(Phoenix, Arizona) — Entre la soledad del Cementerio Histórico Goodyear Farms existen incontables voces deseosas de narrar una historia. Son las voces silenciosas pero verdaderas de los hombres, mujeres y niños que están sepultados en este lugar de reposo para los difuntos, un camposanto que paradójicamente se resiste a morir.
Esta historia no es solamente el relato histórico de un hombre que vino desde Akron, Ohio a Arizona en busca de una tierra ideal para cultivar un tipo especial de algodón durante la Primera Guerra Mundial. Ni es sólo acerca de cómo el desierto de Arizona, al que alguna vez un topógrafo llamó tierra “sin valor”, llegó a ser una rica comarca llena de casas, negocios y tierras de labranza.
Esta también es la historia aún incompleta de los campesinos que con su afanosa labor contribuyeron a transformar un lugar inhóspito poblado de escorpiones y lagartijas y revestido de arbustos de artemisa y cactáceos en fértiles y productivos campos de algodón.
Localizado aproximadamente a 20 millas al oeste del centro de Phoenix y rodeado de docenas de casas nuevas, el Cementerio Histórico Goodyear Farms, también conocido como Cementerio Pionero, permanece hoy como vestigio de una importante era agrícola. Hace poco más de 90 años, esta llegó a ser una vasta área dedicada al cultivo de algodón de alta calidad usado como fibra textil en la fabricación de llantas de la Compañía Goodyear de Llantas y Caucho (Goodyear Tire and Rubber Company).
Los sembradíos desaparecieron paulatinamente bajo la propagación del desarrollo habitacional y comercial, dejando al cementerio enclavado dentro de una área residencial grande, luchando por no desaparecer como los campos algodoneros que lo establecieron, y pendiendo de la historia de Arizona.
Inicios del cementerio pionero
La historia comienza en el umbral de la incorporación de Arizona a la Unión, para entonces el estado número 48º. de los Estados Unidos. En 1916, la Gran Guerra estaba en su segundo año, y el surgimiento del neumático así como la demanda del algodón necesario para fabricarlo forzó a Estados Unidos a buscar dentro de su propio territorio maneras de cómo cultivar la variedad conocida como algodón de fibra larga, del que ya no pudieron obtener las mismas cantidades de las Islas del Mar (próximas a las costas del Estado de Georgia) a causa de los estragos de la plaga del gorgojo algodonero, ni tampoco exportarlo desde Egipto a causa de la actividad de los submarinos alemanes durante las hostilidades.
La situación creó un desafío para la Compañía Goodyear de Llantas y Caucho y una oportunidad para el nuevo estado de Arizona. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés) había conducido experimentos en el área del Valle del Río Salado en Arizona, los que revelaron que existían condiciones climáticas y propiedades de la tierra arizonense similares a aquellas en Egipto. La USDA instó a un ejecutivo de Goodyear a que viajara a Arizona desde Akron, Ohio, para que viera la tierra por sí mismo. Paul W. Litchfield fue ese hombre, quien llegó a la conclusión de que verdaderamente la tierra en Arizona era adecuada para cultivar y cosechar el algodón de fibra larga, análogo al de Egipto.
Para lanzar su emprendedora y visionaria misión agrícola, Litchfield fundó una subsidiaria llamada Compañía Algodonera del Suroeste (The Southwest Cotton Company). La compañía llantera Goodyear adquirió miles de acres de tierra cultivable y en 1917 se dispuso a convertirla en una grande y exitosa operación de siembra y cosecha de algodón. De esta manera, las actividades agrícolas algodoneras con el tiempo darían a esta área una identidad distintiva y la transformarían profundamente, no solamente en materia geográfica, sino también económicamente y culturalmente. Y así, la cultura del algodón comenzaría a darle forma a esta área de Arizona central.
En términos de recursos humanos, la recién formada Compañía Algodonera del Suroeste reclutó a un escuadrón de 2,000 hombres para efectuar el dificultoso trabajo de transformar el autónomo desierto en disciplinados campos agrícolas. La mayoría de estos nuevos empleados eran campesinos traídos del país de México mientras que otros eran indígenas nativos de Norteamérica. No solamente la Primera Guerra Mundial transcurría; la Revolución Mexicana (1910- 1920) estaba en su apogeo, y miles de personas emigraban a los Estados Unidos para escapar de esta guerra civil. Es muy probable que la nueva operación algodonera también atrajera una buena cantidad de migrantes que llegaron por sí mismos a Arizona huyendo de México en ese tiempo de revuelta.
