(Mesa, Arizona) — A medida que se acercan las elecciones presidenciales de 2024, la crisis de vivienda destaca como uno de los temas más urgentes para millones de personas en Estados Unidos.
El aumento vertiginoso de los precios de la vivienda, una escasez grave de opciones asequibles y un nivel récord de personas sin hogar han elevado el problema de un desafío crónico a una emergencia nacional que exige atención inmediata.
La crisis está impulsada por el alza de los precios de viviendas y alquileres, que siguen superando el crecimiento de los salarios. Hoy en día, una de cada tres familias gasta más del 30 % de sus ingresos en vivienda, lo que las clasifica como “económicamente agobiadas”.
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Con un déficit de millones de unidades de vivienda asequible—especialmente en zonas urbanas y suburbanas—los candidatos en la contienda de 2024, la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump, presentan planes distintos para abordar esta compleja problemática. Ambos priorizan la crisis de vivienda, pero cada uno ofrece un enfoque fundamentado en su propia filosofía económica y regulatoria.
La propuesta de Kamala Harris: accesibilidad y protección para inquilinos
La vicepresidenta y candidata presidencial demócrata Kamala Harris propone una estrategia amplia para abordar la crisis de vivienda, enfocándose en mejorar la accesibilidad y aumentar la protección para los inquilinos. Su plan central es construir tres millones de viviendas en los próximos cuatro años, con un énfasis en viviendas iniciales. Harris tiene la intención de incentivar a los desarrolladores con beneficios fiscales dirigidos a la construcción de vivienda asequible en áreas donde la demanda de vivienda es más alta.
Además, Harris aboga por una importante asistencia para el pago inicial a compradores de vivienda por primera vez. Su propuesta incluye hasta 25 mil dólares en apoyo, con el objetivo de beneficiar a más de cuatro millones de nuevos propietarios durante su primer mandato.
El plan también incluye la expansión de la asistencia para el alquiler y el fortalecimiento de las leyes de vivienda justa para evitar abusos por parte de grandes corporaciones propietarias de viviendas.
Con un fondo propuesto de 5 punto 5 mil millones para la vivienda asequible y la prevención de la falta de hogar, el enfoque de Harris prioriza el apoyo a las comunidades más vulnerables.
Los críticos argumentan que, si bien las propuestas de Harris son bien intencionadas, podrían aumentar involuntariamente la crisis de vivienda al incrementar la demanda y posiblemente hacer que los precios suban aún más.
Algunos economistas advierten que su programa de ayuda para el pago inicial podría generar inflación en los precios de las viviendas si la oferta no cubre el incremento en la demanda.
Además, aunque Harris señala a los grandes propietarios corporativos como un factor significativo en la crisis, algunos expertos sostienen que estas entidades también juegan un papel importante en la expansión de la oferta de alquileres, y que señalarlos podría limitar las opciones de vivienda.
La campaña de Harris-Walz lanzó un nuevo anuncio el lunes, destacando el plan de Kamala Harris para hacer la vivienda más asequible como parte de un esfuerzo de campaña de $370 millones, con el objetivo de conectar con una amplia audiencia en Arizona.
La propuesta de Donald Trump: desregulación y énfasis en viviendas unifamiliares
La estrategia del expresidente y candidato presidencial republicano Donald Trump se centra en eliminar las barreras regulatorias para impulsar la construcción de viviendas, complementado con recortes de impuestos diseñados para dinamizar el mercado de vivienda.
Su plataforma argumenta que las regulaciones existentes dificultan la labor de los desarrolladores y frenan el crecimiento de la oferta de vivienda. Al simplificar las reglas de zonificación y reducir la burocracia, Trump cree que se puede acelerar la construcción de viviendas, en particular de viviendas unifamiliares.
El plan de Trump también incluye la reducción de impuestos a la propiedad y la implementación de incentivos fiscales específicos para constructores de viviendas. Un componente clave de su propuesta es la reducción de la inmigración ilegal, afirmando que esto disminuiría la presión sobre la demanda de vivienda, aunque el vínculo entre inmigración y costos de vivienda es debatido. Su énfasis en viviendas unifamiliares coincide con su apoyo a políticas de zonificación exclusiva, lo que permite a los gobiernos locales tener más control sobre los tipos de construcción en sus comunidades.
Las propuestas de Trump también han recibido críticas, ya que algunos temen que la desregulación lleve a un desarrollo sin control que podría dañar el medio ambiente y poner en riesgo la infraestructura local.
Si bien el enfoque en viviendas unifamiliares atrae a algunos votantes, otros consideran que limita las opciones de vivienda asequible que podrían lograrse mediante unidades multifamiliares, una medida vista como esencial para satisfacer las necesidades de vivienda en las zonas urbanas.
Dos visiones, una crisis de vivienda
La crisis de vivienda ha inspirado planes distintos de Harris y Trump, cada uno reflejando sus respectivas ideologías políticas. El plan de Harris resalta la accesibilidad y la protección para los inquilinos, con el objetivo de expandir la propiedad de vivienda y proteger a los arrendatarios, aunque algunos argumentan que podría profundizar el desequilibrio entre oferta y demanda.
El enfoque de Trump se basa en la desregulación y los incentivos de mercado, buscando acelerar la construcción y mantener la autonomía en la zonificación local, pero también plantea inquietudes sobre los riesgos ambientales y la limitación del crecimiento de la vivienda asequible.
Al final, los votantes enfrentan la decisión entre dos visiones contrastantes para abordar la crisis de vivienda: una que prioriza la intervención gubernamental para aumentar la accesibilidad y proteger a los inquilinos, y otra que se basa en soluciones impulsadas por el mercado y la reducción de la regulación para estimular la construcción.
Ambos candidatos reconocen la gravedad de la crisis de vivienda, pero divergen en cuanto a sus soluciones, reflejando un debate más amplio sobre el papel del gobierno frente a las fuerzas del mercado.
El futuro de la vivienda en Estados Unidos depende de las decisiones que se tomen en estas elecciones, con los votantes determinando qué camino puede abordar mejor la necesidad urgente de una vivienda asequible y sostenible.
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