(Estados Unidos) — No es necesario señalar que el tema del aborto es un asunto social que genera profundas divisiones y discusiones. Los grupos “pro-vida” y “pro-aborto” representan por igual puntos de vista antagónicos e irreconciliables, proposiciones incapaces de persuadir o convencer al lado opuesto, por lo cual se deduce que sus argumentos sólo representan parcialmente una verdad que debe de ser completa, indiscutible y contundente.
Esa veracidad en cuanto al aborto, necesaria e indispensable para alcanzar un axioma que fuera definitivo y convincente para la mayoría de la gente, parece ser una entidad elusiva dada la evidente intensidad con que ambos grupos contrarios tratan de convencerse el uno al otro. Con verdades a medias y falacias engañosas, agrupaciones “pro-vida” y “pro-aborto” luchan intensamente por lo que ambos bandos consideran legítimo y correcto.
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En su ensayo*, el profesor Don Marquis no trata de demostrar la validez o invalidez del aborto usando las líneas de pensamiento tradicionales y controversiales, las cuales en su opinión, en vez de cerrar la brecha, la profundizan. Esto causa que las diferencias entre ambos grupos sean más hondas e incompatibles, y se intensifique así la rivalidad de los defensores de ambas posiciones. El propósito de este filósofo busca comprobar simplemente que el acto del aborto es inmoral.
Marquis pretende demostrar que lo hace que el acto de matar sea gravemente erróneo, es la pérdida del futuro de la víctima. Para tal propósito, él respalda directamente su teoría en dos consideraciones. “En primer lugar —expone Marquis— ésta tesis considera el acto de matar como uno de los peores crímenes. Matar es particularmente un acto sumamente erróneo porque priva a la víctima de algo más grande que ningún otro crimen”.
“En segundo lugar —dilucida el filósofo— las personas que sufren del SIDA o de cáncer, por ejemplo, y que están asimismo conscientes de que morirán, obviamente saben que morir es algo demasiado malo para ellos. Personas en esas circunstancias consideran que la eventual pérdida de su vida, e implícitamente del futuro que pudieran experimentar si no fuera por sus enfermedades, es lo que hace que su muerte prematura sea una cosa demasiado mala para ellas”.
De acuerdo a la explicación de Marquis, lo erróneo del acto de matar lleva directamente a una “prima-facie”, esto es, una evidencia que es suficiente para plantear una presunción o hecho para establecer el hecho en cuestión, a menos que este sea refutado. Esto se refiere a que es suficientemente evidente que matar a niños y bebés es algo erróneo, porque se deduce que ellos tendrán también un futuro de valor. Puesto que es incorrecto matar a niños y bebés indefensos, es importante que una teoría que se apoye en esto haga valer el argumento anterior respecto al aborto.
Por otro lado —manifiesta el profesor— las teorías tradicionales acerca del aborto, tales como la que apela a la “santidad de la vida” (pro-vida) y la que aduce que “el feto no es una persona” (pro- aborto), en relación con lo erróneo del acto de matar, no pueden sostenerse directamente ante la evidencia abrumadora de lo erróneo que es matar niños y bebés. Por tanto, para tener un efecto convincente, tales proposiciones deben de incluir explicaciones que tomen en consideración la índole errónea de matar a niños y bebés.
“La plausibilidad de esa teoría, que es más adecuada, parece ser más una intención de cómo uno quisiera desesperadamente que esas teorías fueran efectivas. La creencia de que la principal característica que hace el matar ser algo injusto y equivocado, o sea, la pérdida de un futuro valioso para la víctima, debe de atribuirse por igual a lo erróneo que es matar niños y bebés.” Y eso, de acuerdo al profesor de filosofía, hace que sea obvio que ésta teoría tenga aún más mérito.
Lee aquí el ensayo completo Don Marquis, Por qué el aborto es inmoral
* Marquis, Don. Why Abortion is Immoral, The Journal of Philosophy, vol. 86, no. 4 (April 1989)
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