‘El fistol del Diablo’ (Candil de la calle), crítica literaria de la novela del escritor mexicano Manuel Payno

La novela “El fistol del Diablo”, de Manuel Payno, retrata al México de la primera mitad del siglo XIX, en donde un joven, Arturo, anhela conquistar a mujeres atractivas. Para lograrlo, recluta la ayuda del diablo, quien a cambio le exige que le dé su alma. Pronto después, un caballero misterioso le obsequiará a Arturo un peculiar fistol de brillantes. Ilustración AI: Barriozona Magazine © 2024
La novela “El fistol del Diablo”, de Manuel Payno, retrata al México de la primera mitad del siglo XIX, en donde un joven, Arturo, anhela conquistar a mujeres atractivas. Para lograrlo, recluta la ayuda del diablo, quien a cambio le exige que le dé su alma. Pronto después, un caballero misterioso le obsequiará a Arturo un peculiar fistol de brillantes. Ilustración AI: Barriozona Magazine © 2024

Crítica y comentario sobre la novela El fistol del Diablo.

(Phoenix, Arizona) — A toda mi pandilla extiendo una confesión pública. Dice el dicho que más vale una vela de sebo en casa que un candelabro de cera virgen en la vecina.

Una de las burradas de mi presuntuosa juventud fue que me dediqué, casi con exclusividad, a la lectura de novelas extranjeras y relegar obras del país donde nací (México). Fue así como me embriagué con la amelcochada monotonía de la magdalena proustiana; con el indescifrable palabrerío del dublinés (Joyce); con la tortuosa escalada de la montaña Mann; con las cerradas asperezas existencialistas; con los confusos y retorcidos nudos kafkianos; las naderías de Beckett; los ceros a la izquierda y a la derecha de Robbe–Grillet. Aunque también con lecturas tediosas en nuestro idioma: el deprimente infierno rulfiano; la ultra aburridera soporífera de Donoso, las tortuosas páginas de Sábato et at¹. No dudo de estos gallos, pero no los leí por placer. Me los impusieron, o me los impuse para presumir de muy culto y vanguardista.

Ignoro porqué me alejé de lecturas placenteras, encantadas, llenas de imaginadas aventuras y peripecias, acurrucado por el frío o sediento y sudando por el calor que una buena lectura captura e imparte.

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Manuel Payno, escritor esquivado 

Aunque ya había escuchado el nombre de Manuel Payno y de algunos de sus libros, no los leí en esa etapa de mi vida cuando la lectura se me gravó como vicio arraigado. La vida de este escritor es interesante; se batió en Churubusco con las tropas invasoras de USA. Fue encarcelado en San Juan de Ulúa por diferir con los liberales y ponerse al lado del clero, condenado a muerte y perdonado por el mismo Congreso.

Así pues, entre mis pecadillos (máxima mea culpa) me acuso de esperar hasta la senectud para leer la novela El fistol del diablo, escrita por Manuel Payno, ciudadano mexicano. Novela de folletín, publicada, en parte, por entregas 1845–46 en la Revista Científica y Literaria de México, y concluida en el periódico El Eco del Comercio, dirigido por Payno.

Del libro hay varias ediciones, tres a considerar, el primer intento de publicarla íntegra 1859–60 con 87 capítulos en siete volúmenes; la de 1871 en cuatro volúmenes; y, la corregida por el autor, con 113 capítulos en dos volúmenes, prensada en Barcelona en 1887 cuando ya había muerto el escritor. Está ultima es la versión recomendada.

El libro arrastra crítica negativa: Narrativa descuidada, incorrecta y de pocas luces (Gonzales Obregón); De lenguaje limitado, pero ameno debido a su sencillez (Castro Leal); Novela de aprendizaje e imitación de modelos extranjeros (De Los Reyes); y, La trama es pobre, engorrosa, llena de digresiones y tediosa (Spell).

Aunque también tiene sus valedores, sobre El hombre de la situación (1861) comenta Rodríguez, “Es una novela en que se habla de política, de ignorancia, de ambición, de historia y de malas costumbres, con muy buen humor y mucha crítica […] un argumento, tristemente, vigente: en un país de estúpidos, el don de la oportunidad, la deslealtad, la ambición, la ignorancia y la picardía, que no la inteligencia, te permitirán llegar lejos”. Esta opinión encaja bien a las tres novelas de Payno.

En efecto, El fistol del Diablo no es un novelón, ni una obra perfecta, tiene sus defectos y son muchos, pero vaya que me cautivó su lectura. Es un retrato crítico de una sociedad sucia, dandis, burguesas caprichosas, chismosas chorreadas, autoridades inútiles, doctores matasanos, recrea abundantes desahogos de los rotarios, la triste miseria de los desposeídos, en particular de los indígenas. Desfila una multitud de personajes de distintas capas sociales. Contiene descripciones valiosas de las ropas entonces de moda, de haciendas, de salones con suntuosos muebles, de casitas humildes de tienditas de barrio, de la prisión…