Esta fuerza laboral pionera compuesta de mexicanos e indios norteamericanos, valiéndose de más de mil mulas y poco más de una docena de tractores operados con gasolina y equipados con llantas de hierro, se entregaron a la pesada tarea de nivelar los campos en el desafiante desierto de Arizona. Parte de su trabajo consistió en sacar la vegetación desértica natural, arar la tierra y cavar canales de irrigación para traer a los sembradíos el agua necesaria desde el Río Agua Fría, corriendo unas millas al sur. Es fácil afirmar que estos trabajadores laboraron muy esforzadamente para ganarse de $1.00 a $2.50 dólares al día como pago.
Alrededor de este tiempo, la compañía Goodyear también estableció un lugar para albergar a estos campesinos en un campamento grande al que se le conoció como “Algodón”, y cuando se reubicó después en otro sitio se le llamó “Agua Fría”. Al área entera de cultivo se le llamó Parque Litchfield, y el campamento de los trabajadores estaba ubicado en el centro.
Los primeros 3,500 acres de tierra que fue preparada para la plantación inicial produjeron una cosecha reportada de 119,750 kilogramos de algodón fino en el invierno de 1917-1918. La cantidad de algodón se elevó a 3,054 491 kilos de algodón de fibra larga grado listón azul el año siguiente. La gran producción de algodón se había puesto en movimiento.
Con su esforzado trabajo, estos campesinos llegaron a ser sin lugar a dudas una parte importante del desarrollo económico y agrícola de Arizona, y asimismo contribuyeron a las demandas de la guerra. El registro histórico obviamente indica que la Compañía Algodonera del Suroeste buscó contratar mano de obra barata, así como una fuerza laboral que estaba a su alcance y en proximidad a la operación agrícola. No obstante, ellos contrataron manos trabajadoras, hábiles y diestras.
Al exportar a esta fuerza laboral extranjera a Arizona, la Compañía Algodonera del Suroeste también jugó un papel en crear patrones de inmigración socioeconómicos y laborales hacia los Estados Unidos. Dentro del contexto del actual debate sobre inmigración en Arizona, y en otras partes de Estados Unidos, la historia nos puede prestar servicio para entender asuntos sociales como la inmigración indocumentada en Arizona.
En última instancia, el caso de las plantaciones Goodyear comprueba la necesidad histórica de trabajadores migrantes, así como de un mecanismo que les permita venir a trabajar y retornar a sus hogares dentro de un marco legal. Hoy en día, el Buró Agrícola de Arizona cita como una prioridad la necesidad de una reforma de visas de trabajo y de trabajadores inmigrantes, aún durante la recesión.
La gran pandemia de la gripe de 1918 y el establecimiento del cementerio
Mientras la Primera Guerra Mundial se encontraba en sus ofensivas finales y acercándose a su fin, en marzo de 1918 una devastadora pandemia de influenza (también conocida como Gripe Española) comenzó a propagarse por todo el mundo. De acuerdo a datos disponibles, la mayoría de las víctimas fueron adultos jóvenes saludables. La pandemia duró hasta junio de 1920, y se calcula que de 30 a 50 millones de personas murieron, mientras que 500 millones fueron infectadas por el virus. Un número estimado de 675,000 de estadounidenses se contaron entre los muertos. Al final, más ciudadanos norteamericanos murieron víctimas de la Gran Pandemia que los que murieron durante la Primera Guerra Mundial.
De acuerdo al Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS por sus siglas en inglés), la influenza brotó en Arizona a finales de septiembre de 1918, propagándose muy probablemente desde Phoenix hacia el resto del estado. Para la primera semana de noviembre, funcionarios de salud estaban agobiados ya que las muertes a causa de esta epidemia eran cuatro veces más que el promedio anual de Arizona. Después de que la influenza llegó a su punto más alto, la fatal enfermedad declinó gradualmente a finales del otoño y principios del invierno. Hacia finales de la primavera de 1919, la pandemia comenzó a disiparse en Arizona.
