Criminalización de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos

Santana Batiz Aceves, "El Violador de Chandler", es un terrible ejemplo que resulta contraproducente para los inmigrantes trabajadores honestos. Foto de fichaje policial
Santana Batiz Aceves, "El Violador de Chandler", es un terrible ejemplo que resulta contraproducente para los inmigrantes trabajadores honestos. Foto de fichaje policial
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(Phoenix, Arizona) — El tema de la criminalización de inmigrantes indocumentado en Estados Unidos ha aumentando al mismo ritmo que nuevas leyes federales o estatales buscan maneras de convertir en un crimen el simple acto de pisar suelo estadounidense sin tener documentos legales.

Uno de los ejemplos más recientes de esta estrategia del gobierno es la ley de inmigración de Arizona conocida como SB1070, la cual buscaba convertir en un crimen la presencia de indocumentados en el estado. La ley entró en vigor parcialmente el 29 de julio, pero una jueza federal evitó que la disposición que hubiera convertido virtualmente en criminal a toda persona sin papeles en Arizona fuera implementada.


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Dentro de la sociedad de Estados Unidos existe un aspecto basado más en la propaganda que en la realidad que busca representar al inmigrante mexicano o de otros países de América Latina como criminal. Y mientras la idea general de un criminal es la de un asesino, un violador o un asaltante de bancos, ¿se puede considerar a un trabajador sin documentos legales que busca mejorar su situación económica en otro país como un criminal?

El simple hecho de buscar trabajo, aunque sea sin autorización o permiso de un gobierno extranjero, no constituye en sí mismo a una persona en criminal. La necesidad de ganarse la vida honradamente para mantenerse a sí mismo y a una familia es sin lugar a dudas un aspecto digno de respeto.

Sabemos que existen leyes y reglamentos establecidos para ingresar a todos los países del mundo. Si un ser humano viola dichas leyes en su afán de encontrar trabajo, este no se convierte automáticamente por esa razón en un criminal. No de la misma manera que se le considera criminal a una persona que comete un acto premeditado catalogado en cualquier parte del mundo como crimen. Por delitos criminales entendemos actos como privarle la vida a una persona, robar la propiedad ajena, o cometer algún otro delito que no es civil sino criminal.

Ahora bien, un criminal puede ser cualquier persona. En el caso de inmigrantes en Estados Unidos, existen incontables casos de individuos extranjeros que ya cuentan con papeles legales o incluso ya obtuvieron la ciudadanía por naturalización, que cometen crímenes como el robo, el fraude, la violación o cualquier otro tipo de actividad considerada por las leyes como tal. Inclusive, algunos han perdido su estatus de residentes legales y luego han sido deportados por haber cometido ciertos crímenes.

También existen innumerables casos de inmigrantes que aún sin tener documentos que los autoricen a vivir y a trabajar en Estados Unidos –lo que constituye un delito civil de la ley federal de migración– que aparte de haber entrado, permanecido y trabajado sin permiso del gobierno, obedecen las leyes generales del país, de un estado o una ciudad. Desde luego que existen todo tipo de casos. Estar legal o no en el país no tiene que ver necesariamente con cometer crímenes graves, como atropellar y matar a una persona mientras la persona manejaba un vehículo en estado de ebriedad. Inmigrantes, legales o no, que cometen un crimen en contra de las leyes establecidas de cualquier país pueden ser considerados como criminales si mediante un proceso legal así se demuestra.

Si existen pruebas, testigos, evidencia, y se somete a un individuo a un proceso legal justo y humano, y si dicha persona es declarada culpable de haber cometido el crimen o crímenes mediante el veredicto de un jurado y la sentencia de un juez, se le catalogará como un criminal.

No se debe negar o tratar de soslayar el hecho de que miles de personas que entraron sin papeles a Estados Unidos también cometen todo tipo de crímenes. Eso equivaldría a tratar de tapar el sol con un dedo. Pero es indispensable aclarar que existe el trabajador sin papeles que en base a su carácter moral busca tener un buen comportamiento y obedecer las leyes justas del país que buscan el bienestar y la seguridad de toda la ciudadanía. Su único “delito”, por así llamarlo, es su precaria condición económica y su inhabilidad de encontrar trabajo en su país de origen.

El caso del “Violador de Chandler”

También existe el extranjero que con papeles o no comete crímenes circunstanciales o premeditados. Podemos citar el caso reciente de un inmigrante indocumentado que llegó a ser conocido como “El Violador de Chandler” cuando era buscado por la policía, debido a que sus delitos los cometió en la ciudad de Chandler, Arizona.

El nombre de este sujeto es Santana Batiz Aceves, de 42 años de edad y originario de Sinaloa, México. Recientemente se declaró culpable de violar a varias jovencitas adolescentes. Batiz Aceves, quien trabajaba como operador de equipo pesado, ya había sido deportado tres veces por cometer crímenes en Sacramento, California, antes de cometer las violaciones sexuales en serie que condujeron a su arresto en Arizona.

El ejemplo Batiz Aceves no implica que por haber sido indocumentado se le considere un criminal. El hecho de haber estado sin autorización en el país tampoco hace aún peor el crimen, pues violadores con documentos y ciudadanos también los hay, pero sus crímenes sirven como un volátil combustible para intensificar el fuego de la propaganda anti-inmigrante de quienes tratan de representar a todos los inmigrantes como criminales.

La verdad es que un criminal no está limitado o predeterminado por un estatus legal. Un criminal es un criminal en cualquier país que se penalice un acto como crimen, pero muchas personas usan los peores casos, como el de “El Violador de Chandler”, para expresar su racismo y odio en contra de todo inmigrante, particularmente hacia aquellos extranjeros provenientes de América Latina.

La criminalización de inmigrantes indocumentados y la propaganda 

Existen también muchos ejemplos de inmigrantes que estando indocumentados cumplen con las leyes de una sociedad, esto a pesar de estar conscientes de haber ingresado al país sin permiso. Son personas trabajadoras que buscan ganarse la vida de la manera más honesta posible y que contribuyen positivamente a la comunidad en donde viven. Mantienen a sus familias, se involucran en actividades cívicas o deportivas, y son miembros de grupos o iglesias que promueven las buenas morales y el respeto a las leyes.

Decir que este tipo de individuos son criminales por el hecho de buscar un sustento en un país que no es el suyo y sin tener un documento que los autorice a trabajar legalmente, es injusto y tan falso como decir que un violador como Batiz Aceves, quien se declaró culpable y fue sentenciado a 168 años de prisión, no es un criminal.

En el contexto de la creciente criminalización en contra de trabajadores indocumentados, es necesario combatir la maquinaria propagandística que opera en la sociedad estadounidense con el fin de tipificar como criminales a todos los inmigrantes solamente por el simple hecho carecer de un estatus legal.

Al refutar esas falacias tampoco se puede ignorar la realidad de que muchos inmigrantes cometen crímenes como el tráfico de drogas, de seres humanos, el robo de identidad o el fraude. Lo anterior sería una forma de propaganda a la inversa. Por tanto, quienes de una manera u otra hablan a favor de los inmigrantes deben de esforzarse en demostrar mediante la abundante evidencia y la verdad que la gran mayoría de ellos contribuyen positivamente a la sociedad estadounidense.

© 2010 – 2023, Eduardo Barraza. All rights reserved.

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