En la cosmovisión de los mexicas de Tenochtitlan, la fauna nativa que les rodeaba llegó a jugar un papel preponderante tanto en su vida común como en sus rituales religiosos, en particular el águila real.
De hecho, en esta ave se basa la leyenda sobre la fundación de Tenochtitlan, la capital del imperio azteca. Según la narración mitológica, los mexicas peregrinaban de un lugar a otro tratando de encontrar un águila sobre un nopal que devoraba a una serpiente.
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Así se lo habían indicado sus deidades a los sacerdotes de esta tribu errante, que en ese lugar exacto donde encontraran esa escena deberían edificar su ciudad.
El águila devorando a la serpiente fue ubicada, según esta leyenda, en el centro del gran lago de Texcoco. En 1325 los mexicas fundan Tenochtitlan ―El tunal divino donde está Mexitli― en ese lugar, y su poderoso imperio se extiende desde ahí.
Los trabajos de investigación recientes por expertos del Proyecto Templo Mayor del Instituto Nacional de Antropología e Historia (PT M-INAH) están contribuyendo a pintar un cuadro más detallado del papel ritual que el águila real jugaba dentro del Recinto Sagrado de Tenochtitlan, cuyo epicentro era el Templo Mayor.
En la actualidad, esta mítica como emblemática ave de caza está bajo protección ambiental de México a fin de propagar su reproducción y evitar su extinción. Se cree que hace cinco siglos, la presencia del águila real en el centro y norte de México abundaba, lo que permitía que los nativos se apoderaran de esta valiosa ave para diversos fines.
Presencia del águila real en ruinas del Templo Mayor
La excavación de las ruinas del Templo Mayor a partir de 1978, tras el insólito hallazgo del monolito Coyolxauhqui, han desenterrado a través de cuatro décadas evidencia del carácter ritual otorgado por los mexicas a esta codiciada ave.
Registros históricos y recientes confirman que tras ser capturadas, las águilas eran llevadas a Tenochtitlan, en donde eran puestas en jaulas. La evidencia arqueológica señala que las águilas eran puestas bajo el cuidado de individuos dedicados a esta tarea.
En las ruinas del Templo Mayor se han encontrado los restos óseos, completos e incompletos, de 45 águilas reales.
Los esqueletos de águila real se ubicaron en 27 ofrendas. Más de 200 ofrendas han sido excavadas en el marco del Proyecto del Templo Mayor y del Programa de Arqueología Urbana.
Los huesos de esta ave se encontraron en la plataforma del Templo Mayor, en el Edificio A, la Casa de las Águilas, el Templo Rojo Sur y en la Plaza Oeste.
Los trabajos arqueológicos han revelado que los restos óseos completos de águilas fueron enterrados en la plataforma del Templo Mayor, y, principalmente, en la Plaza Oeste.
El uso del águila real para fines rituales fue mayor en el periodo previo a la llegada de los conquistadores españoles, entre los gobiernos de los tlatoanis Ahuízotl y Moctezuma Xocoyotzin, de 1486 a 1520, aunque la presencia de restos de esta ave rapaz se han confirmado en ofrendas desde la etapa constructiva del Templo, relacionada a al mandato de Axayácatl, entre 1469 y 1481.
Se sabe también que ejemplares de águilas reales vivas se usaban como pago de tributo a los mexicas.
El águila real ha sido un emblema para la historia de México desde su fundación, por tanto, no es de extrañar que esta ave se haya convertido desde hace siglos en el escudo nacional.
La bandera de México evoca aquella leyenda de un águila parada sobre un nopal mientras devoraba una serpiente, y así la señal de los aztecas sobre el lugar donde fundar su ciudad, Tenochtitlán, se convirtió en el símbolo de identidad más fuerte para los mexicanos.
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