga diariamente cuanto se escribe bueno y malo, y que en el mundo se conoce con el nombre de Periódico.
Es una lástima que no le alcanzó la vida a Payno para completar la obra. Aunque breve al compararla con sus otras obras, Los bandidos de Río Frío y El fistol del Diablo, vale la pena su lectura, destacando por un humor peculiar. Según la experta Rodríguez González, “El humor permite a Payno combinar profundidad con picardía de un modo muy ingenioso”.
El hombre y su situación, es lo contrario de dos libros contemporáneos. Ni Ernest Hemingway ni el Gabo García Márquez[3], dos gigantes de la literatura, completaron novelas, por culpa de herederos voraces y de editores avaros. Se dieron a las prensas, pero fracasaron. No obstante, El hombre y su situación, es caso aparte, ya que es muy divertido. Se dice que la novela tiene un humor extraño.
Preguntas de Payno para reflexionar y disfrutar
Manuel Payno nos invita a considerar: ¿Qué cosa es mejor y más preferible: el gazpacho y los chorizos de Extremadura [hechos con pimentón de La Vera] del tiempo virreinal; los chiles rellenos y la carne frita de la Independencia, o las papas al vapor y la Carlota Rusa [un tipo de pastel que no se hornea, se refrigera por 24 horas antes de servirse] de la República?
En su próxima entrega, el autor, Saúl Holguín Cuevas, abordará la novela Astucia, del escritor Luis G. Inclán, considerada la mejor novela mexicana del siglo XIX y una de las más destacadas hasta la fecha.
CITAS
[1] Un suspiro si lo comparamos con las más de 800 páginas de El fistol del Diablo, y las más de 1000 páginas de Los bandidos de Río Frío.
[2] El Calendario de Galván de 1845 describe la historia de El Parián, Ahí, Se establecieron los tratantes de Filipinas, eran los comerciantes de capitales más cuantiosos, haciendo del Parián el centro de comercio de la capital. Inmensas riquezas llegaron a encerrar dentro de sus paredes, pues toda la mercadería de Europa y Asia, como las joyas más exquisitas de ambos continentes, se guardaban en esos almacenes.
[3] Islands of the Stream (1970), del escritor estadounidense Ernest Hemingway, y En Agosto nos vemos (2024), del escritor colombiano Gabriel García Márquez.
N del E: Manuel Payno Cruzado (1810-1894), figura multifacética de la historia mexicana. Enfrentó a las fuerzas estadounidenses en 1847 y sufrió la persecución de los franceses durante la intervención en su país. Además de su incursión en la escritura, dejó su huella como educador en la Escuela Nacional Preparatoria y como legislador, desempeñándose como diputado, senador y cónsul. Su obra cumbre, Los bandidos de Río Frío, resalta su talento literario y su compromiso con la narrativa de su época.
© 2024, Saúl Holguín Cuevas. All rights reserved.