Datos históricos establecen que los campamentos de trabajadores fueron particularmente golpeados con fuerza por la pandemia, debido a las pobres condiciones sanitarias que existían en aquel tiempo. En respuesta al número de trabajadores y miembros de sus familias que se dice fallecieron como consecuencia de la pandemia, la Compañía Algodonera del Suroeste estableció un área dentro del campamento para ser usada como cementerio. De acuerdo a las fechas provistas por la HHS acerca del tiempo en que el virus brotó, es probable que este cementerio pionero se haya establecido durante los últimos meses de 1918.
No existen, que se sepa, registros disponibles para determinar cuántos trabajadores en los campos de cultivo de la compañía Goodyear que murieron a causa de la pandemia fueron sepultados en ese cementerio, al que en la actualidad se le conoce como Cementerio Histórico Goodyear Farms o Cementerio Pionero. Los nombres de muchas personas que están ahí enterradas así como las fechas de su muerte probablemente permanecerán sin conocerse, debido a que un gran número de lápidas carecen de información escrita sobre ellas hoy en día. Quizás exista en algún lugar un registro que identifique los restos mortales por ubicación dentro del cementerio.
Vientos de cambio para el cementerio pionero
Los campos de siembra de algodón han desaparecido progresivamente a través de los años y junto con ellos los campamentos de los trabajadores. Después de que las operaciones de los campos de cultivo de Goodyear cesaron sus actividades agrícolas, la compañía Westinghouse adquirió los 12,000 acres, incluido el terreno del cementerio, para llevar a cabo planes de desarrollo habitacional y comercial.
El desarrollo de viviendas y comercial seguramente borró muchos posibles remanentes del paisaje agrícola que caracterizó esta área de las tres ciudades de Avondale, Litchfield Park y Goodyear. El cementerio pionero sobrevivió; permanece hoy delimitado por docenas de casas dentro de una preponderante área residencial.
En la actualidad, el Cementerio Histórico Goodyear Farms es un panteón activo, el cual después de que Westinghouse tomara posesión del mismo fue asignado al cuidado de la Compañía de Desarrollo SunCor, una corporación de desarrollo y construcción. Por más de 20 años desde que se adquirió la propiedad original del Rancho Litchfield en 1987, SunCor ha administrado el Cementerio Histórico Goodyear Farms de manera no lucrativa y como panteón privado.
Dentro del contexto de la actual crisis financiera, SunCor ha solicitado al gobierno de la Ciudad de Avondale que tome posesión del panteón y que lo administre por su cuenta. Sin embargo, la recesión económica también ha afectado el presupuesto de la Ciudad de Avondale, la cual reconoce también su falta de experiencia administrando un cementerio. La petición de SunCor incluye un fondo de fideicomiso de $244,000 dólares para ser usados en la operación del cementerio pionero. El Concilio de la Ciudad decidirá el asunto en mayo de 2010.
“Aquí hay historia”
Un pequeño cementerio enclavado en el área residencial que reemplazó los campos de cultivo y la cultura del algodón no tiene por qué ser un problema grande. La oportunidad de celebrar la historia y reafirmar las raíces agrícolas y laborales no está enterrada, sino a la mano. El Cementerio Histórico Goodyear Farms o Cementerio Pionero aún está ahí, no ha desaparecido como los campos de algodón, y su historia aún no se ha perdido por completo. Existe mucho trabajo por hacer, pero tanto los eruditos como los laicos pueden llevar a cabo ese trabajo.
El sábado 10 de abril, el Ballet Folklórico Esperanza, una organización cultural sin fines de lucro que promueve danzas regionales mexicanas, tuvo un evento de limpieza del Cementerio Histórico Goodyear Farms. Al Soria y su esposa Kathi administran el grupo de baile y ayudan a mantener de manera voluntaria el cementerio, dijo sentirse complacido de ver que familias de diferentes grupos étnicos asistieron al evento de limpieza del cementerio.
“Pasamos la voz en la comunidad, “¡Oigan!”, es un cementerio histórico, tiene mucha historia,” comentó Soria. “Nadie se detuvo a preguntar: ¿Cuál historia? Ellos simplemente dijeron “es histórico, aquí hay historia, vamos a preservarlo y vamos a limpiarlo, y a estar orgullosos de él”.
Aunque el destino del Cementerio Histórico Goodyear Farms es aún incierto, lo dicho por Soria es verdadero, ya que seguramente tomaría más reconstruir la historia en el futuro de lo que tomará preservarla en el presente.
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