En esta su crítica literaria, Saúl Holguín Cuevas nos describe la novela “El fistol del Diablo” como una representación incisiva de una sociedad decadente, donde se entremezclan dandis pretenciosos, burgueses frívolos, chismosos exagerados, autoridades incompetentes y médicos negligentes. La obra de Manuel Payno muestra las extravagancias de los adinerados, así como la desgarradora pobreza de los marginados. Ilustración AI: Barriozona Magazine © 2024
En esta su crítica literaria, Saúl Holguín Cuevas nos describe la novela “El fistol del Diablo” como una representación incisiva de una sociedad decadente, donde se entremezclan dandis pretenciosos, burgueses frívolos, chismosos exagerados, autoridades incompetentes y médicos negligentes. La obra de Manuel Payno muestra las extravagancias de los adinerados, así como la desgarradora pobreza de los marginados. Ilustración AI: Barriozona Magazine © 2024

Algunas joyitas de El fistol del Diablo

• Destaca la pintura de una sociedad de ladronzuelos leales a su palabra, cosa que no se ve entre los potentados ávaros, dispuestos a violentar cualquier juramento para engordar su caudal. Los miembros portan coloridos apodos: el Zorro, el Zambo, Tía Chicharrón, Rita la Tranchete, Pancha la Amapola, el Merengue, Juan el Atrevido, Cinturita, el Ahualulco, el Muerte, dejo al último el Diablo, «Hombre de rostro atezado [moreno], con una cicatriz que dividía su cara de parte a parte, como divide un río una ciudad; de corta estatura, ojos hundidos, cabello abundante negro, brazos nervudos y espaldas anchas».

• La pícara plática de doña Venturita es alburera y dicharachera como la de Sancho, que teje dichos, Usted hace bien en meter el buen día en casa; la fortuna la pintan calva; y si Dios te lo dio, san Pedro te lo bendiga. A mí no me gusta meterme en la vida de nadie: que a cada uno se lo lleve el diablo, si es su gusto; que el que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe. (XI).

• Dichos y observaciones muy certeras, una vieja muere de Empacho de años… Es verdad que a las nueve de la noche era menester separarse mareado y confundido, cerciorado de que la fidelidad de las casadas es una teoría, la castidad de las doncellas un problema, el valor de los militares una quimera, y la honradez de los empleados públicos una adivinanza, una charada.

• Así describe al odiado enemigo, los invasores, Esos rifleros del Mississippi, son peor que el mismo demonio. Traen unos rifles que se cargan no sé cómo, pero mientras nuestros soldados tiran un balazo, ellos disparan diez, y donde ponen el ojo, allí ponen la bala. Las granadas son del tamaño de un cántaro, y las bombas del tamaño de un chochocol (tinaja), de esos de nuestros aguadores. Tamaños hombrotes, muy fuertes, comiendo cuatro o seis libras de carne casi cruda en el almuerzo y otras tantas en la comida, y bebiendo wiski y aguardiente como si fuese agua.

Personajes y diablos

Al final, a semejanza del Gil Blas (1715–35) y de La feria de las vanidades (1848) de Tackaray², todos los personajes de El fistol del Diablo y, por extensión todos nosotros somos. unos pequeños diablos, con contadas excepciones, un sacerdote virtuoso, Celeste una muchacha angelical, sufrida y sacrificada, Teresa representante del amor eterno.

El final me dejó malparado, triste e impotente. Como mexicanos portamos tres heridas catastróficas que no sanan y que nunca olvidaremos, de la Conquista y la Revolución me documenté, mientras que de la Invasión de 1846 y la catastrófica mutilación de la mitad de nuestro territorio solo sabía un cacho; apenas una patriótica y falsa gesta muy celebrada en mi niñez, cada 13 de septiembre recordábamos a los trágicos Niños Héroes. Quizá de forma subconsciente rehuía ahondar en la tragedia.

Curiosidades adicionales sobre El fistol del Diablo en “la telaraña”

Libro: por el éter se oferta una copia del original de 1887. El insaciable con bolsillos holgados puede adquirir ambos tomos por sólo US $336 más $19 por envío. ¿Caro?; viene desde Lisboa.

Cine: aléjese de la película El fistol del diablo (Fernando Fernández; 1961) que nada tiene que ver con el libro. El crooner Fernández debió dedicarse con exclusividad a trinar, el cine es otra cosa.

Playlist: Clarín de campaña (1847); interpreta Tehua, El día 20 de agosto funesto… La mitad de la patria querida fue a dar a las manos del invasor. Casi aventuro un comentario. Mejor cierro con dos reacciones anónimas (en el Face) a la grabación de la canción, Por culpa de este wey estoy llorando; y la segunda, Lo más triste que he escuchado en mi vida.


¹ Me refiero a Marcel Proust, James Joyce, Thomas Mann, entre los existencialistas a Jean Paul Sartre, a Kafka, la trilogía de Samuel Beckett, la nueva novela de Alain Robbe–Grillet, Juan Rulfo, José Donoso, Ernesto Sábato.

² Por cierto, esta destacada novela, se tradujo en México en 1860 (aunque no fue del inglés original, fue de la traducción francesa al español); tardarían largos 40 años para que se tradujera en España, por lo tanto, lógico pensar que Payno la conocía.

N del E: Manuel Payno Cruzado (1810-1894), figura multifacética de la historia mexicana. Enfrentó a las fuerzas estadounidenses en 1847 y sufrió la persecución de los franceses durante la intervención en su país. Además de su incursión en la escritura, dejó su huella como educador en la Escuela Nacional Preparatoria y como legislador, desempeñándose como diputado, senador y cónsul. Su obra cumbre, Los bandidos de Río Frío, resalta su talento literario y su compromiso con la narrativa de su época.

© 2024, Saúl Holguín Cuevas. All rights reserved.

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